Marine había estado dos días encerrada, sin ver ni siquiera la luz del sol. Su ventana fue cerrada con llave y candado. No podía escapar ni pedir ayuda.
Lo único positivo que veía Marine de la situación, era que su cuerpo ya no dolía tanto. Y sabía que su hermana también estaba mejorando, ya que la escuchaba caminar por su habitación.
Sintió un golpecito en la pared, sabía que era su hermana, así se comunicaban. Un golpe era "No", dos eran "Sí''. Y hablaban a través de un vaso, era la única forma de comunicarse entre ellas. Aunque, solo se preguntaban si estaban bien.
Esos dos días estuvo pensando en planes para escapar, pero todos eran inútiles, ni siquiera había notado que las puertas tenían doble llave cuando vinieron a la casa. Intento de todas las formas abrir la puerta, pero no funcionaba. Se estaba frustrando.
Lloró cada segundo que pudo, cada momento en que algún plan de escape fallaba. Su mente no dejaba de pensar en cómo salir y buscar ayuda, de quien sea. Se sentía molesta al no saber que Quil hacía algo para ayudarla. No dudaba de él, pero sus padres eran muy inteligentes, y serían capaces de mentirle en la cara.
Todo ese tiempo, estuvo pensando, además de planes inútiles, en algo que hace tiempo no había pensado. Los comportamientos raros que había notado de Quil. Le recordó a un viejo libro que leyó en el verano antes de de que Maison se fuera. Uno que le recordaba los síntomas que encontró en Quil.
Hasta que cayó en cuenta en que se asemejaba el comportamiento de Quil y lo que había leído. Pensó que esa idea era por estar volviéndose loca por el encierro, y que aquel libro de leyendas eran el producto clave de su locura.
Cambia formas, eso era todo lo que su cabeza asimiló.
La temperatura inhumana que tenía el chico. Ella no creyó que era su temperatura normal, dado a que hacía un frío de congelarse en el pueblo.
Los temblores que tenía el chico cuando se enojaba. Habían sido pocos los momentos en los que paso, pero noto que cuando pasaba, el calor que desprendía el cuerpo de él, era capaz de quemarla.
Y sobre todo, los momentos en el que había visto que él se iba al bosque como si nada. Si bien, podría ser algo normal, dado a que él y los chicos se criaron en una reservación donde el bosque predominaba todo el lugar, nadie en su sano juicio andaría en el bosque de noche con todos los animales salvajes que podrían vivir en el.
Marine era inteligente. El destino muy astuto. Solo fue algo que pasó. No le fue una coincidencia el leer un libro sobre leyendas Quileutes antes de ir a un pueblo que estaba cerca de la reserva Quileute. Solo un tonto creería que fue algo sin sentido, pero a quienes tienen imaginación y creen en el destino, no lo creerían coincidencia, creerían que fue pura obra del destino.
Además, el sueño con el lobo ayudó mucho a conectar los puntos. Pues, cuando ella veía al lobo, trataba de imaginarlo como alguien humano, y siempre, en aquella imagen, veía a Quil. No por nada, ella era de la casa de los inteligentes y curiosos, Ravenclaw.
Un golpe en la puerta la sobresaltó, haciendo que se levante del suelo y se parara como pudiera. La puerta se abrió y vio a su madre parada allí, con el rostro neutro, su cabello bien peinado y sus ropas formales.
-Tu padre decidió que pueden salir de su habitación, pero no de la casa.-Dijo con la voz robótica, como si hubiera practicado para decir eso.-Bañate, vístete y ve al comedor.-Y sin más que decir, se fue nuevamente, dejando la puerta abierta.
Vio que su hermana se acercó a su cuarto, y de la nada, ambas comenzaron a llorar y se abrazaron. Madison se sintió terriblemente culpable al verla tan golpeada, tan lastimada. Y Marine se sintió agradecida por volver a verla, por abrazarla.
-Diablos, mira como te dejo.-Dijo Madison, al separarse y tomar el rostro mal tratado de la pequeña.-Maldito.-Susurró en lágrimas.
-No quiero volver a separarme de ti.-Susurró Marine.-Ahora entiendo porque siempre hablabas mal de ellos, lo siento.
-No te preocupes, Mary.-Dijo Madison, soltando un sollozo.-Eras inocente. Maison no habría querido que yo destruyera lo que tanto cuidamos.
Ambas volvieron a abrazarse y quedaron así por unos minutos. Se necesitaban. Más que a nadie.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Marine se encontraba acostada en su cama, ya limpia y después de haber comido algo, aunque su estómago seguía sin querer ingerir nada.
Miraba el techo con la vista perdida, con su cabeza recreando la cena incómoda, una y otra vez. Su padre, bien vestido y serio, comiendo como si nada, al igual que su madre. Le causó repulsión el verlos actuar con normalidad luego de tenerlas encerradas por dos días, que no pudo comer nada más que un poco de pan.
Sintió pasos y se puso alerta. Ya no quería volver a ser golpeada. Se relajó al ver a su hermana entrando a la habitación silenciosamente. Se sentó en su cama y espero a que su hermana mayor hiciera lo mismo. Y así lo hizo, para luego abrazarla fuertemente.
Al separarse, la pelirroja mayor la miro y bajo la mirada.
-Debo contarte algo, Mary.-Dijo Madison, tomando las manos de su hermana.-Algo que se me prohibió decirte, y que creo que debes saber.
-¿Sobre qué?.-Preguntó Marine, inquieta. Ya no se esperaba nada peor de su familia.
-Valerie y Mark, ellos..-Miró a los ojos verdes de su hermana.-Ellos son los culpables de la muerte de Maison.
Podría habérselo imaginado alguna vez, pero eran pocas las posibilidades en las que las creyó real. Ahora, que lo sabía todo, y la vida de Marine Diane Jones, cambió totalmente.
⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⋆⍣⋆⋆⋆⋆⋆
O M G
MADISON, LA CHICA DE FUERTES DECLARACIONES.
Quedan 5 capítulos y el Epílogo para que termine esta historia.
¿Creen que todo se solucionará?.
¿Qué les parece la forma en la que Marine descubrió el secreto de Quil? Inteligente, ¿no?.
