Déjame intentarlo

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Pese al esfuerzo de la madre de Jean por preparar un delicioso desayuno los chicos no tuvieron demasiado tiempo para disfrutarlo. Querían apresurarse para llegar al cuartel antes que el resto de interlocutores y poder ponerse al día con la subcomandante Rehinberg. Efectivamente, cuando llegaron allí se encontraron con la mujer y su escuadrón de confianza, revisando algunos de los documentos de la reunión.

Me alegro que hayáis venido con tiempo. Quería hablar con vosotros a solas antes de que empiecen las reuniones – dijo ella acercándose al grupo – Tengo que avisaros que, pese a que estas reuniones ya son un gran avance, no va a ser nada fácil. Como pudiste comprobar en tu misma piel, Armin, hay sectores dentro de los Jeagueristas que os consideran poco menos que traidores. E incluso los más moderados tienen ciertas reticencias a entablar conversaciones. Es probable que algunos de los miembros de la mesa de diálogo intenten poneros entre la espada y la pared, y quieran boicotear las negociaciones. La suerte es que la Reina y algunos sectores sociales, como los comerciantes, están abiertos al diálogo.

Lo sabemos bien, subcomadante – dijo Jean – Estamos preparados. Pero nos interesaría saber hasta qué punto los Jeagueristas serán receptivos a un acuerdo de paz real y duradero.

Como os dije, es difícil saberlo – explicó Anka – Desviarse del discurso oficial dentro del ejército puede salir muy caro... Pero las informaciones que ha conseguido recabar mi escuadrón indican que son más de los que parece los favorables a entablar relaciones bilaterales con el resto de naciones. Al fin y al cabo, la carrera armamentística en la que se ha sumido Paradise durante los últimos años ha supuesto un gran gasto del presupuesto que ha tenido que retirarse de otros ámbitos. Y de eso también se han dado cuenta los ciudadanos de a pie, que empiezan a dudar de la viabilidad de esta situación.

Armin asintió y tomó un par de notas en su cuaderno. Al poco rato el resto de invitados a la mesa de diálogo empezaron a llegar. La última en entrar a la sala fue de nuevo la Reina Historia, que dio inicio a las conversaciones.

Al principio las intervenciones de las distintas partes fueron para exponer sus puntos de vista y los intereses que defendían. Pero el tono de la conversación empezó a encenderse cuando Armin puso sobre la mesa la necesidad de que Paradise cambiara su discurso beligerante hacia el resto de naciones.

¿A caso los otros países tuvieron alguna duda en planear una ofensiva para atacarnos y terminar con todos nosotros? Si no hubiera sido por la amenaza del retumbar haría largo tiempo que nos habrían matado a todos. ¿Es que acaso no tenemos derecho a defendernos de las ofensivas del resto del mundo? – exclamó uno de los militares con un tono acalorado.

Era un contexto distinto – intentó explicar Jean – Las otras naciones consideraban un peligro el poder de los titanes, porqué así había sido en el pasado. Ahora que ese poder ya no existe se abre la posibilidad de un diálogo entre iguales.

¿Como va a ser un diálogo entre iguales, si nos han privado durante un siglo de la tecnología y el conocimiento necesario para estar a la altura del resto de naciones? – dijo otro – Solo con un ejército fuerte podremos demostrar al resto del mundo que no nos achantaremos frente a un nuevo ataque.

El poder de una nación no solo se demuestra con su capacidad militar – dijo Armin frunciendo el ceño – No se pueden resolver todas las desavenencias mediante la violencia, hay que abrirse a escuchar...

¿Por qué íbamos a escuchar a alguien que fue capaz de matar a su propio amigo, traicionándole a él y a su patria en beneficio de las naciones que habían intentado someternos durante un siglo? – murmuró entre dientes el capitán que estaba sentado justo frente a Armin. En la sala se hizo un silencio absoluto. Por un momento Armin se quedó blanco y no pudo responder a aquel golpe bajo.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon