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Bianca Sancoeur arribo a París, la última vez que hablo con su hermana la vio acostada y con un tono de piel más pálido que lo normal, la realidad que está desconocía era que Nathalie secretamente se volvió una súper villana, usando una fuente de poder dañada que se llevaba de apoco su vida, y que si no fuera porque en la última batalla encontraron al guardián y una versión decifrada del grimorio con los secretos para reparar la joya maldita, hoy ella estaría al lado de la señora Agreste, compartiendo su sueño eterno.

La pelinegra llego a la mansión Agreste, se acercó a la puerta y cuando estuvo a punto de tocar el timbre una voz llamo su atención.

─¿Señorita Nathalie, ya se encuentra mejor?─ preguntó Terrence quien recortaba los arbustos cercanos a la reja

Bianca odio toda su vida que la comparen con su hermana, eran muy diferentes, pero el mundo se empecinaba en decir que eran casi idénticas, algunos juraban que eran gemelas, pero la realidad era otra, Bianca era la mayor de las hermanas llevandole dos años por delante, el gran parecido se lo debían a los buenos genes de Adela, y nada más.

─Perdone.

─No sea modesta─ la corto en seco ─Pase nomás, no esté ahí afuera─ abre la reja y la mujer entra con la pequeña maleta que tenía consigo ─¿De verdad estuvo enferma o se tomó sus merecidas vacaciones?

─Las dos─ decidió jugar el juego, explicar quien era traería más dolores de cabeza

─La felicito entonces.

La mujer sonrió y fue hasta la entrada, la cual por suerte no tenía llave, solo le tomo girar un picaporte para estar dentro de la casa, en ese instante Gabriel bajaba las escaleras, cuando vio a la imponente mujer se quedó perplejo, está vestía un vestido blanco, guantes negros, zapatos también blancos y tenía su cabello suelto, la belleza de esta y el gran parecido con su asistente, encandilaron al Agreste.

─¿Que haces levantada?─ se acerca rápidamente ─La doctora fue clara, debes descansar

─Ay señor botones, veo que sigues siendo el mismo despistado de siempre─ replicó quitándose los lentes de sol que tenía puestos ─¿Acaso me ves cara de gruñona?

─¿De que hablas?, no estoy para juegos, tengo la presentación de la película en unos momentos, ve a tu habitación por favor y no te nuevas de allí, al terminar te veo─ se mete en el atelier

Bianca suspiro pesadamente y decidió inspeccionar la casa, su hermana debería estar en alguna habitación, encontrarla sería el problema, en ese momento de un pasillo salió un mayordomo, está lo llamo.

─A sus órdenes señorita Sancoeur, ¿que desea?.

─¿Donde está mí cuarto?.

─Por este pasillo, al fondo, la tercera puerta, ¿se siente bien?.

─Esplendida.

Se aleja caminando por el pasillo indicado, llega a la puerta marcada y la abre de repente, Nathalie lanza su laptop por los aires por el susto que recibió.

─¡Casi me matas, tonta!─ grito enojada ─¿¡Pero que demonios es lo que estás haciendo aquí!?─ acotó al darse cuenta de quién se trataba, menos mal que no fue Gabriel el que hizo eso o se habría llevado el insulto de su vida

─Vine a verte Nath, me dejaste preocupada en la última videoconferencia que hicimos.

─Debes avisarme si vienes a verme─ se cruza de brazos

─¿Para que evites que venga?, no señora, ¿y que es lo que te pasa, acaso todo estos son aparatos médicos?.

─Mi salud estuvo un poco deteriorada estos días, pero estoy bien.

Miraculous: 30 Year'sWhere stories live. Discover now