V e i n t i u n o

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Taehyung nunca fue muy sociable o más bien, muchos no lo querían como amigo, le decían raro e incluso una vez le llamaron fenómeno, pero a él no le importaba mucho, decía que no necesitaba de nadie más, porque tenía a los mejores amigos del mundo, sus papis y todos sus hermanos, ellos eran realmente los importantes, pero se comenzaba a sentir solo cuando todos tenían cosas que hacer, como ese día.

Su papi Jimin había llevado a Jihyun, su mejor amigo gemelo favorito, a su revisión médica trimestral, le habían explicado que su hermano gemelo tenía una condición especial con su omega, que incluso podía adelantarse su celó antes de su cumpleaños catorce, cosa que preocupaba a sus papás.
Por otro lado sus hermanos pequeños, Beom y Jeongin, habían sido llevados con su abuela, Yoongi había ido con su papi Jimin, Namjoon estaba con Jackson, Soobin y Hoseok habían ido a jugar con unos amigos y ahí estaba él, en la soledad de la gran casa de la manada Jeon, su hermano Jin seguía fuera.

Así que, como pudo tomó los cojines grandes del sillón llevándolos al patio, no sin antes haber puesto una sábana, tomó una cobija blanca que si recordaba era la favorita de su papi Jimin, la puso sobre los cojines para simular una casa india, de esas que se veían en sus libros de cuentos, llevó sus peluches y los que eran animales les había hecho pequeños establos con varitas que encontró cerca del bosque, estaba fingiendo ser uno de esos cazadores antiguos disparando a lo menso flechas de juguete, eso hasta que cuando iba a lanzar una a las puertas de vidrio de la sala, su papá Jungkook salió de ahí llamándolo y la flecha de juguete se pegó justo en su frente.

— ¡Taehyung! — su padre se quitó el juguete viendo a su hijo con una falda blanca que a penas y le cubría, estaba sin camisa, sin zapatos y llevaba una banda en la cabeza con una pluma de sabe donde.

— ¡Eh matado al alfa líder, el pueblo tendrá alimento! — corrió por todos lados con las manitas en lo alto gritando un "gululululu", era gracioso y el alfa mayor no pudo evitar reír — papá, no puedes reír, se supone que estás muerto, mis flechas lo dicen.

— ¿Ah si?, pues que raro, porque yo me siento muy vivió, es más, voy a hacer más realista tu juego.

El alfa mayor comenzó a quitarse su ropa, el pequeño Tae entendió enseguida, así que, antes de que su papá se convirtiera en lobo buscó por todos lados sus flechas, esto sería un combate a muerte, de eso estaba seguro, una vez listo se subió a su moto de juguete que lo ayudaba a ir de un lado a otro.
Su padre estaba listo, era un gran lobo marrón con manchas blancas por todas sus patas y hocico, era muy bonito, pero Tae no estaba para admirar a su papá, sino para matarlo.

— ¡Por la libertad! — fue lo que dijo antes de bajarse de su moto y comenzar a disparar las flechas que el lobo esquivaba sin esfuerzo alguno — ¡ya verás, bestia salvaje! — el niño comenzó a correr alrededor de su fortaleza, pero cuando estaba a punto de recargar, su papá saltó sobre él haciéndolo caer, claro que el lobo alfa se aseguró de que su cachorro no se lastimara en el proceso — ¡nooooo!, me has vencido justamente bestia, ahora, puedes acabar con mi vida, pero jamás acabarás con mi honor "gulululu".

En ese momento, el alfa le hizo cosquillas con su hocico a su pequeño, aquella risita tierna y dulce era la razón de su existir, era como su dosis de felicidad.

— Pa, basta, me estoy haciendo pipí — el alfa al escuchar eso se alejo poniendo sus patas delanteras sobre la tierra y su cabeza entre ellas — gracias por jugar conmigo papá, pero no estoy feliz de haber muerto — pero la sonrisa no se le iba.

El lobo marrón se acercó con su hocico olfateando al pequeño niño que se dejaba hacer, en una de esas se hecho en su panza dándole indicaciones al cachorro de que subiera a su lomo, este no tardó en acatar la orden apretando fuertemente el pelaje de su papá, quien una vez supo que su hijo estaba listo, se levantó en sus potentes cuatro piernas y comenzó a correr por el bosque.

Tae no podía dejar de reír al sentir el viento chocar contra su rostro, incluso la pluma que había encontrado salió volando en algún momento, los árboles le daban sombra, podía escuchar a los animales cantar y andar por los alrededores, incluso podía escuchar a lo lejos ríos y una que otra mini cascada, era algo mágico para el cachorro, pues cuando venían en forma de lobos, se concentraba en cazar y algunas veces jugar con sus hermanos.

Dos horas después, Taehyung también se había transformado en un tierno lobito castaño con manchas negras en su ojo izquierdo, llevaba en su hocico una liebre y la alzaba con orgullo, su papá alfa iba a su lado guiándolo de regreso a casa, donde al entrar en el jardín perteneciente a los Jeon, vivieron al omega rubio tratando de meter los cojines del sillón mientras evitaba que Jeongin se cayera de las escaleras que conducían a la casa, claro que su vientre ya abultado no ayudaba mucho.

— ¡Papá! — Beomgyu salió corriendo hasta su papá alfa, quien ahora volvía a ser un humano muy desnudo.

— Mi lindo soldadito, que alegría verte.

Por otro lado, Tae se acercó a su papi para rascarle la pierna y entregarle la liebre, mientras sacaba su lengua y lamía los alrededores de su hocico, sentándose sobre sus patas traseras inflando el pecho con orgullo, era la primera vez que proveía el alimento.

— Mi jitomatito — Jimin se acercó acariciando su cabecita — has traído la cena, muchas gracias.

— Y la he cazado solito papi — ahora el niño estaba sentado sobre sus piernitas con las palmas de sus manos sobre la tierra mientras su sonrisa se volvía cada vez más grande.

— ¿En serio?

— Si, está vez Taehyung se encargó de cazarlo, ha mejorado bastante con su técnica de esconderse y atacar — habló orgulloso el alfa con el bebé de casi cinco años en brazos.

— Me alegro mucho cariño, estoy orgulloso de ti.

Tae se lanzó a los brazos de su papi llenándose de ese delicioso aroma que lo hacía sentir seguro.
Como bien dijo, no necesitaba amigos, no necesitaba a nadie, ni mucho menos a aquellos que le decían raro por pensar cosas fuera de los límites o porque creía en lo imposible, no necesitaba a personas que apagaran su escénica, su forma tan infantil e inusual de ser, para él eran suficientes aquellas personas que eran parte de su manada.

— Tete, mira, papi me compro muchos dulces, hay que comerlos hasta que nos salgan caries — Jihyun llegó a su lado con una bolsa de tela grande.

Pero su mejor amigo, siempre sería ese omega con el que nació igual.

La familia JeonWhere stories live. Discover now