Capítulo Final

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Último día.

Un pedazo de verdad.

Violet Steinfeld

El ambiente suele diferir entre frío y tenebroso, dependiendo de la antigüedad del hospital, y cuánto dinero esté dispuesto a invertir el estado en tecnología moderna, o siquiera inmuebles nuevos. Siempre es poco comparado a sus otros excesivos gastos, a decir verdad.

Quitando las deslumbrantes y secas luces de neón, los detectores de movimiento, las "habitaciones" que no son llamadas celdas por motivos legales, y las mil y un cámaras, seguía teniendo la misma simplicidad de siempre, no eran más que cerrojos.

— Buenos días. Le dije al enfermero que, por lo visto, ocupaba el puesto de secretario también.

— ¿Si? Preguntó sin quitar los ojos de la revista que ojeaba detenidamente.

— Tengo una cita.

— Bien por usted.

— No, me refiero a que vengo a visitar a alguien.

— ¿Nombre?

— Oh, si, su nombre es Nate... Nathan Lawrence.

— Okey, espere un momento. Dijo poniéndose de pie y empezando a registrar minuciosamente los gigantescos archiveros que tenía detrás del escritorio donde estaba sentado.

Me mantuve de pie junto al escritorio en lugar de sentarme, estaba ansiosa, asustada, mi cuerpo era un mar de emociones que ni yo entendía, y no era en lo mínimo agradable.

— Nathan Lawrence — Dijo arrojando una gruesa carpeta sobre el escritorio — Veamos que tenemos aquí... Homicidio en primer grado, intento de homicidio, allanamiento y destrucción de la propiedad privada... ¿Está segura de querer verlo? Digo... No suena muy amigable.

— ¿Puede decir que lo traigan ya, por favor? Dije, un tanto impaciente, no quise sonar maleducada o borde, solo que, escuchar esas simples palabras removieron muchos recuerdos en mi... Solo quiero terminar con esto de una vez por todas.

— Okey, espere aquí.

· ━ ━ ━ ━ ━ ━ ━ ━ ※ ━ ━ ━ ━ ━ ━ ━ ━ ·

Me revisaron en una antesala, primero con una vara electrónica y luego a la antigua, no llevaba casi nada, solo mi teléfono, y me dijeron que podía conservarlo durante la visita.

" — Somos amables aquí, podría ser peor, imagine como la tratarían en Alabama, Georgia o incluso Texas." Fue lo que uno de los guardias dijo.

Ahora me conducían por un estrecho, pero demasiado iluminado pasillo, el guardia me condujo hasta una pequeña sala que se usaba regularmente para las visitas o chequeos psicológicos externos.

Brillantes luces se encontraban en el techo, iguales, pero a la vez diferentes del resto del establecimiento, había solo una diminuta ventana que daba a una cerca de alambre y un pequeño pedazo de cielo azul, hoy un tanto nublado.

Una mesa de metal se encontraba justo en medio de la sala, rodeada de lado y lado por un par de sillas plegables. No derrochaban en inmuebles, a decir verdad.

El guardia indicó que me sentara y luego señaló a la puerta.

— Vendrá dentro de un minuto. Recuerde, no puede darle nada, ¿De acuerdo? Puede estrechar su mano, pero ése será todo el contacto físico, limitado por su bienestar y el del personal. Según las reglas fijadas por el Tribunal Supremo del estado, no estamos autorizados para escuchar su conversación, pero esas cámaras — Dijo señalando las esquinas — Bueno, grabarán todo. Incluyéndome a mí dando este aviso. ¿Entendió?

Recuerdos Vacíos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora