Capitulo 23

331 45 3
                                    

                   

Los rayos del sol aparecen para despertar al padre de la reina, que silenciosamente, se retira un poco de la pareja que aun continúa descansando.

En un rato tendrá que despedirse de ellos, aun con el miedo de que algo pueda ocurrir dentro del sagrado lugar, él no puede entrar y será imposible poder ayudarles de necesitarlos.

Eso le aterra.

Está seguro de que su hija está destinada a reinar y que, de darse el caso, si algo malo ocurriese, Rune podría protegerla y no dudaría en hacerlo.

Eso, de alguna forma, le tranquiliza.

Rune se despierta en ese momento y lo primero que ve es el rostro de una dormida Olympia, se encuentra a unos escasos metros, con sus manos bajo su cabeza y sus piernas encogidas.

Sonríe inconscientemente.

No es la primera vez que la ve descansar, aunque puede que si sea la primera que le provoca un vuelco al corazón.

- Se parece a su madre – interrumpe la voz de Dorian desde lejos.

     Rune se ve obligado a borrar la sonrisa de la cara, sabe que ha sido descubierto.

     Se gira precipitadamente a mirar al hombre, le descubre con una burlona sonrisa tirando de sus comisuras, casi al borde de la risa por ver el miedo en los ojos del joven.

     El rey acaba acercándose al hombre, deben conversar ahora que Olympia se encuentra durmiendo, o en cualquier otro momento en que ella está presente, eso jamás sucederá.

- ¿Cómo era su madre? Olympia sigue muy dolida y jamás habla de ella a menos que sea para contar lo sucedido aquel día.

     Dorian esboza una triste sonrisa mientras mira hacia el cielo, tratando de recordar todos los pequeños detalles de la antigua reina, de los momentos que vivieron juntos, a pesar de ser breves, y de todo aquello que le hacía ser tan especial como era.

- Era hermosa, sus ojos eran dos piedras preciosas que brillaban con luz propia. Olympia se parece mucho a ella, su valentía y también la dulzura.

     Rune escucha atentamente como Dorian habla de la madre de la reina.

      Puede percibir el cariño y la tristeza en las palabras, puede notar que la quería de verdad.

- No era tan intrépida como lo es Olympia, le faltaba ese lado salvaje que le permitiese aventurarse al peligro, así como ella no tiene miedo ni al infierno – mira de soslayo a su hija – era una grandiosa mujer, llena de amor y ternura. Aunque por desgracia ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que la vi y posiblemente haya olvidado muchas cosas. Me duele reconócelo, pero olvidé el sonido de su risa, aunque en el fondo de mi corazón recuerdo que era hermosa.

- ¿Cuándo fue la última vez que se vieron? – curiosea el rey.

- Mucho antes de que Olympia naciese, yo nunca supe que ella estaba embarazada – suelta un suspiro – me enteré cuando se anunció su nacimiento. La princesa de mirada mágica. Pero aun así no pude regresar al castillo, no somos bien recibidos y a mí ya me conocían como líder de los haers.

     Rune se queda en silencio procesando todo lo que Dorian le cuenta acerca de su pasado. Tuvo que sufrir mucho, enamorarse de alguien imposible de amar, saber que posiblemente hayan podido tener un hijo juntos y no poder conocerle hasta muchos años después.

     Si fuese él, posiblemente no lo habría llevado también y estaría destrozado. Jamás pudo volver a reunirse con ella.

     Un pinchazo en su pecho le obliga a mirar a Olympia.

Lucha de coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora