C i n c o

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Dicen que toda etapa debe disfrutarse, pero para Seokjin, las cosas no iban tan fáciles.
En casa todo era tranquilo, tenía unos padres que lo amaban y hermanos que lo veían como un superhéroe, en la escuela, tenía a su persona especial con la que pasaba todos los días momentos hermosos y felices... pero, cuando se separaban para sus clases, es que comenzaba su martirio.

— Miren, el alfa marica — rodó los ojos en clara señal de estar harto.

— ¿Tú hermano omega te presta la ropa?, ¿o usas mucho rosa porque tus papás no pudieron tener una niña? — los mimos insultos de la misma gente ignorante.

— Lo cual es raro ¿no crees? — aquel alfa lo miraba con asco — de tanto que abre las piernas tu padre ya deberían haber conseguido una niña.

Fue en ese momento, que todo se desconectó para Jin, lo ultimo que recuerda es a sus compañeros en el suelo con sangre saliendo de su boca, tirados en el suelo, sus garras remplazando sus uñas y por lo que sabía, sus ojos rojos de la furia, su lobo estando peor que él.
No quiso quedarse, no cuando había hecho daño a personas que no deberían tener relevancia en su vida, como pudo volvió a la normalidad y salió corriendo dejando una escena parecida a las películas de terror.

Tenía miedo, miedo de haber lastimado a alguien de manera grave, miedo de sus compañeros que lo veían como un monstruo, miedo de haber matado a alguien. Con esos pensamientos fue que sus lágrimas comenzaron a salir, salió de la escuela aún manchado de sangre y con su cara sucia de las lágrimas, solo quería llegar a un lugar seguro, uno donde se sintiera tranquilo y en paz.

Mientras tanto, Jimin estaba en su cocina, preparando los platillos para sus clientes cuando recibió una llamada de la escuela, su buen día, había sido opacado por la preocupación de que algo malo habría sucedido con su cachorro, al cual desde hace tiempo ya no podía sentir del todo, con las manos temblorosas llamó a su esposo quien de inmediato dejó todo para ir a buscarlo.
Los corazones de ambos estaban palpitando al mil por hora, Jimin no pudo más que terminó llorando, eso sumándole que sus hormonas eran un completo lío en esos meses, Jungkook solo trataba de calmarlo diciéndole que todo iría bien, que su cachorro estaría bien, pero eso no bastó para calmar al pobre omega asustado.

Unos minutos más tarde ya estaban en la escuela caminando de manera rápida hasta la oficina del director, donde dos chicos vendados y sus padres estaban esperándolos, recibiéndolos con una cara de molestia, el director les dijo que entraran y Jungkook ayudó a su omega a sentarse.

— Director — comenzó hablar el rubio — todo el malentendido seguro tiene una explicación.

— ¡Esas son puras excusas! — gritó una alfa tomando del hombro a su hijo — ¡su hijo es un abusador, eso refleja los malos padres que son!

Él omega quería romper a llorar, no quería hacerlo frente a esas personas que se notaban eran una escoria.

— ¿Alguien logró ver que es lo que sucedió?, me gustaría tener más testimonios que los agredidos... ¿sabe que la "victima" no muchas veces resulta serlo? — habló con total calma el alfa azabache, quien sostenía con fuerza los hombros de su pareja.

— Todos sus compañeros estaban ahí, podemos ir a preguntar — el director se levantó guiando a los padres y alumnos hasta su salón.

Todos caminaron por los pasillos, unos sintiéndose molestos y otros tristes, Jungkook estaba desconcertado, sus hijos jamás han sido de ser agresivos, ni siquiera peleaban entre ellos, su familia era muy tranquila en cuestión de esos sentimientos de ira, solo eran traviesos, jamás le harían daño a nadie... pero viendo lo lastimados que estaban los dos chicos, se preguntaba qué es lo que pudo haber pasado, para que Jin, una persona muy paciente, llegara a la violencia.

La familia JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora