Noches en vela

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El frío de la noche acaricia mi rostro y la luna sonriente me saluda.

De nuevo nos volvemos a encontrar en sueños, tu presencia siempre tiene el mismo efecto en mi, amarte es mi debilidad, haberte entregado mi corazón sin pensar me hace ver lo ingenua que debí verme en ese entonces, llegaste de la nada y de tu boca comenzaron a salir palabras extraordinarias, jurabas amor eterno por alguien a quien no conocías.

Al principio me asusté no lo niego pero quería ver que tan lejos podía llegar lo nuestro,  quería demostrar que alguien podía amarme, pero las cicatrices del pasado seguían nuestros pasos, todo mundo me hizo creer que amarme era complicado, que amarme significaba salir herido, intenté alejarme, lo juro, no quería dañarte, después de todo, eras la persona más amable que nunca había conocido, pero ya era tarde, tras conocerte un poco más mis miedos aumentaron así cómo las ganas de lanzarme al vacío si tu estabas del otro lado.

El miedo, se volvió mi peor enemigo, me miraba a los ojos y se burlaba de lo tonta que era, estaba segura, me había enamorado, pero ¿cómo amar a alguien si nunca te han enseñado a hacerlo? ¿Cómo le brindas a un corazón puro, uno roto? Miles de preguntas pasaban por mí mente y mi única acompañante era la luna, que sin poder hacer nada más presenciaba mis noches en vela, noches en las que por más que intentará dormir tu nombre aparecía tomando el control de mi mente.

No tuve mas remedio que decírtelo, mis heridas cada día se extendían un poco más y me temo que ahora eres tu quien pasa las noches en vela, contando las cicatrices que dejé en ti, preguntándote si en alguna otra vida, tu y yo pudimos haber sido felices, soltando así las espinas de nuestro pasado.

Fragmentos de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora