Capitulo 10

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     Alexander les explica con sumo de detalles lo que ha ocurrido en realidad, exceptuando la conversación privada que tuvo con Olympia sobre el secreto de su madre. Considera que, aunque Daymon lo sepa, no debería ser él quien saque el tema y tampoco delante de Rune, él cual no pinta nada.

     El moreno termina riendo cuando su amigo le confiesa que se ha dejado llevar durante unos segundos y casi ha perdido la cabeza.

- ¿Eso significa que te vas a poner serio sobre conquistar a Olympia? – cuestiona Rune algo incómodo por la conversación.

     Daymon intenta no reír, aunque las ganas no le faltan.

     De los tres presentes, es el único que conoce los sentimientos de Rune por Olympia, ni siquiera él mismo sabe que, en su interior, se están despertando cosas y comienza a sentirse interesado por la princesa.

     Eso es algo que se va a guardar, sino en esa habitación habría una fuerte pelea que podría acabar con el acuerdo que Olympia necesita. Eso sí, tiene seguro algo, planea disfrutar de los dos ingenuos que ni siquiera saben que está ocurriendo.

- Siempre he sido serio con mi conquista – frunce el ceño bastante molesto – sin embargo, nunca la presioné, no quería forzarla a nada.

- Pero esa estrategia no te ha funcionado – replica el rey.

- ¿Tratas de verme enfadado? – frunce el ceño. No le gusta la forma en que le está hablando – da igual, la cosa es que me he rendido, no por mí, sino por ella. Yo continuaría luchando, pero no es lo que ella necesita en este momento.

     Su amigo se sorprende al escucharle decir algo tan maduro. Es la segunda vez en su visita que dice algo tan maduro, todo lo contrario, a la esencia de Alexander, que es más un niño que un adulto en su interior.

- ¿Qué necesita? – increpa Rune ahora luciendo curioso.

- Un rey desde luego no – responde algo cabreado.

     Daymon termina riendo.

     Sabe que al final ellos acabaran peleando, aunque ahora se vean tan tranquilos el uno con el otro.

     Como un torbellino alguien empuja la puerta abriéndola de golpe. Los tres chicos sentados en la cama se asustan y miran alarmados hacía la chica que se encuentra parada en la puerta, con una expresión que refleja fastidio y unos ojos que echan llamas.

     Camina hasta ellos y, sin nadie verlo venir, acaba golpeando a Alexander en la cara, el cual se queda estupefacto con su mano en la zona lastimada.

- Que sea la última vez que me tratas de esa forma, guarda tus ridículos deseos en tu interior si no quieres que te patee el trasero – ruge haciendo que tanto Alexander como los demás traguen saliva, puede resultar muy aterrorizante – yo no seré tratada por ningún hombre de esa forma, vuelves a intentar besarme y te prometo que lo último que verás será como te asesino con mis propias manos.

- Violenta – susurra Daymon sorprendido.

     Los ojos llameantes de la joven se detienen en la silueta de Daymon, ha escuchado lo que ha dicho y con toda esa ira burbujeando en su interior no cree poder detenerse de decir muchas cosas que pensaba y por ser sus amigos siempre se las callaba.

     De un tirón en su camisa, Olympia logra levantar a Daymon y se acerca a él de forma amenazante. Incluso con esa gran diferencia en altura ella no se ve para nada amenazada. Daymon ronda casi el metro noventa y ella apenas y llega al metro sesenta, pero incluso eso no supone ningún problema.

Lucha de coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora