D i e c i s i e t e

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Jungkook estaba abrazando a su dulce esposo quien no había parado de llorar, estaban aún en el consultorio de aquella doctora que había estado con ellos por mucho tiempo, desde el primero de sus hijos, hasta el décimo, recibiendo la misma noticia desde hace más de dieciséis años... el sexo de su pequeño bebé, Jimin solo podía llorar y llorar no pudiendo escuchar las palabras de felicidades, solo pudo aferrarse a su alfa como si su vida dependiera de eso.

Una vez afuera, en el auto, el omega estaba mucho más tranquilo limpiando sus lágrimas mientras que su alfa tenía sus manos en su gran vientre de casi cinco meses, eso para poder tranquilizarlo de sus emociones tan maleables e intensas.

— ¿Ya estás mejor, cariño? — Jimin de alguna forma trató de asentir.

— Yo... la verdad esperaba otro resultado — sonrió mientras sus labios temblaban — pero siempre va a estar bien, sea cual sea el resultado siempre vamos a ser felices, porque todo lo que hemos hecho siempre ha sido juntos — Jimin tomó las manos de su alfa entre las suyas entrelazando sus dedos — y las cosas siempre las hemos hecho con amor.

— Siempre cariño, nuestros hijos son nuestro más grande orgullo y se que siempre vamos amarlos no importa que — se dieron un corto beso para por fin dar marcha a sus múltiples destinos antes de llegar a casa.

El omega rubio estaba emocionado, su último cachorro estaba en su vientre, preparándose para poder conocer el mundo, sus hermanos y a sus padres, de tan solo pensar eso les llenaba de una alegría inimaginable.
Su primer parada fue en la casa de sí madre, donde le dieron la noticia y ella saltó emocionada aún con su dolor de cadera, luego siguieron los señores Park, quienes los abrazaron y llenaron de besos junto con algunas lágrimas, sus hermanos solo fue necesaria una llamada donde escucharon las felicitaciones y algunos gritos desde el aparato, para por fin llegar a una pequeña pastelería.

Cada que venía un nuevo integrante, ellos hacían una pequeña fiesta de revelación de sexo solamente con sus hijos, iba desde pinchar un globo o simplemente partir un pastel, era emocionante para sus hijos así que, les gustaba darles ese misterio antes de que todo explotara como una bomba.

— Voy a extrañar esto ¿sabes? — el omega iba sosteniendo unas dos cajas de pastelitos mientras veía por la ventana del auto.

— ¿Qué cosa, mi vida? — Jungkook se acomodó de forma que pudiera acariciar a su pareja, tratando de transmitir amor y tranquilidad.

— Estas pequeñas fiestas, los antojos, el ver mi pancita subir por la formación de nuestros retoños... simplemente estos momentos.

— Si... también yo — Jungkook sonrió — pero esta bien, ya es momento de comenzar una vida nueva, donde nuestros hijos comenzarán a crecer, se irán de casa y formarán su propia familia, y nosotros vamos a estar juntos, disfrutando de nuestra relación, envejeciendo hasta ser unas pasas andantes.

Jimin tomó la mano de su alfa acariciando dulcemente, diciéndole por medio de su lazo lo mucho que lo amaba.

— Ya quiero envejecer contigo — habló meloso y esperanzado el rubio.

Ellos querían más que nada, estar juntos por todo el tiempo posible, amarse de la manera más hermosa y pura, entregarse en todos los sentidos, para al final poder decir, que vivieron al máximo sus vidas juntos.

Llegaron a casa unos minutos después, el jardín estaba lleno de juguetes, la casa un poco más vieja desde que la compraron, pero todo lleno de vida gracias a todos los que viviera ahí.
Jungkook se bajo rápido ayudando a su omega a bajar envolviendo sus hombros con su brazo hasta poder llegar a las escaleras y ayudarle a subir, pero al pasar por la puerta no esperaron ver a dos de sus cachorros en el candelabro colgando y pataleando, a sus dos bebés en su corralito riendo del desastre que había a sus alrededores con lo que parecía ser una estatua de porcelana entre ellos dos, Hoseok estaba en las escaleras tratando de bailar en ellas.
Los demás niños solo corrían y saltaban.

La familia JeonWhere stories live. Discover now