Eres mía

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Llenos de engaños, llenas de astucias en todos los tiempos, en todas las direcciones, están los hijos de los hombres.


Aristófanes

Entro al salón a Rosa parecía que le había tocado la lotería, la ignoro. Le dijo a Manuel que le diese algo de dinero. Rosa insistió en que no hacía falta, pero su padre quería una hija independiente, jamás la dejaba salir sin dinero. Se despidió y salió fuera Alex estaba esperándola con el coche en marcha, apretó los dientes y se subió al coche sin hablar.


Nada más abrir el perfume de Alex le golpeo en la nariz, él estaba fumando, sin duda deberían vender el perfume con paquete de cigarrillos la mezcla era perfecta. Decidió ignorarlo como a su madre.


Se puso las gafas de sol y se apoyó en el reposabrazos. Saco el móvil y empezó hablar con su amiga Miriam por si se cruzaba con Rosa y le preguntaba.


-¿Qué es eso de que te ibas? Preguntó él bajando el volumen de la música, estaba sonando "tres días" De: Havana D'primera


-Pues eso.


Ella lo volvió a subir adoraba esa canción.


Alex la miro una par de veces, por una vez lo vio dudar sobre algo. Lo miro fingiendo estar distraída, parecía que él iba a decir algo, pero al instante se esfumó, se puso serio ella le siguió mirando le había crecido un poco el pelo desde la primera vez que lo vio.


Espero que alguna palabra saliese de su boca, pero no lo hizo. Así que ella volvió a bajar la música.


-¿Dónde vamos?


-A que mires tiendas.


-¿Qué?


-¿No era eso lo que ibas a hacer con tu Jairo? Pues ya te voy a llevar yo.


Cami podría haber contestado de muchas maneras Para no seguir por ese camino, pero quería probar sus celos. O comprobar si los tenía.


-Yo iba con Miri.


Él se rio.


-Claro que sí.


Respondió incrédulo.


Llegaron a una avenida llena de tiendas bares restaurantes... y aparco el coche. No dijo nada así que Cami hablo.


-¿Qué hago, me bajo?


-No. No te bajas. Cami se sentó todo lo recta que pudo y cruzo las manos encima de sus piernas, bajo la atenta mirada de él.


-Pues usted dirá mi amo y señor. Fingió un tono servicial muy mal fingido.


-Así me gusta.


Le cuco un ojo con picardía. Cami ahogo su respuesta ofensiva no iba a entrar en su juego. -Usted dirá.


Repitió, aunque su tono no tenía nada de sumiso. Se miraron en silencio.


-No tenías otra cosa que ponerte. Por fin, si estaba un minuto más callado a Cami acabaría perdiendo la paciencia y cometiendo algún error.


-Me gusta esto.


Alex le puso una mano en la espalda y Cami se echó hacia adelante instintivamente. La parte de atrás del mono tenía un escote en uve que dejaba ver casi toda la espalda. Sintió si mirada escéptica por todo su cuerpo, iba a dejarlo que la juzgase para ver su expresión, no contaba con que una simple mirada le hiciese sentir tan invadida. Sus ojos fríos la recorrían sin pudor. Sin poder contesté pegó la espalda al asiento y él devolvió la mirada a su cara.


-¿Así ibas a ir a subirte al coche de Jairo? Ella se encogió de hombros.


-¿Qué tiene de malo? Alex volvió a mirarla de arriba abajo.


-No me mires así. Se le escapó. Al instante de oírse decirlo le hubiese gustado morderse la lengua, no quería que notará sus nervios ni ninguna otra emoción.


-¿Qué tiene de malo? La imitó, ella le dio una mirada exasperada.


-Ya, párate. Él no respondió, bajo del coche y en cuanto ella se dio cuenta de que se dirigía hacia su puerta bajo también.


(Respira Camí, recuerda que él no siente nada por ti y que esto va a durar muy poco.)


Cuando termino de salir él estaba frente a ella cerro la puerta y él se acercó hasta que quedo apoyada en el coche.


-A ver si así lo entiendes. Tenía una mano en el bolsillo y la otra apoyada en el coche, Cami sintió que el estómago se le encogía cuando él le hablo al oído. Estúpido cuerpo, estúpidas hormonas, Puto Alex.


- Eres absolutamente mía. Saco la mano del bolsillo y agarró la cintura de Camí con seguridad como si estuviese demostrando su poder. -Mientras este compromiso dure me vas a respetar y te voy a respetar también, se acabaron tus salidas de noche y tus tonteos.


Agudizó su mirada con un tono de advertencia, Cami no dio la más mínima señal de nada, si se molestó, si le gusto, ninguna emoción cruzó su cara, solo observó como si estuviese analizando cada palabra.


-¿Me has entendido?


-Perfectamente.


Él esperaba una regalía de quejas, insultos, gritos y pataletas. Pero Camí era una mujer inteligente además de caprichosa, era mucho más madura y suspicaz de lo que parecía. Alex no había ganado, solo le dejó creer que la mar estaba en calma. Ya actuaría en el momento oportuno.


-Muy bien, Ahora acompáñame.


Él lo sabía, no había ganado. Con cualquier otra... sí. Con ella no. Entraron a un par de tiendas iba a ser el cumpleaños Natividad y le estaban buscando un regalo, pero no encontraban nada que les convenciera. Al final entraron en una joyería y vieron un colgante que seguro le gustaría.


-Pues si a ti te convence este. Eligieron un nudo angelino en plata de la ley con una circonita boreal en el centro.


-Pero es tu madre compra el que te guste a ti.


-A mí me gustan los coches.


-Valla cosa a mí también y sigo entendiendo de otras cosas. Él se rio


-¿Te estás metiendo conmigo? Ella le echo un vistazo sin interés.


-La verdad es que no. Al ver que ella estaba en su mundo se acercó a ver lo que estaba mirando. Había un catálogo en el que salían unos colgantes de aves de todo tipo en diferentes piedras y acabados se puso detrás de ella


-¿Cuál te gusta?







🌸 𝗔𝗺𝗼𝗿 & 𝗥𝗮𝗯𝗶𝗮 🌸 ©Where stories live. Discover now