Un colgante y un deseo

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NOTA DE LA AUTORA:

Muchísimas gracias a los que le habéis dado una oportunidad a esta historia <3 

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Definitivamente el invierno había llegado pronto. Mikasa miraba por la ventana hacia las cumbres más cercanas a Shiganshina. Todavía no había empezado a nevar, pero no tardaría mucho en hacerlo.

Bajó las escaleras con la intención de salir a hacer alguna tarea que pudiera ser de utilidad. Aunque los Azumabito le procuraban todo lo necesario no podía evitar sentir que debía ayudar. Lo cierto es que no estaba acostumbrada a una vida de comodidades, y tampoco era algo que le resultara interesante. Fue entonces cuando Kiyomi la llamó des de la sala principal donde estaba sentada leyendo unos documentos.

Mikasa – dijo la mujer llamando su atención – Tienes correspondencia – Le tendió un sobre. Mikasa lo volteó para ver el nombre de Armin en el remitente.

Gracias – dijo ella pensativa.

¿Dónde vas? – le preguntó la mujer mostrando interés.

Pensaba ir a cepillar a los caballos – contestó.

No es necesario que lo hagas, querida... - contestó Kiyomi.

Lo sé, pero no es una molestia para mi. Me gusta hacerlo. – respondió ella.

Está bien, como quieras. – le respondió, aceptando que Mikasa era una joven activa y no iba a cambiar de parecer después de tantos años.

Mikasa retomó su camino mientras la señora Azumabito la observaba salir de la casa. Mikasa estaba siempre tan encerrada en si misma... A Kiyomi le hubiera gustado tener con ella una relación más cercana, pero no conseguía encontrar la forma de acercarse a la chica. Suspiró antes de proseguir con sus papeles.

Cuando Mikasa llegó a las caballerizas abrió la carta de su amigo. Armin preveía poder regresar a Paradise el próximo mes. Esperaba la confirmación de Historia antes de empezar a preparar el viaje. También esperaría al regreso de Jean y Connie, que al parecer seguían en su visita por el país de Onyankopon. Al final de su carta comentaba algunos asuntos graciosos relacionados con la divertida relación de Falco y Gabi, bajo la vigilancia estricta del capitán Levi. También parecía preocupado por el estado de salud del señor Leonhart, el padre de Annie.

Mikasa dobló la carta y la guardó en el bolsillo de su falda. Más tarde le escribiría de regreso.

Cuando terminó de acicalar a los caballos decidió dar un paseo por la reconstruida ciudad de Shiganshina. Lo cierto es que difería bastante de como era la ciudad en su infancia. Tras la caída del Muro Maria había quedado destrozada, y durante mucho tiempo inaccesible. La restauración se inició poco después de que consiguieran tapar el agujero del muro, pero pocos de los supervivientes del incidente decidieron volver a sus hogares, temiendo que la ciudad estaría muy expuesta a cualquier nuevo ataque.

Shiganshina había recuperado su vida tres años atrás, al terminar la guerra, pero ya no quedaba nada de lo que había sido antaño.

Aun así, la nueva Shiganshina era una ciudad agradable, y cuando Mikasa se sentía con fuerzas se obligaba a intentar ver las cosas bonitas de aquel lugar, para intentar apartar así los horribles recuerdos de su pasado.

En el lugar donde una vez estuvo la casa de los Jaeguer, muchos años atrás, Eren y Mikasa habían hecho un pequeño altar en memoria de Karla. A veces ella se acercaba allí y dejaba una flor. Pero eso era solo cuando se sentía con fuerzas.

Habían pasado ya más de diez días des de su llegada a Ubuntu, pero Jean y Connie no habían dejado de sorprenderse ni un solo momento ante todas las cosas que estaban descubriendo. Ekua se había unido a ellos en muchas de las excursiones para descubrir el país, y Connie no podía estar más exultante. A Jean le parecía graciosos ver el interés de Connie por hacer reír a la hermana de Onyankopon, tenia que admitir que a su amigo se le daba bien, ella parecía pasarlo bien.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Where stories live. Discover now