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Hyunjin se levantó a la misma hora de siempre, e hizo lo que siempre hacía: colocarse su uniforme, desayunar, lavarse los dientes y subir al auto de su madre para ir a la escuela junto a su hermana.

ㅡ¿Este año si entrarás al grupo de animadoras, cariño? ㅡpregunta su papá desde el asiento del copiloto a Yeji.

ㅡNo lo sé, padre; no es algo que me interese. ㅡrespondió sin despegar la mirada de su libro.

ㅡ¿No te marea leer dentro del auto? ㅡ le pregunta Hyunjin a la menor. Si fuera él, seguramente ya estaría vomitando.

ㅡAl menos se toma el tiempo de leer. ㅡle contesta su madre dando un pequeño vistazo por el retrovisor. ㅡ ¿Tu que haces además de pasartela con tu cámara todo el tiempo? ㅡcuestiona la mujer.

Si bien, Hyunjin no obtenía malas notas, a los ojos de sus padres le faltaba mejorar demasiado académicamente; ellos se sentían más orgullosos de su melliza que de él. Yeji siempre fue mejor que él en todo, promedio escolar perfecto, reputación escolar perfecta, modales perfectos, todo en ella era perfecto; pero él no, el se había metido en unos cuantos problemas en el pasado, su promedio no era de diez y de vez en cuando se comportaba de "manera incorrecta" según sus progenitores.

Lo que su familia no entendía era que a él le importaban poco todas esas cosas, su sueño era convertirse en un fotógrafo reconocido por todo Seúl; pero claro, para sus padres la empresa era prioridad. Él sabía que no era necesario para continuar con los negocios en el futuro, Yeji lo haría muy bien sola y sus padres no tenían pensamientos machistas que le impidieran a ella ser la única cabeza de la compañía (o eso creía); lo que si pensaban era que ambos merecían el mismo reconocimiento en todo, en todo y por igual; tanto así que siempre lo que hacía uno lo tenía que hacer el otro. Gracias a los señores Hwang, Hyunjin y Yeji eran realmente el estereotipo perfecto de un par de mellizos: igualdad y perfección en ambos.

Cuando por fin llegaron a la escuela, su madre detuvo el auto y ambos bajaron.

ㅡCuidense mucho mis amores. ㅡ dijo su mamá.

ㅡY den siempre lo mejor de ambos. ㅡ añadió su padre.

¿Se dieron cuenta de que a los Hwang les gustaba la perfección en un nivel extremo? Bueno, desde niños fue así. Ambos se conocieron a los diez años, se gustaron y más adelante se enamoraron al ver que sus ideas sobre sus vidas futuras eran exactamente iguales. Los Hwang eran la familia perfecta y eso a Hyunjin lo cansaba.

ㅡNos vemos, padres. ㅡcontestaron al unísono los mellizos.

Ambos entraron y se dirigieron a su salón.

ㅡDeberías hacerles caso a mamá y papá sobre tus estudios. ㅡsugirió Yeji, no le gustaba ver como le llamaban la atención a su hermano por el más mínimo error. ㅡY no camines encorvado.

ㅡSabes que la fotografía es más lo mío. ㅡbufó mientras se enderezaba un poco para caminar correctamente.

ㅡEllos creen que morirás de hambre.

ㅡPrefiero morir de hambre a ser infeliz; tu no lo sientes así porque desde pequeña te han llamado la atención los negocios, pero a mi no. ㅡ finalizó el mayor entrando rápidamente al aula.

Se sentó en su lugar habitual: al fondo del salón en la esquina pegada a la ventana; mientras que Yeji se sentó junto a Jisu, su mejor amiga, justo enfrente del escritorio para el profesor.

Pasados unos minutos su profesora de literatura; Yoo Jeongyeon, quien también era la encargada del grupo llego acompañada de un chico que no lograba ver bien, pues la pared lo tapaba.

Ataraxia › HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora