✨ O n c e ✨

5.3K 705 24
                                    

La escuela es un tanto difícil, pero presentarte frente a toda ella era un suicidio seguro. Al menos es así como lo veía Jungkook, quien estaba nervioso por salir al escenario, sus manos temblaban cuando intentaba ponerse el vestuario, cuando sostenía las hojas del guion para dar un último repaso, era como una hoja siendo movida por el viento.

— ¿Por qué no vas por un chocolate o a mojarte la cara? — habló su compañera de teatro, quien intentaba darle apoyo en su momento de crisis.

— Ni de coña, me tarde mucho en maquillarlo, su cara se queda seca — contestó el maquillista, quien parecía molesto por mencionar tal barbaridad.

— Bien, mejor ve por un chocolate, dicen que te ayuda a controlar tus nervios.

El alfa asintió caminando con sus piernas temblorosas hasta una máquina expendedora y poder sacar un chocolate, pero justo cuando iba a comer un pedazo este fue tirado al suelo porque lo soltó, pues el protagonista lo había tomado del brazo diciéndole que ya debían entrar en escena, eso logró volverlo a poner más nervioso.

Muchos de sus compañeros le decían que tenía que relajarse por sus temblores y porque estaba tomando un tono pálido, de eso todo empeoró cuando alzaron el telón, todo el alumnado estaba ahí, las luces de los reflectores se sentían tan calientes, cuando pudo ver a sus mejores amigos entre la multitud fue que recordó que su madre le decía que cuando se sintiera nervioso solo imaginara que estaba en una sala vacía, así que, respiro profundo, se pellizcó en la pierna y de repente solo estaban sus compañeros de teatro y él.

— ¡Saquen su espada si son hombres! ¡Gregorio, acuérdate de tu estocada maestra! — en ese momento sus piernas reaccionaron para poder acercarse a los dos chicos que fingían pelear y bajar sus armas con las palmas de sus manos.

— ¡Sepárense, tontos!... ¡envainen sus espadas! ¡No saben lo que hacen!

Se felicito a sí mismo por haberlo hecho bien, así siguió con su papel, tratando que saliera lo más perfecto posible, repitiendo sus diálogos y acciones tal y como estaba escrito en el guión y ensayos. Pero no fue hasta el segundo acto que se dio cuenta que su vida cambiaria por el resto de su insignificante existencia, pues en los asientos de la segunda fila, mientras estaba en otro extremo del escenario a donde había estado se percató de un hermoso omega de cabellos rubios que miraba atentamente la obra y mucho mejor a él, su aroma le llegó como un golpe de euforia que hacía remover a su lobo y por lo que pudo ver, fue que ese omega estaba en la misma situación, sus lobos se entrelazaron, escogiéndose como su complemento.

— ¡Jungkook! — fue un grito susurrado lo que le hizo regresar a su realidad, su compañero también le había dado un pequeño golpe — ¡tus líneas idiota!

El alfa movió la cabeza para proseguir con la obra, pero sin despegar los ojos de aquel omega que su lobo había elegido como compañero de vida.

— ¡Calla!, lo viste hermoso porque no teniendo con quien compararlo se colocó solo en cada uno de tus ojos — no se dio cuenta que empezó hablar del omega en sus palabras en lugar de las originales — pero equilibra esas balanzas cristalinas la imagen de tu adorada — comenzó a caminar hacia él omega — que yo te mostrare...

— ¡Jungkook!

— Resplandeciente festín y apenas te parecerá bien...

— ¡Jungkook, cuidado!

— La que ahora crees mejor que to...

No pudo terminar gracias a que no se había dado cuenta que había llegado al borde del escenario cayendo de cara contra el suelo, él omega al verlo se levantó de su asiento para poder ir a auxiliar al pobre alfa, que pareció haber caído en un estado de inconsciencia, rápidamente compañeros y maestros se acercaron para llevarlo a la enfermería, pero aquel omega jamás olvidaría aquel aroma tan adictivo como lo era el del alfa...

Unas horas pasaron hasta que Jungkook fue despertando de aquel estado, estaba desorientado, incluso mareado, como pudo se sentó en la camilla mirando a su alrededor, había unos de sus compañeros, sus mejores amigos y... aquel omega.

— Estupido, nos diste el susto de la vida, la enfermera dijo que si hubieras caído unos centímetros más abajo tu cuello se habría roto — su amigo le dio varios golpes en su espalda, pero él no prestaba atención.

Fueron varios minutos en donde ellos hablaban y hablaban y no recibían tan siquiera una mirada, no cuando toda su atención estaba puesta en aquel chico rubio, ahí ambos entendieron que debían irse y dejarlos solos por un rato.

— Yo... solo quería ver si ibas a estar bien — él omega parecía algo tímido — creo que fue en parte mi culpa que terminarás cayendo por el escenario — para Jungkook, escucharlo y mirarlo era como ver a un ser hermoso, un ángel o una estrella compañera de la diosa luna.

— Descuida, el cien por cierto fue mi culpa, ya sabes, soy torpe.

Una risita suave se escuchó salir se los labios de aquel dulce omega, para Jungkook, fue como escuchar la canción que sonaría en los días más felices de su vida.

— Soy Park Jimin — el rubio extendió su manita para presentarse.

— Soy Jeon Jungkook — el alfa tomó su mano sintiendo miles de cosquillas recorrer su cuerpo.

Quien diría que ese tan solo era el comienzo de una historia de amor única y hermosa, donde solo existía felicidad y cariño rodeándolos en el futuro.

— No lo dudo... y todos estos dolores serán temas de dulces platicas en días futuros — ahí estaba su hijo Soobin, quien vestía de bonito camisón blanco y unos pantalones marrones.

— Oh Dios, tengo un negro presentimiento dentro del alma. Imagino verte, ahora que estás abajo, como un muerto en el fondo de una tumba, o me falla la vista, o tú te ves muy pálido — ahí estaba Yoongi, quien solo vestía el camisón.

— Pues créeme, amor mío, a mis ojos también tú te ves así. Sedientos dolores beben nuestra sangre. ¡Adiós, adiós! — Soobin corrió hasta esconderse tras un sillón.

— Oh fortuna, fortuna, todos te llaman voluble. Si lo eres, ¿qué haces con quien es renombrado por su fidelidad? Se voluble, fortuna... porque entonces, según espero, no lo retendrás largo tiempo, sino que lo enviarás de regreso — terminó Yoongi viendo al techo, segundos después, la lámpara que lo iluminaba se apagó dejando todo a oscuras.

Jimin y Jungkook estaban frente a la chimenea donde sus hijos habían presentado una pequeña obra.
De nuevo la sala quedó iluminada dejando ver a todos sus pequeños formados del menor al mayor, Jin en sus manos tenía un regalo, todos deslumbraban una hermosa sonrisa.

— Quisimos plasmar su gran amor en estos dos personajes — habló Hoseok — no quisimos hablar de la tragedia ya que no existe en nuestra familia... solo queríamos decirles...

— ¡Feliz aniversario! — gritaron todos para correr a abrazarlos mientras su papi omega lloraba con una gran sonrisa.

Sin duda no se arrepentía de haber ido a aquella obra de la escuela y Jungkook pasaría por la pena y la caída miles de veces, si el resultado seguía siendo tener a un omega tan fuerte y de gran corazón como lo es Jimin y a todos sus pequeños, pues eran su vida entera, lo que esperaba tener en casa vida siguiente.

La familia JeonWhere stories live. Discover now