Capitulo 29

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     Edriel, con su semblante serio, se mantiene de brazos cruzados con sus piernas sobre la mesa, su postura quiere mostrar que le da poca importancia al tema, aunque su expresión le muestra lo contrario a sus invitados.

     Es cierto que Ariel le ha convencido para colaborar en todo este plan a gran escala, pero moriría si hiciese falta con tal de no reconocerlo. Verse convencido tan fácilmente le perturba y no solo por la facilidad que tiene su hermana para convencerlo, sino por el motivo real.

     La reina Olympia, ella fue el motivo real de que fuese convencido con tanta facilidad, su hermana solo fue un pequeño empujón necesario para tomar aquella decisión.

     Se escuchan las voces de la tripulación en el exterior incluso siendo de madrugada, están bebiendo y cantando pegadizas canciones. Es bastante obvio que están felices celebrando un día más, bajo la noche estrellada.

     Alexander y Olympia acaban de llegar al camarote del pirata tras haber sido llamados por Ariel, la luna cubre el cielo y ambos hace tiempo habían decidido irse a alguna esquina del barco a descansar cuando les ha sorprendido su llamada.

     Desean negociar, no importa el momento.

     Olympia se encuentra frente a Edriel, enfrentándose, desafiándole a comenzar a hablar, midiéndose con las miradas y barbillas en alto.

- He hablado con mi hermana.

- A esa conclusión ya habíamos llegado - interrumpe Alexander aun irritado por su forma de actuar.

     Olympia apoya cálidamente su mano sobre el brazo del rubio para detenerle. Comprende la frustración que está sintiendo su amigo, pero no considera que sea buen momento para sacarla a la luz.

     A pesar de que ha mostrado una actitud confianza y desafiante en todo momento, Olympia sabe que esta negociación es sumamente delicada e importante, ellos tienen las de perder ante la negativa de los hermanos del mar.

     Ahora deben inclinar la cabeza ante ellos para conseguir su apoyo, cuando lo tengan entonces ya podrán alzarla y reclamarles que hagan lo mismo hacia ellos, que les juren lealtad y reconozcan sus posiciones.

- Quiero a vuestros hombres y el nombre de los hermanos del mar como mis aliados - vuelve a mencionar sin titubear.

- No - responde una vez más el joven pirata.

     Alexander bufa al mismo tiempo que su frustración aumenta, mientras que Ariel mira con el ceño fruncido a su hermano, también sintiendo la frustración adueñarse de su cuerpo.

     Ariel esperaba que su hermano fuese a aceptar si Olympia volvía a hacerle la petición. Después de la conversación que acababan de tener albergaba la esperanza de haber convencido a su hermano para tomar aquella decisión, más bien estaba prácticamente convencida de que lo había conseguido.

     A pesar de ser iguales frente a su tripulación, ni Ariel está por encima de Edriel, ni él lo está por encima de ella, cuando se trata de tomar decisiones siempre lo hacen cuando ambos opinan del mismo modo, sino aquella decisión queda anulada.

     Y ella estaba segura de que en esta ocasión opinaban del mismo modo. Se siente estafada.

- ¿Qué quieres? - pregunta Olympia sin mostrar un ápice de nerviosismo o preocupación por haber sido rechazada una vez más.

- ¿Sabias qué iba a pedir algo a cambio? - Edriel alza una ceja ya sin miedo alguno por mostrar curiosidad hacia la joven.

     Olympia sonríe, claramente lo sabía, nadie hace nada por simplemente el placer de hacerlo. Si alguien así existiese, entonces la vida sería mucho más sencilla y está segura de que muchas guerras se evitarían de ese modo.

Lucha de coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora