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ATENCIÓN, ESTOS CAPÍTULOS QUE PASARÁN CONTIENEN VIOLENCIA FAMILIAR. SI SON SENSIBLES, LES RECOMIENDO NO LEER! Recuerden que solo es una historia y no estoy normalizando este tipo de cosas, siempre que pasen algún tipo de violencia pueden llamar a su policía local, no están solos.
Para Marine Jones ver a su hermana en un estado deplorable como en el que estaba, era algo sumamente doloroso. Estaba débil, jamás la había visto así. Prefería verla con ese alto ego, fuerte carácter y sus típicos mandoneos, pero no así, no así de débil.
Toda la noche estuvo junto a ella, curando sus heridas y cuidando de Madison. Por primera vez sintió ira hacia sus padres, sintió odio y mucho rencor.
Un inmenso dolor se acumulaba en su pecho. ¿Cómo podían ser así de bestiales y salvajes sus padres?.
Ahora, de madrugada, Marine estaba recostada en la cama de su hermana con la chica. Su cabeza no dejaba de pasar la imagen de Madison en el suelo, con sus golpes. No podía dormir, no quería bajar la guardia. No permitiría que sus padres se acercaran a ella, y que le hagan más daño del que ya le habían hecho.
Su inocencia, aquella que sus hermanos amaban y protegían, ya no estaba. Todo se fue por el caño, ya no veía el mundo como algo maravilloso y de luz, ahora solo veía maldad. Y de las peores.
Avisó a Quil que no podrían llevar a cabo el plan ese día, que lo dejaban para dentro de unos días. El lobo, obviamente, preguntó. Ella solo respondió que tenían que juntar sus cosas sin que sepan sus padres.
Miraba a su hermana dormir, se quejaba del dolor que su cuerpo sentía. Trato de preguntarle la razón de que su padre hiciera eso, y solo dijo:
"No es la primera, ni la última, Mary".
Y ella se reprendió a sí misma por no haber notado las señales antes. ¿Maison habría pasado lo mismo?. No lo sabía, pero los flashbacks venían a su cabeza.
FLASHBACK
Marine Jones, de unos 8 años, corría por las escaleras de su casa en New York. Delante de ella iban los gemelos de 10 años, quienes iban entre risas y bromas.
Era navidad, una fecha sumamente especial para la más pequeña. Era el día donde su familia estaba junta, no habían trabajos que arruinaran el día, ni molestas reuniones con otras familias de su misma clase, que solo sabían hablar de cuanto dinero tenían en sus cuentas bancarias.
