𝑻𝒉𝒊𝒓𝒕𝒚-𝒔𝒆𝒗𝒆𝒏

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__ ¿¡Harry estás loco!?....__ exclamó con desesperación observando al pelinegro__ ¡casi nos matas!__ ella se apoyó contra la pared del ascensor, intentando recobrar el aliento luego de que los cuatro salieran corriendo de la sala en la que Umbridge acusaba a una maga de ser hija de muggles.

Elizabeth se arrepentía de haber elegido a una mujer para transformarse en lugar de un hombre. La ajustada falda de tubo y los altos tacones negros no eran prendas para nada convenientes cuando se trataba de correr por su vida de cientos de dementores.

__Lo siento fue lo único que se me ocurrió...__ se disculpó el pelinegro tomando respiraciones superficiales__ pero al menos conseguimos el guardapelo y seguimos con vida __ sostuvo el horrocrux en dirección a la joven

__ Por poco...__ murmuró Ron__ aún debemos salir del Ministerio...¿Cuánto crees que dure la poción Hermione?

__No lo suficiente...__ susurró ella observando sus manos las cuales comenzaban a deformarse al igual que su rostro. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, todos habían vuelto a la normalidad__ solo mantengan la cabeza abajo y salgamos lo antes posible__ ordenó Hermione mientras salían del ascensor.

Tendrían que atravesar el atrio del Ministerio. El lugar estaba repleto de mortifagos y cada pared era adornada por una foto de sus rostros, con una simple descripción "indeciables n° 1", haciendo casi imposible pasar desapercibidos.

Caminaron sin cesar, uno detrás del otro. Nadie se había percatado de su presencia. La mayoría estaba demasiado aterrado de los mortifagos como para mirar hacía otra parte que no fuera su propio camino, pero su suerte no duraría para siempre, después de todo, no eran invisibles.

Entonces los susurros comenzaron, seguidos de algunas miradas curiosas.

__¡Es Harry Potter!¡Harry Potter ésta aquí!__las palabras vinieron de algún lugar entre la multitud y en cuestión de segundos los cuatros chicos eran el centro de atención.

__ ¡Atrapenlos!__ exclamó alguien a sus espaldas, en ése momento comenzaron a correr.

Hechizos y susurros llenaron la habitación. Se encontraban huyendo. Chocando contra magos que se cruzaban a su paso mientras intentaban alcanzar las chimeneas.

Un rayo verde pasó zumbando cerca de la mejilla de Hermione.

__¡Flipendo!__ Harry conjuró con la intención de ganar tiempo, rogando que el hechizo lograra golpear a alguno de sus atacantes.

Elizabeth esquivó justo a tiempo un hechizo de necrosis que casi impactaba en su brazo.

__¡Suplo!__ la voz de Ron se escuchó tras ella. En cuestión de segundos los mortifagos fueron rodeados de una enorme nube de humo negro.

Fue entonces cuando un hechizo proveniente del humo voló en dirección a la joven, rozando la pierna derecha de Elizabeth. La espesa sangre comenzó a brotar de la herida en su muslo, provocando un quejido desde el fondo de su garganta.

Se detuvo en seco llevando su mano al corte fresco. En ese momento Ron la agarró del brazo incitandola a continuar sabiendo que su hechizo no duraría para siempre.

Ella obligó a su cuerpo a seguir moviéndose, tendría tiempo de quejarse cuando estuvieran a salvo.
Corrió lo mejor que pudo. En sus pasos una pequeña cojera se distinguía, la sangre bajaba por su pierna.

Las chimeneas comenzaron a cerrarse, con la intención de impedirles escapar. Otro hechizo. Una explosión. El aroma metálico en sus fosas nasales.

Los cuatro chicos apresuraron su paso saltando en una de las chimeneas al último segundo, justo antes de que uno de los mortifagos agarrara el brazo de Hermione.
Los magos desapareció torpemente del lugar y todo se coscureció.

𝑰 𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒀𝒐𝒖 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐Where stories live. Discover now