Capítulo 9

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Una escuela cerrada.

El resplandor del sol casi me cegaba, metiéndose poco a poco por la puerta del garaje mientras ésta subía y entrando sin piedad por el vidrio del auto donde estaba sentado, esperando a Alice.

El rugido del motor al encender el auto casi opaca completamente a Alice, quien me saludaba desde el jardín, avancé hasta salir del garaje y estacionarme en la acera al frente de la casa, bajé el vidrio y le hablé a Alice, que estaba de pie a un lado del auto.

— ¿Es en serio? No puedes ir así. Dije a través de la ventana, bajé del auto y caminé hacia Alice.

— ¿Qué tiene?

Su camisa estaba arrugada y mal abotonada, su cabello parecía un nido de pájaros, con un montón de mechones falsos de distintos colores, pegados con clips a éste.

— Ya no hay tiempo para entrar y planchar la camisa, Dios...—Dije mientras trataba de arreglarla rápidamente— Y estos mechones, ¿De donde los sacaste?

— No quería ir hoy a la escuela, me convencí cuando los encontré en una caja en mi armario, a mi me gustan, ¿Por qué no puedo usarlos? Dijo.

— Si puedes cariño, pero no así—Pasaba mis manos por su cabello quitando los clips e intentando rebajar el frizz— Los usarás mañana, cuando tenga tiempo para arreglarte bien.

Alice rodó los ojos pero asintió, caminando hacia el auto. Yo siguiéndola con los mechones en la mano.

— ¿Qué te preparaste para desayunar? Dije mientras conducía camino a la escuela, Alice se encogió de brazos y me respondió:

— Si sabes que no se cocinar, ¿Verdad?

No pude evitar soltar una carcajada.

— Cierto, apenas tienes 8, casi lo olvidaba—Dije mientras sacaba mi billetera del bolsillo, ya estábamos llegando a la escuela, así que me estacioné antes de darle dinero a Alice— Ten, algo debes comprarte con eso. Dije.

— Bueno... Está bien, ¿Gracias? Dijo Alice mirándome confundida. Abrió la puerta del auto y bajó, pero no sin antes despedirse.

Conduje hasta casa nuevamente, Everything i wanted de Billie Eilish sonaba en el reproductor, estaba decidido en llamar a Charlie en cuanto llegara, tendría que volver al trabajo, no quería que pensaran que me estaba aprovechando de la situación, por supuesto, también influía el hecho de que odiaba estar sin nada que hacer.

Llegué a casa, caminé hasta mi oficina, y sin más, envié por correo las presentaciones que estuve preparando días antes.

30 minutos esperando respuesta, sabía que Charlie se la pasaba ocupado y que no respondería al instante de haber mandando el correo, pero tuve la ilusión de que lo haría al ver que tenía la iniciativa de regresar al trabajo.

Mirando al techo, reclinado en mi silla y con mi pies sobre el escritorio, las frases de Alice inundaron mi mente nuevamente.

"...Salir en serio con alguien, con una chica."

"Pero deberías intentarlo, al menos para que te diviertas, ya no ríes muy a menudo."

Tomé mi teléfono con la intención de escribirle a Dalia, no por complacer a Alice, sino porque en el fondo sabía que tenía razón, salir con alguien me haría bien. Me percaté que tenía un mensaje de ella, de la misma noche cuando le di mi número, claro, no lo vi por estar... Por estar haciendo otras cosas.

"¿Estás libre mañana en la noche?"

2 minutos después, Dalia salía escribiendo en el chat.

Recuerdos Vacíos ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora