Buenos días

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Buenos días

El amor y la guerra son la misma cosa y  las  estratagemas y las políticas están tan permitidas  tanto en uno como en la otra.

Miguel de Cervantes.

 

 

—Ni si te ocurra salir esta noche.

 Le dijo acercándose a Cami más de lo necesario, Sus ojos de cazador se clavaron en los de ella.

— ¿Qué te piensas que salgo todas noches?

 —Más vale que no.

Sin más conversación abrió la puerta y se fue. Cami se quedó dudando si entrar al salón o no, finalmente entro. Sus padres estaban poniendo por las nubes a Alex lo querían mucho, ella se sentó en el sofá junto a su padre y su mamá le trajo la cena.

— ¿Dónde estabas? Pregunto Rosa con las manos en jarra.

—Con las niñas te lo he dicho antes de irme. Empezó a comer ignorando que su madre parecía estar enfadada.

—¿Y por qué te ha traído tu primo ¿Sino hacías nada …? ¿Por qué deja sus cosas y te trae a casa?

Su padre le quitó volumen al televisor.

(Gracias mami me acabas de meter en un problema.)

—No estaba haciendo nada, me venía para aquí cuando lo he visto y le ha dicho a las niñas que se fuesen tranquilas que me traía él.

—¿No te estarás viendo con él a escondidas? Rosa levantó un dedo en plan inquisidor.

—Claro que sí madre, por eso me trae a casa y entra a saludar… Pa’ ser sutiles. Rezumó sarcasmo.

—Manuel ¿La estás escuchando?

—¿Cómo no? Recurres al comodín de papá.

Se quejó Camí.

—Se acabó las dos. Grito Manuel – La niña no a hecho nada malo… Y el niño tampoco, ha tenido una atención con la niña y con nosotros nada más, así que no te quiero hablando mal Rosa, deja a la niña cenar tranquila.

[Camí 1 Rosa 0] Una ovación para Camí por favor.

 Rosa se estiró la falda y volvió a sus cosas refunfuñando, Camí siguió con su cena y su medio litro de Coca-Cola. Su padre y ella se llevaban muy bien… Con su madre chocaba todo el tiempo la convicción de Camí es que Rosa vivía para criticarla y cuestionarla. Rosa le daba todos los caprichos que Camí quería incluso como pagarle el carnet de conducir y comprarle un coche aún sabiendo que nunca iba a conducir, por qué le daban pánico que hubiese más coches en el mundo. Pero nada era suficiente para Rosa, Camí nunca era lo bastante guapa, ni lista, ni limpia, ni rápida… Camí nunca era bastante para Rosa.

Y a Camí la sacaba de quicio aunque con los años había aprendido a ignorarla. Un pasaron un par de días y Camí no le había vuelto a ver, todo parecía volver a la normalidad. Eran como las 9 de la mañana Cami empezó a oír risas y voces en el salón se sentó en la cama y miro el móvil ¿Quién había venido a su casa tan temprano? Subió a la parte de arriba de la casa, entro al servicio se miró en el espejo, llevaba puesto un pijama de verano solía usar camisones el de hoy era azul marino con un bordado de Dori en el pecho… súper madura y sexy.

Se lavó la cara, los dientes y se pasó las manos por el pelo como si eso le fuese a proporcionar un peinado excelente por arte de magia. Sin más preámbulo bajo a la planta baja y entro en el salón… Se paró en la puerta sin poder dar un paso más. Allí estaban… sus padres, los padres de Alex y Alex.

 Se quedó muda en la puerta mientras todos la miraban.

 – Buenos días ¿no hija? Dijo Rosa.

– Buenos días. Balbuceó ella, la madre de Alex, Natividad dijo: déjala que se acaba de despertar… ya ves hija hemos venido todos a despertarte cariño. Cami sonrió de inmediato y fue hasta ella, la quería tanto, su carácter era tan bueno y afable.

– Buenos días, tía. Dijo dándole dos besos,  saludo también al padre de Alex, Antonio.

—¿Han tomado café? Le preguntó a su madre ella asintió y le dijo que se sentará.

Algo estaba pasando… Se sentó junto a Natividad y deseo hundirse en la silla, Rosa le trajo un café ardiendo con mucha leche y azúcar. Jamás acertaba con su café, la miro de soslayo y dio un sorbo por ver si así se despertaba, pero no funcionó.

Estaba tan dormida todavía que ni reparo en Alex, ni en lo putísimamente atractivo que estaba aún a estas horas ¿Este tío no descansaba de su belleza? ¿En serio? ¿ni a estas horas?

Antonio se aclaró la voz como si fuese a decir algo importante… empezó hablar.

 – Entonces compadre si tú lo ves bien desde hoy se quedan comprometidos ya y en unos días hacemos la fiesta.

Su padre dio el visto bueno con un asentimiento de cabeza.

—¿Quién se pide? Pregunto Camí, todos la miraron. Excepto Alex que sonrió y se pasó una mano por la barba.

 —Pues tu hija. Dijo Natividad.

 —¿Qué?

Miro a Alex con cara de susto ¿Qué había dicho? De seguro le había contado a su padre que había ido a la discoteca cosa que su padre le tenía prohibido… Y él la había comprometido como castigo.

— ¿Papa?

La cara de su padre se desfiguró al ver la de su hija descompuesta de inmediato la madre de Camí se levantó y le puso una mano en los hombros.

— Hija si siempre lo has sabido que Alex iba a ser tu marido ya tenéis vuestra edad y os podéis casar. El aliento le volvió al cuerpo un segundo al menos no era un desconocido.

 —Es normal que le coja en frío se pensaba que iba a ser un pajarito libre toda la vida como la tiene a mimo su padre.

 Intento bromear, Pero las bromas no eran su fuerte.

— En casa también va a estar a mimo tía no ve que esa gitana no tiene hijas. Dijo Alex refiriéndose a su madre pero mirando a Cami. Ignorando toda conversación Camí se centró en lo que estaba pasando… Comprometida… Con Alex… Él no había renunciado al compromiso. O quizás no le habían dejado y se había visto obligado. Cogió aliento y levantó la mirada hasta a él, él estaba relajado con una expresión fría en sus ojos… Ahí no había amor, sino cálculo ¿Por qué estaba haciendo esto?

🌸 𝗔𝗺𝗼𝗿 & 𝗥𝗮𝗯𝗶𝗮 🌸 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora