D i e c i s é i s

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Jungkook estaba seguro que estaba por sufrir una especie de ataque, un desmayo era lo más probable... y es que lo peor de todo, era que ya iban MUY retrasados para un asunto de suma importancia, donde requería que todos sus cachorros estuvieran elegantemente vestidos, lo que no contaba era que su pequeño Beom fuera hacer el berrinche de su vida.

Primero, no había querido darse un baño, así que al alfa le costó un testiculo poder tomarlo en brazos y llevarlo a la bañera, literalmente le costó uno, pues el cachorro había estado realmente molesto que soltó patadas dándole al alfa en su punto sensible, en segunda, una vez que ya estaba limpio y buen perfumado, no alcanzó a de tenerlo cuando salió del baño corriendo aún mojado cayendo al suelo en el proceso, lo que ganó un gran llanto del más pequeño y en tercera...

Ninguno de sus hijos querían ponerse traje, excepto Jin y Yoongi, amaba a esos dos cachorros ya que no le complicaban la vida como los otros cachorros, y bueno, no olvidarse de Jeongin, quien estaba bien vestido en su cuna jugando con sus peluches y llevándose sus manitas a la boca.

— ¡Niños!, ¡es enserio, deben estar listo en exactamente tres minutos para poder irnos!

Jungkook ni siquiera estaba listo, pero por lo menos si bañado, cuidar de nueve niños era un trabajo laborioso.

— ¡Papá, ya tengo a Hoseok y Soobin vestidos! — pudo escuchar a su hijo más grande desde su habitación, esto estaba siendo una misión imposible.

— ¡Ya tengo a Beom y Jeongin! — gritó el alfa quien estaba sacando su traje del armario mientras intentaba que su cachorro de casi cuatro años no se quitara los zapatos.

— Yo tengo a Taehyung — escuchó a Nam en la planta de abajo.

— Y yo a Soobin — ahora fue Yoongi.

Eso lo motivaba de alguna manera, sus hijos eran tan unidos, siempre demostrando que podía confiar en ellos sin importar que, al menos con los dos alfas más grandes y su cachorro omega.
Una vez todos estaban listos, todos se subieron a la camioneta, los más chiquitos iban gritando y pataleando, los otros estaban tratando de controlarlos mientras que al el mas grande casi le provocan un ataque nervioso.

— Papá, cálmate, vas muy rápido — se detuvo un poco cuando la voz de su hijito omega lo sacó de su apuro.

Ya iban atrasados por media hora, y si seguían como iban, su esposo cometería homicidio... probablemente, pero no se esperaría a averiguarlo, así que simplemente se apresuró sin asustar a los niños.
Quince minutos después estaba lanzando las llaves al chico del estacionamiento mientras que Jungkook contaba y apresuraba a sus nueve hijos, bueno, siete, los dos pequeños iban en sus brazos, pero el chico de recepción se asustó al ver a toda la manada Jeon llegar gritando y empujándose, en ese momento sabía que definitivamente sería una noche larga.

— Hola Daniel — saludaron los más pequeños.

— Pero si son mis niños revoltosos favoritos — sonrió, a pesar de que eran traviesos, los hijos de su jefe siempre eran una ternura.

— Ya sabemos — Jihyun se alzó para poder alcanzar la tabla de aquel podio, pero no llegaba ni a la mitad — ¿qué mesa nos darás hoy?

— El señor Jimin me dijo que les diera la mesa del fondo, la que tiene la vista a los jardines... ¿está bien con la decisión o gusta cambiarla señor Jeon? — Jungkook lo único que quería era bajar a las dos bolitas de grasa de sus brazos.

— Lo que eligió mi esposo esta bien, Daniel, gracias.

— Bueno, si gustan seguirme.

El chico tomó varios menús para después guiar entre todo el restaurante a toda la familia hasta llegar a la mesa, para Jungkook no pasaron desapercibidas todas las miradas de los comensales que juzgaban en silencio, "malditos", pensó, "deberían solo interesarse en sus asuntos".

Una vez todos tenían un menú, y los dos pequeños estaban bien acomodados en unas sillitas para bebé, fue que el mayor de todos los Jeon logró suspirar tranquilo, por fin había llegado y justo a tiempo para el pequeño festejo que tenía el restaurante de su esposo, pues hoy era el decimotercer aniversario desde su apertura, un momento realmente importante y especial.

— Taehyung, baja tus zapatos de la mesa, Soobin, no te piques la nariz — el alfa solo había descuidado dos segundos a sus hijos y estos ya parecían animales.

— Son una vergüenza — habló Jin, quien seguía con su mirada en el menú, siendo sincero, todo se le antojaba.

— Tú das más vergüenza, pedazo de hemorroide — esta vez había sido Soobin, quien le lanzó un pedazo de pan.

— ¡Soobin!

— ¡Papá! — ahora era Jihyun — quiero ir al baño.

— Yo te llevo — fue Yoongi quien lo tomó de la mano para llevarlo hasta los baños exclusivos para omegas varones.

— ¡Ya basta todos!, por favor, compórtense, no queremos causar problemas en el trabajo de papi Mimi — al decir eso el pequeño Jeongin frunció el ceño amenazando con llorar, extrañaba a su omega papi.

— ¡Papá!, ¿puedo pedir una margarita de mango? — Hoseok le regaló una de sus más grandes sonrisas.

— No, eres un niño, mejor pide un smoothie — Jeongin estaba tomando tranquilamente de su biberón de agua, amaba ver a su papá alfa perder el control.

— ¿Cómo están mis invitados favoritos?

— ¡Papi! — todos los niños se levantaron para abrazar a su papá alfa, quien venía con una filipina negra que lo hacía ver hermoso.

— ¿Cómo están mis niños?, ay, los extrañe tanto — dio besos en todas esas mejillas, para al final llegar a su esposo y dejarle un gran beso en sus finos labios.

— ¡La comida está deliciosa papi!

Eso hizo sonreír al omega, quien se sentó un rato en la mesa disfrutando de las ocurrencias de sus cachorros, al igual que descansar de su largo día, eso hasta que llegaron unos cuantos fotógrafos y periodistas para poder tener una buena noticia para mañana del mejor restaurante de toda la región.

Lo que no contaban, es que uno de sus cachorros sería tan curioso para subirse de alguna manera a la pecera del lugar cayendo en ella tirando mucha agua y algunos peces que estaban casi en la superficie alarmando a su padre alfa, quien se había enredado con el mantel, o más bien, con aquel que sus hijos habían metido en su pantalón, al igual que otros dos salieron corriendo haciendo que un chico que llevaba algunos postres terminara cayendo haciendo caer estos en el suelo y sobre algunas personas.

Sin duda, todos los periodistas habían adquirido una enriquecedora historia.









































Feliz Navidad 🎄🎁, espero estén disfrutando de este día, recordando y comiendo cosas deliciosas, o simplemente sonriendo.

Lamento por el capítulo tan cutre, prometo que el otro será más interesante.

Los amo mucho, espero que santa les haya traído por lo menos unas calcetas ❤️❤️❤️

Bye bye ❤️✨

La familia JeonWhere stories live. Discover now