𝑻𝒉𝒊𝒓𝒕𝒚-𝒏𝒊𝒏𝒆

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ADVERTENCIA:

ÉSTE CAPÍTULO TOCA TEMAS COMO EL ABUSO SEXUAL Y MUERTES EXPLÍCITAS DE PERSONAJES. SE ACONSEJA DISCRECIÓN.

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La garganta de Harry era incomodada por el nudo que se formaba con cada paso de sus pies, mientras seguía al hermoso patronus de fénix que revoloteaba con suavidad iluminando levemente el camimo a través de las penumbras.

Las tetricas casas y los secos árboles parecían ser conocidos para él, dandole el presentimiento de haber estado allí antes aunque no lograba recordar en donde se encontraba.

El ambiente se sentía pesado impidiendo que los pulmones del pelinegro se ensancharan con facilidad.

Paso trás paso, caminó en la oscuridad sin un rumbo exacto o eso es lo que él creyó hasta que la vio.

La enorme estatua de bronce.

Godric Gryffindor llevando entre sus manos la reluciente espada.

Él intentó agarrarla pero fue entonces cuando la estatua desapareció y con ella el único objeto capaz de destruir a los horrocruxes, dejando en su lugar a Elizabeth.

El corazón del pelinegro latía con tanta fuerza que creyó haber sentido como salía de su pecho.

Estaba parada a varios metros de él, con su ropa manchada de sangre y su cabello despeinado.
Llevando en su rostro una expresión vacía.

Perdida.

Acusadora.

Y aunque ella se encontraba en silencio, sus escalofríantes gritos se escuchaban a la distancia atormentando a Harry.

La presión en sus pulmones aumentó cuando contempló como detrás de la joven una sombra se alzaba.

Él intentó gritar pero nada salió de su boca, intentó acercarse pero sus pies se encontraban fijos al suelo.

Luchó para advertir a la joven pero fue en vano. Un rayo de luz verde la golpeó y en cuestión de segundos el cuerpo inerte de Elizabeth se desplomó en el suelo revelando a la misteriosa sombra.

Draco Malfoy.

Sus fríos ojos plata lo observaron y dedicándole una tétrica sonrisa apuntó su varita hacía el pelinegro.

Despertó cubierto de sudor jadeando por aire.

Harry no se levantó hasta que sus latidos se calmaron. El frío viento lo golpeó al abandonar la carpa y aunque aún no amanecía, una tenue claridad iluminaba el bosque de Dean.

__¿Está todo bien?__ preguntó Ron quién hacía guardia a unos cuantos pasos de la carpa junto a la fogata.

__Pesadillas__ dijo el joven sentándose junto a su amigo.

__¿Elizabeth otra vez?__ preguntó el pelirrojo.

Harry desvío la mirada__ sí...

Ron negó ajustando su abrigo__ amigo debes...

El pelinegro lo interrumpió__ lo sé Ron, tú y Mione lo han repetido uno y otra vez ésta última semana... "debo enfocarme en la misión, luego pensaremos en Elizabeth"...es sólo que no puedo dejar de preocuparme por ella.

__Harry...__el joven intentó consolarlo.

__No, no intentes justificar lo que hicimos__ el pelinegro le dio una dura mirada a su amigo levantándose__ nosotros la abandonamos, es nuestra amiga y la dejamos sola, sufriendo. Nada. Nada justifica dejarla allí.

𝑰 𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒀𝒐𝒖 𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐Onde histórias criam vida. Descubra agora