Capítulo 7

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Maldito terror.

Sonidos de notificaciones en mi teléfono encendieron mi alarma, revise rápidamente, media docena de mensajes de un número desconocido, repitiendo lo mismo una y otra vez.

"Nate... Te estoy viendo."

Sentí el miedo ascender rápidamente, desde la punta de mis pies a mi cabeza, traté de calmarme, el pánico no dejó que actuara fríamente y me pusiera a pensar de quien se podría tratar, intenté guardar el número para identificar quién era, pero mi teléfono no me dejaba hacerlo, así que, sin más, bloqueé el número.

El temor se desvanecía, no llegaban más mensajes.

Una notificación de Facebook llegó. "Your worst nightmare te ha etiquetado en una publicación".

La publicación citaba lo mismo que sus mensajes, "Nate, te estoy viendo", bajé en el muro y la publicación se repetía sin fin, no habían más publicaciones, solo esas, bajaba infinitamente y permanecían allí.

Mi pulso se aceleraba a medida que bajaba en el muro, luego, una ráfaga de notificaciones hicieron que mi teléfono vibrara sin pausa, todas mis redes sociales, mensajes del mismo usuario, "Nate... Te estoy viendo".

Recordando que con los mensajes había funcionado, decidí bloquearlo de todos lados, no sin antes revisar sus perfiles en busca de indicios de su identidad, sin éxito alguno.

Un silencio ensordecedor inundó mi habitación, puse mi teléfono sobre mi pecho, exhausto, poco a poco la aceleración de mi respiración iba disminuyendo, arrojé mi teléfono a un lado de mis piernas en la cama, navegué en el pensamiento de haber estado seguro gracias a lo que había hecho, me calmé, me levanté de mi cama y caminé a la cocina en busca de agua, estaba sediento, como si hubiera corrido 100 kilómetros en un segundo, ese susto fue equivalente a eso.

Al ponerme de pie cerca de la nevera, pude divisar, junto a una foto de Morgan, Alice y yo, un pedazo de papel con la condenada frase "Nate... Te estoy viendo" que me atormentaba nuevamente, tomé el pedazo de papel, lo arrugue y lo tiré a la basura. Miraba desesperadamente por toda la cocina, a la espera de alguien al asecho, pero nada, no había nadie. Sentía mi corazón en la garganta, acelerado, a punto de explotar.

— ¿Qué mierda quieres? ¡Deja tus juegos de una maldita vez y aparece, quien quiera que seas! Grité, mientras miraba, paranoico, a todos los alrededores de la cocina.

Silencio total fue lo que obtuve como respuesta.

En una mezcla de pavor con furia, subí nuevamente a mi habitación, y lancé la puerta detrás de mi. Me senté en la cama de nuevo, intentando calmarme nuevamente, sin éxito.

Noté mi laptop abierta a un lado de la cama, aunque ya nada podría parecerme más extraño, me sorprendió, porque recordaba perfectamente haberla apagado y puesto en la mesita junto a la cama. Me incliné hacia ella para cerrarla, pero la luz de la pantalla al encenderse imprevistamente deslumbró mis ojos. Maldita sea, hasta cuando, un mensaje abarcaba toda la pantalla, "Nate, aún te puedo ver", quien quiera que fuera, lo odiaba por hacerme sentir éste pavor que sentía ahora mismo, solo unas simples palabras lograban alterarme, pero no eran las palabras, eran todos los posibles escenarios que inundaban mi mente al leerlas, cerré la laptop con furia, y me arrecosté de la cabecera de mi cama, viendo en todas direcciones, paranoico.

Unas bocinas que se encontraban justo debajo de mi televisor empezaron a sonar, por un momento era solo ruido, estática, hasta que un voz seca e imponente habló abruptamente y sin titubear, "Hagas lo que hagas, siempre estaré observándote, no puedes escapar de mi, Nate".

Recuerdos Vacíos ©Kde žijí příběhy. Začni objevovat