The family J

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— Entonces, mi plan es utilizar esta paleta de azules para... — el alfa que estaba en una reunión importante desde su hogar era Jungkook, un publicista muy famoso que era solicitado en muchas empresas por su gran visión e ingenió.

Pero eso no era lo que había llamado la atención de aquel grupo de empleados que trabajan junto a ese hombre, sino dos cabecitas que se veían en el fondo de la habitación, segundos después, esas mismas se hicieron más altas, los dos pequeños saludaron con sus cortos brazos para después enseñar varios dibujos hechos por ellos mismos, después, utilizando los materiales de su padre, fue que pintaron la pared gris que tenían a sus espaldas escribiendo "Papá Jugkook es el mejor de todos", seguido de muchas figuras sin sentido, varios tenían sus celulares tomando video y otros estaban tratando de retener ciertas risitas cuando uno de los niños mostró unos calzones con dibujos de galletas, por el tamaño suponían eran de su jefe, Jungkook seguía en lo suyo, hablando y explicando sus planes para los siguientes anuncios de los audífonos inalambricos que se lanzarían en primavera, eso hasta que se fijó en su cámara y vio el desastre que habían hecho sus adorables hijos.

— Pequeños demonios — de un rápido movimiento cerró la cámara y micrófono para ir tras aquellos niños que habían salido corriendo de su oficina — ¡cuando termine la reunión estarán en serios problemas jovencitos! — frotando su cara y cerrando la puerta con pestillo nuevamente, regresó a su lugar escuchando y viendo a sus compañeros reír desde sus cámaras — una disculpa por la interrupción.

— No se disculpe señor Jeon, es divertido ver a sus cachorros.

Sí, todos conocían la situación en la que vivían los Jeon, una familia que no conocía la palabra pequeño.
Una vez terminó la reunión se dejó caer en el respaldo de su silla mirando el techo, estaba cansado y eso que apenas estaba comenzando la semana, con un impulso se levantó caminando a la salida, nuevamente la puerta estaba abierta, pues aquellos demonios sabían dónde dejaba la llave en su habitación, más que nada era para su omega, por si llegaba a haber alguna emergencia no dudara en interrumpir, pero por el momento solo la utilizaban sus hijos para hacer sus pequeñas bromas.
Bajando las escaleras vio como la sala era un desastre, juguetes por todos lados, los cojines en el suelo y no olvidar la brillantina esparcida por todo el piso, definitivamente esa no era una buena señal.

— ¡Taehyung! ¡Jihyun!, los quiero aquí en este mismo instante — gritó desde el final de las escaleras esperando la aparición de aquellos niños, lo que no espero, era que estos estarían en un cesto para ropa en las escaleras, con almohadas pegadas a sus pechos y unos cascos, otro de sus hermanos empujó con el pie la cesta haciéndolos caer por las escaleras, no llegaron ni a la mitad cuando se volteó y estos salieron disparos cual tronco, ambos niños comenzaron a llorar — ¡Yoongi!

— ¿Qué?, ellos querían hacer un trineo — el niño bajó las escaleras hasta la sala para dejarse caer en el sillón.

— Niños, ¿cuantas veces les tenemos que decir que las escaleras no son para que las bajen como en una montaña nevada?, son peligrosas.

Los niños se sujetaron fuerte de las manos en señal de vergüenza, solo seguían llorando escuchando los regaños de su padre, minutos después, se aburrieron y fueron a jugar a la estancia, Jungkook a veces no entendía a ese par, cuando vio el sillón, ahí estaban sus dos hijos mayores, Namjoon y Jin con aquel aparato llamado Nintendo peleando uno con otro, en la cocina estaban otro par de niños jugando con sus arenas mágicas, Hoseok y Soobin, al ver que podían estar bien solos decidió ir a visitar a su esposo, que de seguro debe estar más cansado que él, subió las escaleras y vio las puertas de sus hijos, todos tenían que compartir habitación, incluso ellos, ya que el otro pequeño no podía quedarse en el pasillo, extrañaba su privacidad.
Con un suspiro abrió la puerta de su habitación viendo la escena más tierna que pudo ver en esa semana, pues era su esposo con su pequeño de tres años que estaba acostado en la cama alzando sus manitas jugando con las de su papi.

— Uno, dos, tres, señala la nariz — el cachorro le siguió, para picar la nariz del mayor — muy bien mi amor — el rubio beso las manitas del bebé sacando risitas de ese diminuto ser.

— Creí que yo era tu único amor — habló Jungkook después de un tiempo viéndolos jugar.

— Cariño, ¿cómo te fue en la reunión? — Jimin era el omega que Jungkook amaba con todo su ser, desde su corazón hasta su alma.

— Bien, parece que les gustaron mis ideas, pero — se acercó a la cama poniéndose de rodillas para tocar las mejillas grandes de su bebé — tus hijos volvieron a entrar, dejaron un bonito mural en las paredes, por cierto.

Jimin suspiró, había llegado del trabajo hace poco, hizo la cena, estuvo jugando un rato con sus pequeños y después, Beomgyu se puso a llorar llevándose toda la atención y tratar de acostarlo, pero no funcionó, pues ese pequeñín no quería irse a dormir, tampoco quería dejar la habitación porque empezaba con sus berrinches y no podía dejarlo solo en la habitación, todo era un desastre desde que el pequeño Beom aprendió a manipular a sus padres haciendo berrinche.

— Lo siento amor, les quite el ojo un momento, no sabía que te estaban molestando — el rubio parecía triste, así que Jungkook rápidamente se acercó abrazando a su esposo.

— No tienes que disculparte amor, esta bien, esos demonios parecen divertir a mis compañeros, además, se que también necesitas un descanso, aunque no lo tengas al cien por cierto — dijo mientras miraba al bebé que se hacía el que no escuchaba — no te preocupes por eso ¿sí? — el omega asintió disfrutando de los brazos de su guapo alfa, claro que la tranquilidad no puede durar mucho cuando siete niños se quedan sin la supervision de un adulto.

Jungkook salió corriendo de la habitación cuando escuchó algo romperse, Jimin por su lado tomó a Beom aún cuando su cara se puso sería por sacarlo de su lugar feliz y al llegar junto a su marido vio que la lámpara que colgaba del techo ahora estaba sobre la mesa de centro, sus dos hijos más pequeños se acercaron abrazando las piernas de su papi por lo asustados que estaban, los otros que estaban en la cocina ahora veían con los ojos muy abiertos la escena, Yoongi estaba en el sillón con sus rodillas hasta el pecho tratando de mantener la calma, Namjoon y Jin estaban discutiendo por hacer saber quien había sido el responsable de esto, definitivamente ellos no eran una familia normal.
















































Hola a todos, espero se encuentre muy bien.
Aquí vengo a traerles una nueva historia, algo loca y espero que divertida.
Sin más que decir espero que lo disfruten, nos estaremos leyendo.

Los quiero mucho
Bye bye ❤

La familia JeonWhere stories live. Discover now