CAPÍTULO XXX

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Los efectos de beber el elixir Essential

¿Cómo podría describir la experiencia de probar por primera vez el ‹‹elixir Essential›› sin divagar en el proceso? —El contenido de la botella de brillo tornasolado—.

En cuanto toca mis labios un cosquilleo efervescente me recorre el cuerpo entero hasta expandirse hasta mi propia alma que se une a la exquisita sensación de... estar viva. Estoy viva.

Luego llegan las memorias: los abrazos de mamá, sus besos, sus reconfortantes palabras; la risa de Lucas, sus precisos ojos azules brillando cuando hablaba de esgrima, sus brazos entrelazados en mi cuello; la compañía incondicional de Alanna, su humor, las conversaciones que duran horas... Unos brazos que me elevan en el aire y giran y giran y giran; estoy volando. Soy una criatura de aire y luz.

Cuando logro disipar un poco de la embriagante sensación abro los ojos y los veo. No soy la única dentro de una ensoñación. Todos... todos tienen la expresión de quien ha vuelto a su lugar feliz.

—Esto es un peligro—murmuro esperando que no me escuchen, pero lo hacen. Claro que lo hacen.

Sus risas se mezclan como la más perfecta de las sinfonías y cargan la sala de una bruma mucho más embriagadora que la bebida celestial. Me siento peligrosamente liviana.

Las anécdotas continúan, seguidas de bromas —esas que solo surgen en un grupo que tienen un montón de tiempo conociéndose—, risas y más del magnífico elixir Esential. De pronto la realidad no es tan terrible, y el futuro no causa tanto temor. Hasta que un nombre deja caer la tensión en medio de la sala como el mismo impacto de una bomba.

—Esta reunión habría estado completa con la presencia de Gilda, ¿no creen?—el pobre Olivier se da cuenta del error que ha cometido cuando el resto del Coro clavan sus miradas incisivas en él.

La tensión que serpentea en la sala logra sacarme del sopor de la bebida por un momento, el justo para notar cómo Zadkiel y Raamiel, al mismo tiempo, pasan de su compañero a mí. Son miradas de un significado que no alcanzo y que me frustra, porque algo me dice que lo que arrojarían mucha luz a todo este lío en el que se ha convertido mi vida.

Nadie dice nada, nadie parece dispuesto a moverse, creo que hasta han detenido cualquier pensamiento solo para evitar revelar algo.

—¿Quién es Gilda?—mi voz casi crea ecos en el vacío silencio.

¿Será una Essential, una mortal, una occultus...? Pero más importante aún: ¿Cuál es su relación con el Coro?

Los segundos pasan y ninguno parece dispuesto a responder, lo que me carga de la tensión que prácticamente se puede respirar en el aire.

—¿Quién es Gilda?—repito con más seguridad.

—Un fantasma del pasado—es Dalkiel quien termina respondiendo, extrañamente menos frío que de costumbre.

Capto el momento en el que la garganta de Zadkiel sube y baja; Raamiel aprieta los dedos alrededor de la copa y cierra en un puño la mano izquierda sobre su regazo; Adriel se pierde en un punto de la pared; y Olivier parece querer mimetizarse en el sofá, junto a mí.

Estoy por abrir la boca de nuevo cuando Raamiel se adelanta.

—Es justo eso, chao meum: alguien ya no está y nunca más lo hará—su tono es controlado, pero algo, mínimo, en sus ojos, comprime mi pecho de una forma extraña.

Y sin ningún tipo de aviso se levanta y se va. Lo sigo con la mirada, completamente perpleja.

‹‹¿Qué acaba de pasar?››

Empíreo. ✔. Where stories live. Discover now