Capítulo 17

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Dos semanas después.

Los O'Higgins.

Se que a éstas alturas de la terapia debería haber estado agradecido con Derek por impedir que hiciera lo que iba a hacer, pero la verdad es que no lo estaba.

Todo me seguía pareciendo vacío y sin sentido, ni siquiera pintar me animaba. Pero los antipsicóticos habían estado ayudando, la psiquiatra dice que mis alucinaciones fueron debido al estrés postraumático que me ocasionó perder a Morgan y a Alice... Si, ya no escucho risas, veo a Rose como quien es, aunque después de lo que pasó no la he visto más, creo que Elizabeth se fue de la casa por un tiempo, la entiendo, yo también lo hubiera hecho, yo también hubiera hecho cualquier cosa para proteger a Morgan y a Alice... Ellas lo saben.

El vacío no lo llenará nada nunca, eso lo sé, pero trato de distraerme, hago las compras por internet, aún si no hubiera cuarentena, el hecho de pisar un supermercado me perturbaba. Dalia me llamaba muy a menudo, decía que me visitaría si pudiera salir de la casa y le creo, se porta bien conmigo, es una buena persona. Violet y Derek también se mantienen al pendiente, Violet se mudó sola a un nuevo apartamento cerca de South Main St, ojalá pudiera visitarla.

La peor parte de enfrentar todo esto, ha sido estar solo.

Estaba en el balcón de la casa, sentado en una tumbona, mirando al vacío, el silencio era tan poderoso que podía escuchar cómo el cigarrillo que tenía en mi mano se consumía. La luna brillaba y se reflejaba en el suelo mojado por la reciente lluvia, hacía frío, pero era soportable, llevaba un grueso suéter gris encima, las cenizas del cigarrillo caían a un lado de la tumbona, vi mi celular, 12:21am, hora espejo, recordé a Morgan hablándome de ellas a pesar de ser una escéptica, creo que ésta hora significaba algo sobre... ¿Confianza? No lo sé, no lo recuerdo muy bien.

Ya era un poco tarde, así que decidí bajar.

Caminaba hacia la cocina, tenía hambre, no comía desde la mañana, sé que está mal pero la medicación me hace perder el apetito a veces.

El televisor de la sala estaba encendido, las noticias puestas, no entiendo cómo es posible que las odie y siempre estén puestas. No decían nada importante, así que seguí hacia la cocina.

Mientras sacaba la bolsa de pan de sandwiches del gabinete, algo que escuché me detuvo en seco, volteé mi mirada hacia el televisor lentamente, temía verlo con mis propios ojos, temía hacerlo real.

"Luego de 3 meses en la prisión estatal de California, Jordan O'Higgins, uno de los tiradores causantes de la masacre ocurrida el pasado diciembre en el Centro Comercial FIGat7th, ubicado en la Figueroa St, podrá solicitar libertad condicional el próximo 31 de marzo que será en dos días, gracias a su intachable comportamiento dentro de las instalaciones, el menor de edad fue sentenciado solamente a 3 años en la Estatal, en el ala Correccional de Menores debido a que sus disparos no ocasionaron daños perjudiciales a ningún individuo dentro del establecimiento..."

Podría jurar que el sonido de la televisión disminuyó tanto que sólo quedaba el aturdidor silencio, caminaba hacia la sala automáticamente, vi todo en cámara lenta como aquel día, ésto no podía ser real.

"Su primo y compañero de fechoría, William O'Higgins, de 19 años, seguirá cumpliendo su condena de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por el asesinato de Tristan Thompson, Ashley Davis, Natasha Miller, Morgan y Alice Lawrence. Agradecemos a Dios y a la justicia de nuestro país porque no haya salido impune de éstos inhumanos actos, seguiremos informando, buenas noches."

Mierda, mierda, mierda.

Estaba en shock, uno de los culpables de la muerte de Morgan y Alice saldría libre como si nada, sé que no las asesino, lo sé, pero maldita sea, estuvo ahí, planeó eso con aquel desalmado, fue cómplice.

Dicen que fue una venganza, la ex novia de W. O'Higgins, Ashley, lo había engañado con Tristan, Natasha era la mejor amiga de William, sabía de la aventura de Ashley y no le había dicho nada. Morgan y Alice solo estuvieron en el lugar equivocado, en el momento equivocado...

No era justo, ambos debieron ser condenados a muerte, ambos, ésto no es justo.

Llegué a imaginarme asesinandolos mil veces, cada noche que había pasado solo, sobretodo los primeros días después del incidente, mi cuerpo ardía cuando recordaba que ellos aún respiraban a pesar de haberles robado el último aliento a ellas. Quise hacerlo, pero nunca había tenido la oportunidad.

Ahora la tengo, y no tengo nada más que perder.

Recuerdos Vacíos ©Where stories live. Discover now