Capítulo 12

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Y solo la belleza de tierras
lejanas fueron el
comienzo.

De la fantástica aventura
donde puede
encontrarte.

— AyariQWQ

Alemania un mágico país lleno de historias y pueblos pintoresco que te invitan día con día a los miles de turistas y locales que viven en aquellas tierras, aventurarse en sus cientos de monumentos y arquitectura que a más de cientos le roba la respiración.

Desde su bellas calles rústicas y acogedoras que te brindan la sensación  de estar en casa, desde la capital  con imponentes edificios con una arquitectura más que perfecta, un país que brinda una aventura a la ancho y largo de todas sus ciudades que lo contitullen.

Por las calles dos personas llaman la atención sus pálidas pieles sus rasgos orientales, era más que normal que los locales miraran a turistas  con esa características. Pero no todo los días miraban a dos personas que parecían seres divinos entre los viles mortales, su castaño pelo brillaba como finos hilos de oro por los rayos del sol que emergía desde el norte, sus pieles tan perfecta que si las tocaban dejarías la marca de tu caricia, aquellos labios carnosos que invitaba a muchas mujeres querer probar más de una ves, y aquellos ojos tan claros que parecían dos gemas que resplandecían con el más mínimo rayo de luz. De estatura alta y delgada con cuerpo ejercitado y un atractivo único.

Eso ocaciono un revuelo en las calles los dos hombres que son ajenos a lo que sucede en la mente de las personas, fácilmente pasan por amigos, el Señor Wang pese a tener casi los cuarenta y cinco años esta bien cuidado y no existe ninguna arruga en su rostro que conserva el hombre guapo que siempre hacido, nadie pensaría que es un padre de un chico entre sus casi veinte años.

Claramente Wang Yibo no se quedaba atrás la sutil sonrisa en sus labios rojizos por el bálsamo puesto en ellos, aquellos pantalones negros ajustados en sus bien marcadas y torneadas piernas hacia suspirar a más de una chica o chico quien se quedaban embalsamado en su cuerpo, tanto padre e hijo llegaron aquel país hacia dos semanas y no contaron que el invierno iniciaba antes y claro tuvieron que comprar ropa para aquel frio. Los primeros días Yibo sentia que hasta las pestañas se le congelaban e hizo más de mil berrinches en lo cuales las palabras  "No tendré pestañas" "Oh Dios mío mis cejas no tendré cejas" eran acompañadas por las risas del señor Wang claramente su hijo es la capia exacta de su amada Clarisa.




— Vamos papá quien diría que el famoso Wang Riu tiene miedo de hacer algo tan sencillo  - Yibo pone los ojos en blanco mientras mira la arquitectura de aquel majestuoso castillo en el que estaban.

— No es fácil ya estoy viejo además a la única que voy amar toda mi vida es a tu madre mi leoncito.

Aquí vamos de nuevo al menos se de donde saque esa obstinación y terquedad  penso.




Papá nadie sustituirá el amor que tienes  hacia mamá  - le sonrie- Pero es momento de que seas feliz yo no me opondre se nota que en serio les gustas - comenta coqueto mirando aquella mujer que miraba a la distancia vaya sorpresa para Yibo en saber que aquella persona originaria del país calló por completo ante los pies de su padre para el amor no hay tiempo Yibo sonrio con tristeza en saber que eso era  más que una verdad.


— Hijo en verdad no necesito a nadie en mi vida.



El pobre Yibo alzo sus manos y pidió clemencia a Dios por su atroz destino, ahora sabia que tado esa negatividad y sufrimiento en soledad lo heredó de su padre y de su madre la forma en la que era pícaro y sarcástico en muchas de las veces. Los Wang son todo un caso cuando se refiere al amor.... pero eso tenía cierto encanto para las personas de las cuales se enamoraban de ellos, una deseaba poder estar y ser parte de la vida aquel hombre que en tan solo dos semanas.... le enseño que todo es posible y que los hombres cariñosos, atentos, amables, educados y todo un soñador y romántico existían.

95 Días Para Amarte.Where stories live. Discover now