11

312 38 53
                                    

Nathalie comía sus arándanos bañados en chocolate mientras veía como su hermana la miraba de forma nerviosa, era una escena curiosa, la ejecutiva comía lentamente y la mayor no se perdía ni uno solo de sus movimientos.

─No sabía que la panadería vendía arándanos bañados en chocolate.

Comento después de comerse el último de ellos, Bianca palidecio, no sabía que hacer, Nathalie cerro la caja y la dejo sobre la mesa de noche.

─Que raro que sean de la misma marca que compra Gabriel para sobornarme─ se cruza de brazos ─¿Te pedí una sola cosa y la olvidaste?

─Perdon hermana, yo les dije que esto era demasiado para mí─ súplica

─Te perdono porque gracias a ti obtuve una caja extra de esas delicias, no sé dónde las compra, no logré conseguirlos─ se queja ─Pero si quieres que me relaje deberías prestar más atención o tendré que ser yo quien te ayude a ti

─Tranquila, prestaré atención, lo juro.

Y tras decir eso huyó de la habitación, eso llamo la atención de Nathalie pero decidio restarle importancia, aburrida del encierro, la ejecutiva uso su celular para revisar aquella extraña red social en donde las personas suben fotos de lo que comen o lo que están haciendo, le parecía algo realmente ridículo, y no podía entender como había personas con tantas vistas de un simple sandwich, rogaba que en este tiempo de calidad que viviría sola, llegue a entender el mundo de las redes sociales y subir una foto, aunque ella no tenía nada interesante para mostrar, lo único que había en su habitación eran los monitores que controlaban su salud y la estatua de gato egipcio que Audrey le regaló a Gabriel y que esté le regaló a ella porque sabe lo mucho que le gustan los gatos, aunque no le haya dado permiso de tener uno viviendo con ellos.

La puesta sono de repente, la pelinegra autorizo la entrada, está se abrió y lentamente Terrence se introdujo en el lugar, eso llamo mucho su atención, nadie tenía permitido entrar a su habitación, ni siquiera Javier, seguro era algún error de parte de Bianca, hacia unas horas ya había enviado al pobre mayordomo a revisar su salud.

─¿Sucede algo señor Borbez?.

─No señorita Sancoeur, nada en lo absoluto, solo se la extraña mucho y venía a traerle un obsequio.

─No hace falta que se pongan en gastos. . .

─No es ningún gastó─ enseña un ramo enorme de rosas rojas ─El señor Agreste me pidió que reduzca los rosedales, asique antes de que estás se marchiten, pensé que se verían mejor haciéndole compañía

─Es un lindo gesto─ le hace una seña para que se acerque, este pasa y con delicadeza le extiende el ramo ─Son hermosas, había olvidado que teníamos un rosedal─ las huele ─Muchas gracias─ sonríe

─Gracias a usted por permitirme entregárselo. . .¿cómo se siente?.

─Muy bien, pero debo seguir descansando, tendrán que lidiar con Bianca por un buen rato.

─No es tan mala, aunque jamás podra suplantarla.

─¿¡Terrence que haces aquí!?.

Se escuchó gritar a alguien, los dos saltaron de de sus lugares, el jardinero se puso firme y la ejecutiva tiro su ramo, el hombre al darse cuenta de eso lo levanto se lo devolvió y enfrentó a su jefe.

─Vi~Vi~Vine a traerle algo a la señorita Sancoeur, ya me retiro, disculpé señor Agreste─ camina hacia el

─Esta área está prohibida que no se te olvidé─ el hombre asiente y sale

─Me asustaste─ musitó está mirando las rosas

─No era mí intención, ¿cómo te encuentras?.

Miraculous: 30 Year'sWhere stories live. Discover now