Capítulo 3: Arte.

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Marine Jones era muy admirada. Ya sea por su despampanante belleza natural o sus inigualables obras de arte hechas a mano.

La joven tenía la bendición de crear arte con un pincel, un lienzo y un simple color. Infinitas obras que carecían de imperfecciones, y desbordaba de belleza.

Eso era Marine Jones, una bendición para el arte. Y el arte una bendición para la joven pelirroja.

La joven artista tenía buen ojo para destacar un buen paisaje que fuera digno de pintar. Y ahora, en Forks, descubrió que hay varios lugares que ella quería retratar. Una playa que vio en internet que quedaba cerca, sería su próximo paisaje que pintaría, si su hermana no la mata en ese momento.

-¡Marine Daiane Jones!.-Vocifero su hermana mayor.-¿Cómo se te ocurre salir de la casa sin supervisión y volver con desconocidos?.-Preguntó, mirando a la menor que estaba sentada en el sofá con las piernas cruzadas y la cabeza baja.-¿Te has vuelto loca?.

-Solo quería explorar.-Murmuró por lo bajo.

-¡¿Explorar?!.-Repitió Madison, molesta.-Un oso podría haberte matado. ¿No leíste que han habido muertes por ataques animales?.-Preguntó, poniendo sus dedos en el puente de su nariz.-Madre y padre me habrían matado si te pasaba algo. Sabes perfectamente que no debías salir de la casa.

-¿Les dirás?.-Susurró, levantando la cabeza y mirando a su hermana.

La mayor suspiró, controlando su enojo y caminando a donde estaba Marine. Se agachó, quedando en cuclillas, y la miró.

-Aunque sería lo correcto, no lo haré.-Respondió Madison.-No quiero que te castiguen, son muy duros.-La menor frunció el ceño, según ella jamás los habían castigado.-Pero no lo vuelvas a hacer, es peligroso el bosque, deberías haberme avisado e iba contigo.

-¿Por qué siempre quieres acompañarme?.-Preguntó Marine, mirando a los ojos a su hermana.

-Solo no lo vuelvas a hacer.-Respondió secamente, antes de levantarse y salir de la sala como una bala perdida.

Marine suspiró. Estaba comenzando a cansarse de las excusas o la falta de respuestas que daba su hermana cada vez que preguntaba algo como eso. Mordió su labio y se levantó del sofá, caminando a las escaleras, subiendo a su cuarto, donde se encerró y miró por la ventana.

-Al menos, encontré mi próximo paisaje.-Susurró, mirando el bosque con una sonrisa.

Tomó su lienzo, sus pinceles y pinturas. Comenzó a pintar la vista que tenía frente a su ventana. Su cuerpo estaba allí, pintando, pero su mente no estaba el, estaba pensando en aquel chico, el del bosque, el más pequeño. Se confundió al pensar en él, y no supo en qué momento comenzó a hacerlo, pero comenzó a retratar rostro del joven. Tenía inspiración, y la única imagen que venía a su cabeza era su rostro, su piel rojiza y su cabellera corta y de rulos.

Sus manos se movían solas con el pincel, su rostro traía una tímida sonrisa y sus ojos veían como, poco a poco, el retrato tomaba forma del rostro de él.

Al otro lado, en la reservación Quileute, una manada de metamorfos estaban festejando junto a las Improntas de algunos, por el finalmente encuentro de otra impronta.

-¡Y yo que pensé que morirías solo!.-Burló una jovencita de cabello azul, Ariadna.

-Me quedé sin amigo, otro menos.-Dramatizo Embry.

-¿Cómo es ella?.-Preguntó una castaña, Kim, con una sonrisa que demostraba su emoción.

-Es... hermosa... su cabello... sus ojos.-Murmuró Quil, con la vista perdida y una sonrisa boba en el rostro.

-Lo perdimos.-Dijo Paul.

-¡Era muy joven!.-Lloriqueo Embry.-¡¿Por qué?!.-Chillo.

Un golpe se escuchó, y seguido un quejido de Embry.

-Basta.-Ordenó una mujer de cabello negro.-Si encuentran a sus Improntas, los haré pasar vergüenza.-Amenazó Marlene a los lobos.-Debemos celebrar que nuestro pequeño Quil encontró a su impronta. Felicidades.-Dijo, jugando con el cabello del chico.-¿Cómo se llama?.

-Marine... Marine Jones.-Murmuró, mirando a Marlene, que esta dejó de sonreír al oír el nombre.

-¿Qué ocurre, Mar?.-Preguntó Sam, acercándose a su novia.

-¿Jones?.-Preguntó, mirando a Quil. Él asintió.-¿Cómo Mark II Jones?.-Volvió a preguntar.

-No lo sé, ¿Por qué?.-Preguntó Quil, preocupado.

-Si son esos Jones.-Murmuró Marlene.-Debes tener cuidado, son muy prejuiciosos. Sobre todo si no son de su mismo estatus económico.

-Quil con suerte tiene 3 dólares.-Dijo Leah, mirando al mencionado.

-Ella me trató bien.-Dijo Quil.-Se nota que ella no es así.

-La ayudaste a volver a su casa, obvio que no te trataría mal, ella quería que alguien la guiara.-Refutó Paul.

-No es así.-Volvió a decir Quil, temblando levemente.

Sam lo tomó del hombro y habló gravemente.

-Tranquilo, Quil.-Dijo con su voz de Alfa.-Yo sé que ella no es así, yo estuve contigo, no les hagas caso.-Aconsejó.-Y los demás, ni una sola palabra de ella o su familia.-Miró a todos los lobos.-Marine es una impronta. Una impronta de un hermano de la manada y merece el respeto que todas las Improntas tienen. ¿Entendido?.

Todos los lobos asintieron y optaron por no hablar más del tema. Solamente los lobos. Porque ni bien Sam soltó al chico, las tres improntas se acercaron a él de forma cautelosa y preguntaron sonrientes por ella. El lobo respondía con emoción y una sonrisa boba, confesando que no veía la hora de volverla a ver.

Innocent |4| Q.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora