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Adrien se había encariñado mucho con Nathalie, le encantaba tener a esa mujer dando vueltas por la casa, los primeros días prácticamente se encargaba únicamente de el, pero con el correr de los días e ir comprendiendo mejor sus funciones, fue de a poco dejando de darle prioridad, ahora se la pasaba o en el atelier junto con su padre o afuera asistiendo a reuniones u otras actividades que su padre le encargaba, cuando Nathalie cumplió un mes trabajando con ellos, el pequeño y la adulta se veían únicamente en las mañanas cuando ella le daba clases, después, un rato pequeño en el almuerzo y la cena cuando ella le dejaba su plato con alimentos y nada más.

Hoy era sábado en la tarde, curiosamente Gabriel no tenía tantas actividades, solo diseñaba en la compañía silenciosa de Nathalie, la cual revisaba unos archivos; la puerta se abrió de golpe asustando a ambos adultos, detrás de ella ingreso a la sala, el pequeño Adrien demostrando que estaba muy enojado.

─¡Estoy celoso!─ gritó y se centro en la entrada como si estuviera haciendo una especie de protesta

─Levantate Adrien─ lo reto Gabriel sin mirarlo

─¿Que sucede?─ preguntó la mujer empatizando un poco más con el niño

─Dejaste de pasar tiempo conmigo, para estar con el, ¡dijiste que no eras su novia y que me ibas a cuidar!, me raspe jugando en el jardín con una roca y no estabas ahí para curarme─ desvía la mirada, Nathalie presenció por primera vez un ataque de berrinche de parte del joven heredero del imperio de modas más prestigioso del mundo

─Lo siento─ se levanta, camina hacia el, lo toma en brazos, vuelve al escritorio y lo sienta en su silla ─¿Donde te raspaste?─ el se sube el pantalón y le muestra ─Vaya que si es serio, déjame ir por el botiquín, espérame aquí─ sale del lugar

Apenas los dos hombres quedan solos, Adrien le saca la lengua a su padre y se cruza de brazos, el adulto al escucharlo aparta la mirada de la pantalla y la centra en el.

─¿Por qué haces esto hijo, no puedes comportarte?.

─Me la estás quitando, eres malo.

Las puertas se abren nuevamente evitando que Gabriel pueda replicar, al quedarse con las palabras en la boca, el hombre se enfurece y pierde la concentración de la prenda que estaba haciendo.

─Te dolerá un poquito─ advirtió unos segundos antes de rosear la herida con desinfectante, luego le puso una bandita y le dio un dulce como recompensa por ser un buen niño

─Ya me siento mejor, ¿ahora iremos a jugar?.

─No puedo, tengo trabajo que hacer. . .¿recuerdas que vine aquí para ser la asistente de tu padre?.

─Pero también dijiste que me ibas a cuidar, jugar conmigo es parte de cuidarme─ bufo

─Te prometo que cuando termine de trabajar jugare contigo, ahora no.

─Sera de noche y te irás a dormir.

─Haremos una pijamada en mí habitación, ¿quieres?.

Los ojos del rubio se abrieron ampliamente y parecían brillar, amaba ir a la habitación de Nathalie, aunque lo haya hecho una sola vez en su corta vida, sin poder decir ninguna palabra asintió con su cabecita.

─Bueno, ahora sigue jugando con mucho cuidado y en cuanto terminó te voy a buscar─ el sonrió y se fue rápidamente

─Lo concientes mucho─ se quejo el diseñador viendo cómo su asistente se sentaba en el asiento que anteriormente uso su hijo

─¿Que pretendes que haga?.

─No se, tal vez no sucumbír ante sus caprichos.

─Es un niño, prácticamente enjaulado, si te molesta que quiera que le dé atención, déjalo salir y verás como no "molesta" más.

Miraculous: 30 Year'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora