En el mejor lugar

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La velada siguió durante varias horas. Los novios recibieron agasajos y algunos regalos por parte de los invitados, y todos parecían estar pasándolo bien. Incluso el capitán Levi, con su posado siempre serio y austero, parecía divertirse viendo como Falco intentaba convencer a Gabi para bailar juntos. La banda seguía amenizando la fiesta con canciones alegres, pero también con otras más pausadas y románticas.

El grupo, junto a Onyankopon y su hermana, conversaban y rememoraban anécdotas mientras compartían unas copas. A Mikasa no se le pasó por alto como Connie y Ekua habían pasado toda la fiesta hablando animadamente, y los dos parecían de los más ilusionados con el reencuentro.

Ya había anochecido cuando Mikasa se disculpó con sus amigos con la excusa de ir en busca de algo. Lo cierto es que, aun que se alegraba de estar compartiendo un buen rato con ellos, no estaba acostumbrada a esa clase de eventos, y sentía la necesidad de alejarse un poco del bullicio de la fiesta y encontrar un rincón de tranquilidad.

Mikasa salió al jardín con vistas al lago. Se descalzó y empezó a andar por la hierba. La fresca noche de primavera y la oscuridad la relajaban. Se acercó a un árbol en el margen del jardín y se apoyó contra él mientras contemplaba el reflejo de las luces sobre el lago. No sabría decir cuanto tiempo estuvo así, inmersa en sus pensamientos, el caso es que tras un rato unos pasos detrás suyo la alertaron. Se volteó súbitamente de forma instintiva. Vio que Jean se acercaba tranquilamente y al ver que la había sobresaltado se detuvo y levantó las manos en son de paz. Mikasa relajó la postura y se volvió de nuevo hacia el lago.

Venía a comprobar que no te habías perdido por el camino - le dijo el chico colocándose a su lado y mirando también al lago - ¿Todo bien?

Si, - le respondió ella - Deberías volver dentro, será más divertido que estar aquí.

No. Estoy en el mejor lugar de la fiesta. - le respondió él sin desviar la vista del lago. Mikasa le miró para intentar descifrar a que se refería en realidad, pero Jean no hizo ningún gesto que le delatara.

Siguieron en silencio contemplando el paisaje nocturno unos minutos mientras oían la música y las risas del resto de invitados des del interior.

Nunca te he dado las gracias por todas las veces que has acudido en mi ayuda, Jean. Gracias. - dijo Mikasa con su voz pausada.

Bueno, tu me has salvado la vida en mas de una ocasión. Además, eso es lo que hacen los amigos, ¿no? - le respondió él, bajando la voz en esta última frase. En la oscuridad Jean intuyó como ella asentía ligeramente con la cabeza - Mikasa, yo...

Jean se lo pensó mejor y cortó la frase. Era mejor dejar las cosas así, no insistir más en el tema. El silencio se volvió a extender entre ellos y de nuevo pudieron volver a oír la música y las conversaciones a lo lejos.

¿Qué? - murmuró Mikasa con la vista clavada en la oscuridad frente a ellos.

Nada. - respondió el chico desviando la mirada hacia el otro lado del jardín. 

Silencio otra vez.

Hace un tiempo me dijiste que la gente que había visto la muerte de cerca, como nosotros, no podía permitirse el lujo de no decir las cosas - le recordó ella. Jean la miró sorprendido de que se acordara de aquello que le había dicho hacia ya casi medio año.

Lo siguiente fue un acto prácticamente automático. Jean acercó la mano a su barbilla y le giró la cara hacia él con suavidad. Acortó la distancia que les separaba y la besó. En cuanto sus labios se rozaron el cerebro del chico se dio cuenta de lo que estaba haciendo y analizó rápidamente la situación. Pero todavía tardó un segundo en detener el beso y separarse unos centímetros de ella. Mikasa le estaba mirando con sus ojos grises y profundos, pero no estaba seguro de en que pensaba.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Where stories live. Discover now