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Seungmin salió apresurado de casa con la esperanza de llegar temprano a clases y encontrarse con Hyunjin ahí para poder hablar de lo sucedido. La sorpresa llegó cuando pasaron los minutos, las clases iniciaron y no había señal de él, tampoco de su hermana.

La semana transcurrió así, sin la presencia de los Hwang cosa que hizo a sus amigos preocuparse pues tampoco atendían sus llamadas o mensajes.

Seungmin estaba muy molesto. Entendía que Jaebeom no quisiera que Hyunjin y él estuvieran juntos, pero porqué alejarlo también de sus amigos y porqué unir a Yeji a todo eso cuando no tenía la culpa.

Wonpil le dijo que el viernes por la tarde se reunirían para cancelar la unión entre ambas empresas y que ahí intentarían hablar con el y hacerlo recapacitar. Esperaba que todo saliera bien.

Hyunjin estaba encerrado en su habitación al igual que su hermana. Ninguno tenía aparatos electrónicos cerca y estaba prohibido salir de su habitación a menos que fuera necesario, tampoco podían utilizar el teléfono de la casa para hablar con nadie. Eran prisioneros en su propia casa.

También, Jaebeom había decidido firmar los papeles de divorcio que Seulgi le había entregado. Luego de que las cosas con los Kim se arreglaran ellos iniciarían sus tramites de divorcio. Jaebeom tenía planeado mudarse a Japón luego de eso y llevar a Hyunjin consigo para que se hiciera cargo de la empresa desde allá, Yeji lo haría desde Corea.

El ambiente en esa casa nunca fue muy bueno y ahora todo estaba por los suelos.

Hyunjin estaba tirado sobre su cama mirando al techo. Extrañaba a Seungmin, lo extrañaba demasiado y dolía el no poder verlo. Necesitaba estar con él porque él lo había sentir lleno. Seungmin era la uh mia persona que lo había hecho sentirse feliz, especial, tranquilo, querido y todas las emociones positivas que podrían existir. Y ahora su estúpido padre los había separado.

Unos suaves toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos. La imagen de su cansasa madre apareció.

—¿Cómo estas? — pregunto la mujer.

—No lo sé... ¿cómo estás tú? Te ves cansada.

—Estoy bien, tranquilo. — dijo acariciando su rostro. —Toma, te traje esto. — saco del bolsillo de su pantalla su celular.

—Es tu celular ¿para qué me lo das?

—Puedes hablar con Seungmin desde aquí.

—Papá se va a enojar.

—Tu padre no tiene por que saberlo. — bufo.

—Gracias.

Seulgi asintió y le dijo que regresaría por el aparato en unos minutos más.

Hyunjin agradecía el haber aprendido el número de Seungmin.

Marco a su novio y luego de esperar unos cuantos pitidos respondió.

¿Hola? ¿Quién habla? — el simple hecho de escuchar su voz lo hizo sonreír.

—Seungmin...

¡Oh, por dios! ¡Hyunjin! ¿Estas bien? Lamento no haber hecho algo antes de que tu padre me corriera de tu casa.

—Estoy bien, tranquilo. Tengo que contarte unas cuantas cosas.

Hyunjin se encargó de contarle los planes de su padre de llevarlo a Japón luego del divorcio con su madre, entonces Seungmin le dijo que no pasaría nada de eso porque sus padres hablarían con Jaebeom para aclarar todo.

—Espero que los escuché, no quiero que te aleje más de mi.

—No lo hará, Jinnie, lo prometo.

—Te quiero. — dijo de repente. Al otro lado de la línea había un Seungmin sonrojado y con el corazón acelerado.

—Yo también te quiero.

Seulgi apareció diciendo que necesitaba el celular y luego de una despedida colgaron y esperaron a que el siguiente día llegara. Todo tenía que salir bien.

Por fin era viernes y los Kim estaban por llegar. Wonpil decidió que Seungmin no iría a la reunión a pesar de las quejas de este. No quería que volvieran a lastimar a su hijo.

Cuando llegaron, Seulgi los recibió amablemente, todo lo contrario a Jaebeom.

Cancelaron todo, con abogados presentes. Se llegó al acuerdo mutuo de que nadie pagaría nada y nadie presentaría ningún tipo de cargos.

Cuando Hwang ya daba por terminado todo, Wonpil dijo que aún tenían algo de que hablar.

—Lo que hizo con Hyunjin y Seungmin no estuvo bien. No estoy de acuerdo con que los quiera separar.

—Pues yo no estoy de acuerdo con lo que hacen y usted no es nadie para decirme que hacer y como educar a mi hijo. — gruño Jaebeom.

—Tiene razón, pero usted tampoco puede ponerle una mano encima al mío y tratarlo como su fuera basura.

—Pues no lo haré a menos que lo vea cerca de Hyunjin, y como ya no será posible porque lo llevaré conmigo a Japón no tiene que preocuparse por su mocoso.

—No vas a llevarte a Hyunjin a ningún lado. — interrumpió Seulgi. — También es mi hijo, y como todavía es menor de edad me concierne e importa tanto como a ti lo que él haga, y no lo vas a llevar a Japón.

—Tiene una empresa que manejar.

—Yeji puede sola.

—No, no es cierto, es responsabilidad de ambos.

—Es responsabilidad de quien la quiera tomar. — alzo la voz sorprendiendo a su esposo. — Hyunjin ya no se va a hacer cargo de la empresa si él no quiere pero aún así te harás cargo de mantenerlo, le dejarás la empresa solamente a Yeji, a ambos les dejarás su respectiva herencia porque aunque tu y yo ya no estemos casados siguen siendo tus hijos, Hyunjin se quedar aquí conmigo, tu te irás de esta casa y si no me haces caso a todo esto te demando por violencia familiar y me voy a hacer cargo de que te hundas.

Todos se sorprendieron ante la actitud de Seulgi. Ella siempre había sido un poco fría, pero jamás se había molestado tanto como ahora.

—Esta bien — acepto Jaebeom. —, pero no te quejes cuando veas que tus hijos son unos malcriados.

Abandono la sala a pasos molestos.

—Nunca te imagine así. — dijo Nayeon.

—Ni yo. — soltó un suspiro. — Pero ya era momento de ponerlo en su lugar. Lamento la manera en la que trato a Seungmin, yo no hice nada porque estaba aterrada y confundida.

—No es tu culpa. — la consoló Nayeon.

Hyunjin y Yeji bajaron las escaleras corriendo para abrazar a su mamá.

—Eso fue increíble, la cara de molestia y derrota de papá fue lo mejor. — dijo Hyunjin.

—¿Jin ya no se irá a Japón? — pregunto Yeji.

—No, ya no lo hará.

Ambos hermanos se abrazaron contentos por la noticia. Querían ver a sus amigos y decirles que toda ese pequeña y horrible pesadilla ya había terminado.

Ataraxia › HyunminWhere stories live. Discover now