I WANNA BE A DAD» jjk

24

Kang-ryul
Séptimo mes

Hace un buen rato estoy preguntándome el por qué y qué pretende Jungkook con todo esto, tengo a dos mujeres maquillandome y eligiendo mi vestuario. Ni siquiera sé cuál es el evento especial por el que están arreglándome tanto.

Cuando termino de vestirme y básicamente estoy lista, salgo a la sala para encontrarme un Jungkook muy bien vestido, bueno, no es elegante pero da ese aire. También hay dos maletas que un hombre saca.

—Estoy poniéndome nerviosa, ya dime qué pasa.

Él ríe y extiende su mano para que yo la tome y eso hago, empezamos a caminar, dirigiendonos a la salida.

—Sé que empieza la temporada de vacaciones para tus estudiantes, además de que es tu incapacidad por embarazo— asiento, si, yo le he contado—así qué, decidí que pasaremos el poco tiempo que falta antes de que Jeanggu nazca, en otro lugar más bonito y relajante, estoy estresado en estás cuatro paredes y ya empiezan a ambientar el lugar para Jeanggu.

—Aw, tienes razón, ya es momento de ir preparándose.— le miro— ¿Estás nervioso?

—Mucho ¿estás asustada?

—Lo estoy, no al punto de tener una crisis, pero lo estoy.

—Por eso iremos a cenar, la comida parece ser la única que puede mantenerte tranquila.

Llevo una mano a mi pecho en un gesto exagerado.

—Me conoces tan bien.

—Tuve mucho tiempo para hacerlo— llegamos al estacionamiento— para aprender sobre ti y conocerte.

Nos miramos, sonrío de boca cerrada antes de apartar la mirada y agradecerle por abrir mi puerta, me ayuda a subir, mi estómago pesa y tardo en encontrar una buena posición.

—¿Y a dónde iremos? Tengo curiosidad.

—Te lo dije, a cenar.

—El otro sitio.

—Secreto.

Lo supuse, él y sus misterios.

Vale, me ha traído a una cabaña y quiero pensar que lo ha hecho porque mencioné hace un tiempo que me gustaban mucho este tipo de lugares, afortunadamente es en una zona que no está muy alejada del hospital pues nunca se sabe y alguna emergencia o al niño le dé por llegar antes.

Esperemos que no.

—Estoy tan llena— suspiro, sentandome, él entra con las maletas— creo que nunca comí tanto, recuerda no darle demasiada comida a tu hijo, no quieres que sea un niño obeso.

—Entendido, señora.

—Que horrible, no me digas señora, ew.

Ríe, se tira a mi lado y como ya es usual, pega su mejilla a mi estómago esperando señales de vida del niño más quieto del mundo, de un momento a otro dejó de moverse, supongo que tiene sus momentos.

—Es confuso, quiero que se mueva pero al mismo tiempo prefiero que siga así porque sé que te duele.

Puchereo.

—¿Por qué eres tan bello? Basta, sales con cosas así de la nada.

—¿No suelen decirte cosas bonitas?

—Nop, por eso es que es raro a veces, no estoy acostumbrada a deleitar mis oídos con las cursilerías del género opuesto— blanquea la mirada, sonriendo— tal vez si deberías considerar casarte algún día, no puedes derrochar ese romanticismo.

Vuelve a reír.

—En unos años te buscaré y nos casaremos. No creo que pueda dar ese paso con otra persona.

Entrecierro los ojos, parece que ahora decimos lo que verdaderamente pensamos en voz alta y sin pudor.

—Veremos si seguiré pura y casta para cuando eso suceda.

—¡Muy chistosa!