CAPÍTULO XIV

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¿Puede octubre desaparecer?

¡Ring... ring... RING...!

Gruño, mientras me remuevo entre las sábanas para alcanzar el móvil. A veces solo me gustaría poder apagarlo y no encenderlo nunca más. Pero no puedo hacer eso; por...

—Hola... mamá—murmuro con voz ronca cuando me llevo el aparato a la oreja. No tengo que ver la pantalla para saber que es ella. ¿Quién más iba a llamar a esta hora? El alba ni siquiera roza las cortinas que cubren las ventanas.

—¡Buen día, mi elfa!—Siempre tan dulce y encantadora; su sola voz recarga mi soñoliento cuerpo de energía—Muy temprano, lo sé. Lo siento, princesa. Pero más tarde estarás en clases.

Siempre fue la primera en despertar; cuando arrastraba el sueño fuera de mi habitación, ella ya llevaba un tiempo considerable de aquí para allá en la casa, como una brizna de primavera, haciendo del mundo algo mejor.

Una vez le pregunté por qué lo hacía. Su respuesta sigue contrayéndome el estómago: ‹‹Porque ya no hay nada que pueda conseguir del sueño››; más que las palabras, fue la sombra de profunda tristeza lo que me carcome. Parece que nunca dejará de echarlo en falta.

—Sabes que no me molesta, mamá—solo uso este tono con mamá, un eco del suyo. Me estiro en la cama, para desperezarme—¿Cómo ha estado todo? ¿Cómo estás?

El breve silencio dice más que cualquier respuesta que pueda darme. Trago el inicio del nudo que se forma en mi garganta.

—Estoy bien, princesa—‹‹No, no lo estás››. Casi puedo ver cómo se cristalizan sus increíbles ojos azules. Cierro los ojos; la culpa royendo mis intestinos—. Estos días... no son los mejores, pero lo hemos soportado hasta ahora, ¿no?

Eileen White sabe cómo usar un eufemismo. Aunque no dudo que ella lo esté haciendo mejor que yo, lo que me hace sentir ridícula y débil.

—Sí—es lo único que logro mascullar.

‹‹¿Cuándo pensaré en él sin sentir que me desgarran el alma de a poco?››. Como si mamá supiera el camino que han tomado mis pensamientos, dice:

—¿Sabes que te amo más que cualquier cosa en el mundo, que sacudiría el universo para verte feliz?

Mis comisuras se curvan en un autoreflejo.

—Lo sé. Porque te amo con la misma intensidad. Arrasaría la realidad para seguir viendo tus sonrisas, mamá.

Su armoniosa risa, incluso a través de la distancia, causa que mi corazón se llene de paz.

—Siempre tan extremista, princesa—al menos he logrado divertirla—. En eso te pareces mucho a...—se detiene antes de completar el pensamiento que ha surgido en su mente. Sabe lo que pienso de esa persona. Compararme con él no es algo que aprecio, ni espero.

El resto de la conversación fluye en aguas menos complicadas de vadear. Comprendo su necesidad de llamar para saber cómo estoy, en especial en estos días. Sé que esta escena se repetirá hasta que esté segura que estoy bien, del modo que se puede estar bien después de perder... todo este tiempo y sigo sin poder adentrarme en la pérdida.

Yo también necesito saber que ella está bien. Venir aquí no fue una decisión tan fácil de tomar, porque eso implicaba alejarme demasiado de mamá, pero también sé que ella no hubiera aceptado ningún tipo de sacrificio de mi parte, eso solo la hubiera hecho sentir una terrible madre. Y Eileen White es, sin duda, una madre maravillosa, una a la que la vida ha golpeado casi con saña.

Me quedo en la cama después de colgar la llamada, viendo hacia el techo, esperando que la penumbra me envuelva y me escupa en noviembre. Odio este mes, y apenas comienza.

Empíreo. ✔. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora