Capítulo 19: Te necesito conmigo.

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—Mads, te amo.—Susurró Marine, tomando la mano de su hermana inconsciente.—Mejorate pronto, te necesito conmigo.—Su voz se quebró.

Marine estaba en la habitación donde su hermana estaba dormida, con ropas totalmente distintas a las que solía usar, con el cabello amarrado en una desordenada coleta, y sus ojos verdes repletos de lágrimas.

—Sabes, llevo dos días aquí, esperando a que mejores.—Murmuró, jugando con los dedos de ella.—El Sheriff Swan tomará mi testimonio en contra de ellos, y cuando despiertes, también deberás hacer lo mismo. Debes contarles todo lo que sabes, al igual que a mí.—Sollozo.—Quiero saber todo, lo que ellos les hicieron, todo lo que me ocultaban para mantener algo que ya no tengo.—Susurró.—Mi inocencia se fue el mismo día que me golpeó esa bestia. Y mi alma se irá si no vuelves conmigo.—Otro sollozo.—Te necesito, Hermana, te necesito conmigo.

Quil la esperaba del otro lado de la puerta de la habitación, sentando en el pasillo, escuchando las palabras dolorosas que salían de la boca de ella. Sentía su dolor como si fuera el de él mismo. Esos dos días que pasaron, con suerte ella comió y durmió, pero siempre despertaba con miedo y lágrimas, rompiendo al lobo por dentro, que no sabía que más hacer que acompañarla.

—Sabes, Quil es bueno.—Susurró con una sonrisa pequeña.—Él y sus amigos me están cuidando, en lo que estás aquí, debes conocerlos.—Suspiró con pesadez.—Debes mejorar. Quiero que lo conozcas bien, y que salgamos juntos a algún lado.—Murmuró.—Te amo, Mads.

Dejó un beso en la frente de ella y suspiró antes de salir de la habitación. Vio a Quil con la cabeza baja sentado en las incómodas sillas del hospital, esperándola. Se acercó a él y lo abrazó, él correspondió sin problemas. Eran pocos los momentos donde ambos sentían paz, y este era uno.

—Siempre te cuidaremos, Mary.—Susurró Quil, acariciando la espalda de la chica.

—Lo sé.—Susurró Marine, separándose del abrazo.—No se como, ni cuando, pero creo todo lo que me digas, Quil.—Murmuró confundida.—Es como si una parte de mí te conociera hace tiempo.

—Debo hablar contigo de algo, Mary.—Murmuró Quil, mirándola a los ojos.—Es algo importante, y que debes oír.

Marine lo miró con dudas, aunque supuso el que sería lo que él diría, igual quería confirmarlo.

—Cuando Marlene llegue, vamos a la Push, y me cuentas.—Dijo Marine, tomando la mano de él. —Aunque creo saber de que se trata, quiero oírlo de ti.

A Quil no le sorprendió que ella lo descubriera, sabía perfectamente la inteligencia con la que su impronta contaba. De igual manera, le alivió que ya podría decirle todo, y dejar su futuro en manos del destino.

 De igual manera, le alivió que ya podría decirle todo, y dejar su futuro en manos del destino

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Ambos adolescentes caminaban por la costa de la playa la Push. Había llegado hace unos minutos y desde entonces estaban en silencio, caminando mientras el sol comenzaba a esconderse.

Marine iba con los ojos cerrados, disfrutando del sonido del agua correr y el viento golpeando lentamente su rostro que comenzaba a curar. Quil, a su lado, iba observando cada detalle de ella, guardandolo en su mente por siempre.

—¿Qué querías contarme?.—Preguntó la pelirroja, parando de un momento a otro.

Quil la miró y tomó su mano con cautela.

—Como sabes, los chicos y yo descendemos de una tribu.—Comenzó, mirándola a los ojos.—Tenemos leyendas que fueron pasando de generación en generación.—Hizo una pausa, la observó, ella lo miraba con atención.—Dos de ellas son muy importantes, las has oído en la fogata.—Continuó.—La de los Espíritus Guerreros y sus huellas.

—Los protectores de la reserva y sus compañeras.—Añadió Marine, con interés.

—Exacto.—Afirmó Quil, con una sonrisa boba.—Sé que sospechabas que era lo que me pasaba.—Marine se sonrojo.—Eres demasiado lista, y sabia que lo descubriría por ti misma.—Rió bajito.—¿Qué soy?.

—Un cambia formas.—Murmuró Marine, mirándolo a los ojos.—Un protector de la reserva.

—¿Qué es una huella?.—Preguntó Quil.

—Su compañera elegida por sus ancestros.—Respondió con el ceño fruncido.

—Las almas gemelas, se conocen de vidas anteriores.—Comenta Quil.—Se reencuentran cada cierto tiempo, y yo ya encontré la mía.—Susurró, apretando ligeramente la mano de ella.

—¿Quién es?.—Susurró Marine, con una pequeña sonrisa.

—Tú.—Susurró Quil, con una sonrisa cálida.—Y te protegere de quien sea. Seré lo que quieras que sea de ti, lo que necesites.—Se acerco a ella, quedando muy cerca, al punto de quedar cara a cara.—Eres mi impronta, y te pertenece cada pequeño pedazo de mí.

—¿Serás lo que necesite?.—Preguntó, hipnotizada con los ojos de él.

—Lo que sea.—Respondió Quil.

—Te necesito a ti, creo que hace tiempo te necesitaba.—Confesó la pelirroja.—Y ahora, que estás frente a mi, confirmo que te necesitaba y te necesito.—Susurró.—Toda mi vida la pintaron de colores, incluso era una princesa, pero ahora... Solo te necesito a ti, Quil.

Y se besaron. Frente al mar, frente al sol que se comenzaba a esconder. Se besaron con amor y necesidad del otro, sus almas sabían que se necesitaban mutuamente. Y ahí estaba ellos, juntos, confesando su amor puro en completo silencio, con solamente su compañía, lo tenían todo.

Innocent |4| Q.AWhere stories live. Discover now