Algo pendiente.

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Para celebrar el pequeño avance en las negociaciones de paz con el gobierno de Paradise, y antes de que el grupo regresara al continente para informar sobre lo acontecido, los Azumabito decidieron hacer una pequeña cena de celebración. 

El barco zarparía al día siguiente, era algo precipitado, pero no había tiempo que perder. La situación era todavía muy inestable y cualquier acontecimiento podría dejar en nada estos primeros pasos hacia la alianza entre Paradise y el resto del mundo existente, no podían correr ese riesgo.

Kiyomi se encargó de que para aquella noche no faltara de nada. La residencia de los Azumabito se convirtió aquella tarde en un hervidero de personas que iban y venían para tenerlo todo listo. Los asistentes a la cena serian básicamente los mismo de las ultimas semanas, pero la ilusión por el pequeño avance conseguido en las negociaciones hacía que el ambiente fuera especial.
Los Azumabito incluso consiguieron algunas botellas de vino para la ocasión. No era fácil encontrar vino en la Isla, después de todo lo que había pasado. Realmente no había nada que temer, la maldición de los titanes ya no existía, pero la desgracia pasada había dejado mella en la población, y les seguía causando desconfianza.
También ellos fueron reticentes a tomarlo al principio, pero el ambiente festivo finalmente hizo que se despreocuparan. Durante la cena hablaron animadamente sobre el regreso al continente, sobre sus familias que allí les esperaban. Kiyomi incluso puso algo de música en el gramófono. Pese a los 3 años que habían pasado viajando por las distintas naciones para fomentar el diálogo por la paz, y todo lo que habían visto a lo largo de esos viaje, no dejaban de sorprenderse con la tecnología que se había desarrollado a lo largo de los años fuera de la Isla.

El vino y la música hicieron su efecto, todos parecían alegres y relajados.
Después de la cena la conversación giró entorno a como serian recibidas las noticias en el comité de las Naciones Aliadas.
Mikasa se levantó discretamente de la mesa y salió al exterior, como solía hacer todos los días después de la cena. Se alegraba de que Armin y los demás hubieran conseguido abrir una vía de diálogo, pero ella no quería intervenir. Cuando la conversación entre sus amigos derivaba en esa dirección solía retirarse.
Los demás no parecieron darse cuenta de que ella había salido, excepto Jean, que miró hacia la puerta discretamente.
Hacia mucho que no bebía vino, seguramente le había nublado un poco el juicio. Seguramente fue por eso que se sintió con la valentía suficiente para seguirla.

Fuera la noche era fresca y solo se oían los grillos, y el rumor de la conversación de los que todavía estaban alrededor de la mesa. La luna apenas estaba visible, cubierta por algunas nubes que pasaban ante ella lentamente.
Mikasa estaba sentada en los escalones de la entrada, siempre se sentaba allí cuando salía a ver el cielo por las noches.

Se sentó a su lado sin decir nada, y miró al cielo. Armin tenía razón cuando decía que merecía la pena estar vivo por cosas así.
Jean cerró los ojos por un segundo e inspiró todo el aire que fue capaz. Tres... Ahora o nunca... Dos... Ya no hay marcha atrás... Uno...

Mikasa, t-te quiero. – Lo dijo exhalando el aire, con voz firme pero sin poder evitar el tartamudeo que le afectaba cada vez que se ponía nervioso. Y se quedó mirando a la oscuridad frente a ellos.

Mikasa tardó un segundo en reaccionar. Giró la cabeza hacia su compañero sorprendida, no tanto por la confesión si no por la contundencia con la que lo había dicho, y porqué sinceramente era lo último que esperaba oír en ese momento. No era como que no supiera del interés de Jean por ella... Lo había sabido des de la academia, pero siempre pensó que ese enamoramiento adolescente se había convertido con el paso de los años en camaradería. En aquellos años había procurado que su distanciamiento dejara claro que ella no podía corresponderle, que en su corazón solo había lugar para Eren, aun que apreciaba su amistad.
Por alguna razón la confesión repentina hizo que se sonrojara, y pese a que sabía que la poca luz impediría que él se diera cuenta, bajó la cabeza y miró al suelo.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Where stories live. Discover now