Capítulo 16: Temor a ellos.

3.6K 493 35
                                    

·͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩ - ✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙·͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩ - ✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

·͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩ - ✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙·͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩ - ✩•̩̩˚⁺‧͙⁺˚•̩̩✩•̩̩˚⁺‧͙

Marine jamás le tuvo miedo a las personas, ella era fiel creyente de que todos tenían un lado bueno. Pero en estos momentos, le temía a ellos, a sus padres.

Tras oír toda la historia que Madison le contó hace tres días, había comenzado el temor de ser la próxima.

Marine no podía terminar de creer en la maldad que tenían sus padres, la bestialidad y cinismo que tenían al tener conciencia de que ellos eran los culpables de la muerte de su primogénito. Era algo difícil de creer para alguien que toda la vida los vio como personas buenas y de buen corazón, que daban donaciones a hospitales y llevaban comida a los de escasos recursos, a pesar de que no tuvieran simpatía alguna a ellos.

Ahora, sabiendo toda la verdad, Marine Jones por primera vez se sintió desfallecer. Sin notarlo, una fuerte depresión se estaba apoderando de ella, y aquella luz que tanto desprendía, ya no existía. No sabía si podría volver a pintar un bonito cuadro sin ver algo malvado en él, o tocar algo en su violín sin que suene tétrico. Simplemente no paraba de ver maldad por doquier.

Madison y ella habían hablado de muchas cosas, de muchos secretos, que cada vez aumentaban la tristeza y el miedo de la más pequeña.

¿Como no se había dado cuenta de que esos seres que llamaba padres eran personas horribles?.

Ahora entendía que no era una exageración de los gemelos cuando hablaban mal de ellos. Ahora los entendía y pensaba igual que ambos pelirrojos.

En las noches tenía pesadillas, horribles y muy perturbadoras. Soñaba que la apuntaban con un arma, y sin ningún tipo de remordimiento, le disparaban. Madison siempre la despertaba y tranquilizaba. Al menos, la tenía a ella.

No tenía conocimiento alguno de los chicos ni de Quil, aumentando su preocupación y temor. Madison, por primera vez, trataba de animarla con el chico, que él vendría por ella y vendría a rescatarla.

Esa noche, Marine estaba recostada en su cama con su hermana, no se separaban por nada. Ambas miraban el techo, sin emoción alguna, en silencio. Eso hacían hasta quedarse dormidas.

No había salido de la casa para nada, y todo estaba muy tranquilo, por así decirlo, al menos no habían golpes, ni gritos, como si los adultos supieran que los estaban vigilando y se comportaban de manera disimulada a la hora de darle "Castigos" a sus hijas.

La más joven siempre le rezaba a su madre Luna que ella y su hermana estén protegidas por los guerreros, que no permitiera que les pase nada, y que siempre estén juntas.

Comenzó a cerrar los ojos, muy lentamente, hasta que cayó en brazos del morfeo. Las imágenes, los susurros, los gritos y el lobo, volvían a su mente, una y otra vez, golpeándola muy crudamente. Despertó en mitad de la noche sudada, agitada y con miedo. Miro a su lado y vio a su hermana dormir muy tranquila, estaba claro que ya no podría dormir, por lo que se dedicó a mirar el primer cuadro que pintó de Quil hace un mes. Sonrió nostálgica, acarició el retrato del chico sonriente.

—Desearía verte otra vez, Quil.—Susurró muy bajo, cerrando los ojos al notar que le picaban, no quería volver a llorar.

—Susurró muy bajo, cerrando los ojos al notar que le picaban, no quería volver a llorar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Otro día, uno más.

No salió de la habitación, al igual que su hermana. Ambas estaban con el estómago totalmente cerrado, y no tenían ganas de ver a los hipócritas de sus padres.

Madison leía un libro de psicología, era lo único que hacía, leer en total silencio, pero aún con la guardia alta. Mientras, Marine miraba el vacío sin interés, como lo hacía desde hace días.

Madison estaba preocupada por la salud mental, que le fue arrebatada, de su hermana. Aunque no le gustara Quil, ahora mismo, en ese momento, deseaba que él venga por su hermanita y escaparan.

Por otro lado, el lobo caminaba de un lado a otro en la cada de Marlene, preocupado y muy estresado por no saber nada de ella. Los chicos y él hicieron guardia fuera de la cada de su impronta, pero no oían nada más que música clásica y las breves conversaciones de los padres de ella.

—No oímos nada, solo escuchamos sus corazones, pero nada más.—Murmuró Leah, también preocupada, esa pequeña pelirroja sabía como ganarse el cariño de la gente.

—Y si oímos algo, es solo a la mayor.—Agregó Brady, que para tener 15 años, estaba muy bien informado.

—Debemos hacer algo, los pensamientos de Quil me están volviendo loco.—Dijo Paul, irritado.

—Algo le deben de haber dicho para que no hablen.—Supuso Marlene, mirando a Quil desde la barra.

—Malditos monstruos.—Gruño Quil, pateando un tarro que había en el suelo.

—Tranquilo, Quil.—Ordenó Sam.—Solo debemos seguir el plan, si nos adelantamos, podría ser peor.

—¿Peor?.—Preguntó Quil, con enojo.—¿Esperar?.—Gruño.—¿Esperar a que esos desgraciados les hagan algo?. Yo no puedo esperar sintiendo su agonía.

—Solo digo que si nos adelantamos, esos dos serían capaces de hacer lo peor.—Argumentó Sam, calmado.

—¿Qué harias tú, Sam, si fuera Marlene la que estuviera en su lugar?.—Enfrentó Quil, ya molesto.—¿O Kim?.—Miró a Jared.—¿O Arid?.—Miró a Seth.—No estarían tan tranquilos si fuera su impronta. No intenten calmarme diciendo que espere un poco más, porque no me calmare hasta que la vea frente a mí, a salvo de esos monstruos.—Dijo mirando a su Alfa, saliendo de la casa como alma que lleva el diablo.

—Tiene razón.—Habló Marlene, mirando a Sam.—No sabemos que les harán si siguen allí, y por esperar, podrían lastimarlas más.

—Olimos sangre, Sam.—Se unió Leah.—Esos las están golpeando, y no sabemos de lo que son capaces.

—No pueden esperar más.—Demandó Ariadna, desde el sofá.—Deben sacarlas de allí, rápido. Son mujeres, son una de nosotras, y sentimos que se olvidan de la más poderosa regla.—Miró a Sam, con seguridad.— Proteger a una impronta, y sobre todo, a una mujer.

Sam miró a la menor, su postura tan demandante y autoritaria, y miró a las demás mujeres presentes, todas tenían la misma postura. Miró a su prometida y esta asintió.

—Ellas los necesitan.—Dijo Marlene.—Y nosotras les pedimos que vayan por ellas.

Jared se levantó del sofá junto a Seth y miraron a los demás, esperando a que su Alfa dé la orden, y así fue.

—Vamos por Quil.—Ordenó Sam.—Debemos ir por ellas.

Todos salieron corriendo de la casa, Leah sintió un calor en su pecho, se sintió acompañada por las mujeres a su lado, las miro antes de sonreír y las vio que sonreían con lágrimas en los ojos. Ellas no dejarían que mujeres como ellas, ni nadie más, sufriera algo como lo que aquellas dos que estaban en peligro, les pasara lo peor.

Innocent |4| Q.AWhere stories live. Discover now