Prólogo

1.4K 288 30
                                    

Un silencio ensordecedor inundó mi habitación, puse mi teléfono sobre mi pecho, exhausto, poco a poco la aceleración de mi respiración iba disminuyendo, arrojé mi teléfono a un lado de mis piernas en la cama, navegué en el pensamiento de haber estado seguro gracias a lo que había hecho, me calmé, me levanté de mi cama y caminé a la cocina en busca de agua, estaba sediento, como si hubiera corrido 100 kilómetros en un segundo, ese susto fue equivalente a eso.

Al ponerme de pie cerca de la nevera, pude divisar, junto a una foto de Morgan, Alice y yo, un pedazo de papel con la condenada frase "Nate... Te estoy viendo" que me atormentaba nuevamente, tomé el pedazo de papel, lo arrugue y lo tiré a la basura. Miraba desesperadamente por toda la cocina, a la espera de alguien al asecho, pero nada, no había nadie. Sentía mi corazón en la garganta, acelerado, a punto de explotar.

- ¿Que mierda quieres? ¡Deja tus juegos de una maldita vez y aparece, quien quiera que seas! Grité, mientras miraba, paranoico, a todos los alrededores de la cocina.

Silencio total fue lo que obtuve como respuesta.

En una mezcla de pavor con furia, subí nuevamente a mi habitación, y lancé la puerta detrás de mi. Me senté en la cama de nuevo, intentando calmarme nuevamente, sin éxito.

Noté mi laptop abierta a un lado de la cama, aunque ya nada podría parecerme más extraño, me sorprendió, porque recordaba perfectamente haberla apagado y puesto en la mesita junto a la cama. Me incliné hacia ella para cerrarla, pero la luz de la pantalla al encenderse imprevistamente deslumbró mis ojos. Maldita sea, hasta cuando, un mensaje abarcaba toda la pantalla, "Nate, aún te puedo ver", quien quiera que fuera, lo odiaba por hacerme sentir éste pavor que sentía ahora mismo, solo unas simples palabras lograban alterarme, pero no eran las palabras, eran todos los posibles escenarios que inundaban mi mente al leerlas, cerré la laptop con furia, y me arrecosté de la cabecera de mi cama, viendo en todas direcciones, paranoico.

Unas bocinas que se encontraban justo debajo de mi televisor empezaron a sonar, por un momento era solo ruido, estática, hasta que un voz seca e imponente habló abruptamente y sin titubear, "Hagas lo que hagas, siempre estaré observándote, no puedes escapar de mi, Nate".

Luego, solo hubo silencio, esperaba escuchar algo, una ventana rota, los ladridos de algún perro vecino, lo que sea, pero nada, no había nada más que ese atormentante silencio, que me hacía estar a la expectativa de lo que fuera.

Y entonces pasó, escuché un ruido afuera de mi habitación, eran unos casi inaudibles pasos que subían rápidamente por las escaleras, me detuve un minuto a pensar en cómo esta persona podría saber del irritante crujir de la madera en la escalera que, irónicamente, se escuchaba cuando uno trata de subir sin hacer el mas mínimo ruido, salí con una velocidad impresionante y subí las escaleras de igual manera, me detuve a centímetros de la puerta de la habitación de Alice, tratando de escuchar algo, me acerqué más y noté que la puerta estaba abierta, mi corazón se iba a salir de mi pecho, millones de sucesos posibles y hasta imposibles albergaban mi mente.

Respiré hondo, y entré.

Recuerdos Vacíos ©Where stories live. Discover now