𝑻𝒉𝒊𝒓𝒕𝒚-𝒔𝒊𝒙

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A pesar de que en las calles de Londres prevalecía el cálido clima veraniego, Grimmauld Place, por lo contrario, era sumamente fría y sombría, llena de viejos recuerdos y multitud de muebles polvorientos que fueron olvidados tras la muerte del último Black.

Elizabeth estaba sentada en el sillón frente a la chimenea intentando calentarse un poco mientras las llamas no hacían más que recordarle el ataque de tan sólo tres noches atrás. Aún era capaz de oler el humo,de escuchar los gritos desgarradores de los invitados, sentir el sabor metálico de la sangre en su paladar.

Suspiró ajustando la manta a su alrededor. Ella debía estar durmiendo, al igual que Ron, Hermione y Harry, pero sin importar cuanto intentaba cerrar sus ojos para descansar, no lograba conciliar el sueño. Al parecer el estrés le estaba jugando una mala pasada.

Luego de que Harry la arrastrara de la desastrosa fiesta, los cuatros aparecieron en Tottenham Court Road, en Londres, cubiertos de cenizas y tierra.

Cuando por fin recobró la compostura, los ojos de la joven saltaron en todas direcciones, tratando de observar todas las cosas del mundo muggle y a pesar de que ya había ido algunas veces con Hermione, ése era un lugar totalmente nuevo. Si era sincera más allá del pánico por el que habían pasado, una parte de ella estaba asombrada de la enorme ciudad.

Pero la sorpresa fue mayor cuando debieron cambiarse de ropa, haciendo confesar a Hermione. Quién supuso que Harry haría que Elizabeth los acompañara si las cosas se salían de control en la fiesta, por lo que toda la ropa de Lizzie había sido empacada en un pequeño bolso por la castaña.

De estar disfrutando de una inquietante pero pacífica felicidad en una boda, habían pasado a ser perseguidos, atacados en un bar por mortifagos e insultados varias veces por Kreacher, el elfo cascarrabias de la familia Black, quien se encontraba en Grimmauld Place, a donde Harry había sugerido ir para refugiarse del señor tenebroso.

Ahora se encontraban descansando. Mañana tendrían un día largo, deberían infiltrarse en el Ministerio para robar el guardapelo que estaba en manos de Umbridge.

Luego de que los tres llegarán a la casa Black, descubrieron que quién había robado el guardapelo era nada más y nada menos que el hermano de Sirius, así que siguieron todas las pistas hasta terminar dando con el paradero del Horrocrux. Dolores Umbridge, despiadada mujer y futura directora de Hogwarts. Fue una desagradable sorpresa descubrir quién sería el sucesor de Dumbledore, a través de una nota en un periódico.

La idea original era esperar para pensar en un plan y así robar el guardapelo, pero al enterarse de como el señor tenebroso había asignado a Umbridge como directora de Hogwarts y de la urgencia de su partida, debiendo irse pasado mañana para poner en orden el colegio, tuvieron que modificar todo, creando un plan a medias con la intención de acercarse lo suficiente a la mujer y robar el horrocrux, antes de que se internara en los impenetrables muros del castillo. No era la mejor idea, ni las mejores estrategias, pero era algo y era todo los que tenían.

Elizabeth cerró sus ojos tratando de dormir, creyendo que si lograba mantenerse el suficiente tiempo inmóvil, engañaría a su cerebro y al fin caería dormida, pero en su lugar, su mente comenzó a divagar, recordando los últimos días que pasó junto a Draco.

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FLASHBACK

Ella giró en la cama con la intención de abrazar a Draco, pero en su lugar se encontró con el frío colchón, haciéndola abrir sus ojos y notando que el rubio no estaba a su lado.
Se sentó y dando un vistazo a la habitación dejó escapar un suspiro cansado, para luego dirigirse al baño y tomar una ducha.

𝑰 𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒀𝒐𝒖 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐Where stories live. Discover now