Tomar distancia

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Había más de media hora de camino entre el hotel y el puerto, pero Jean tardó apenas quince minutos en llegar. Todavía era pronto y las calles no estaban muy concurridas. No sabía que iba a hacer, ni que le iba a decir a Mikasa, pero sentía que ella no se podía marchar así. No sin hablarlo. No después de lo que había pasado.

Jean torció la esquina y por fin vio el mar frente a él. Se detuvo un momento a tomar aire y se soltó un poco la corbata. Miró cada uno de los barcos amarrados en el puerto y vio como un par ya se alejaban de allí. Se acercó hacia uno de los hombres uniformados que sostenía una tabla con papeles, y en ese momento hablaba con una familia cargada con su equipaje.

Disculpe, ¿sale hoy algún barco transoceánico? - le preguntó el chico aún recuperando el aliento. El hombre le miró extrañado.

¿Con que destino, muchacho? - le preguntó.

La Isla de Paradise... - Jean lo dijo con cautela, sabía que no era una pregunta frecuente. El hombre lo miró con cierto recelo.

Mmm... Solo sale un barco cada dos o tres días hacia allí - el hombre revisó los papeles - De echo el único en toda la semana acaba de partir hace media hora - y señaló uno de los barcos en el mar, a lo lejos. Jean miró en la dirección en la que señalaba el hombre y sintió como si un peso enorme se desplomara encima de sus hombros. Se quedó mirando el barco unos segundos antes de darse cuenta de que el oficial le estaba observando.

¿Puedo ayudarle en algo más? - le preguntó el hombre. Jean volvió a mirarle.

¿Podría confirmarme si alguien va a bordo? - el oficial pensó que no era lo usual, pero el chico parecía preocupado y había hecho un gran esfuerzo para llegar hasta allí, así que se compadeció de él - Mikasa Ackerman.

El hombre buscó entre los papeles, pasó un par de hojas y al fin detuvo el dedo sobre uno de los nombres inscritos. Se lo enseñó al chico que pareció decepcionado.

Ha sido de las ultimas en comprar un billete - le explicó él.

Gracias, muy amable... - y Jean tomó el camino de regreso.


Mikasa se sentó en la cubierta del barco, contemplando como poco a poco la costa se veía cada vez más lejos, hasta que al final se fusionó en una raya en el horizonte. Se sentía cansada, le hubiera gustado dormir todo el viaje de regreso, pero le resultaba imposible cerrar los ojos sin empezar a especular como se sentiría Jean al leer esa escueta nota que le había dejado. Había sido una cobarde por no atreverse a hablar con él. Pero no estaba acostumbrada a mostrar su vulnerabilidad antes los demás.

Contemplaba como las gaviotas revoloteaban tras la estela que dejaba el barco a su paso, intentando atrapar algún pez.

Uff... No me gustan nada los viajes en barco, ¿sabes? - dijo Hitch acercándose hasta sentarse a su lado - Si no fuera porqué le tengo aprecio a la boba de Annie no pisaría uno en la vida...

¿Te mareas? - le preguntó ella, viendo que la chica estaba un poco pálida.

Si, pero si me da el aire me encuentro mejor. - Hitch cerró los ojos y echó la cabeza un poco para atrás - ¿Por qué has decidido volver de repente?

No le sorprendió la pregunta directa, era muy propio de ella. Mikasa se quedó pensando qué responder.

¿Es por Jean? - le preguntó de nuevo sin cambiar de postura. Ella se sorprendió y la miró de reojo. Se subió un poco la bufanda, simulando que se resguardaba de la brisa marina. Hitch abrió los ojos y la miró con curiosidad.

¿Por qué lo dices? - murmuró ella con la mirada fija en las gaviotas que seguían revoloteando cerca.

Os vi ayer en la boda bailando. Siempre he sabido que a Jean le gustas, solo hay que ver como está pendiente de ti a cada paso que das. Pero no sabía que a ti también te gustaba él. - dijo Hitch con toda naturalidad cerrando de nuevo los ojos para sentir el aire fresco sobre su rostro.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Where stories live. Discover now