Cara a cara

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De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. Como una hoguera en los bosques.
Pablo Neruda


—Pues explícamelo. No me quieras hacer creer de la nada estás enamorado de mí… porque no te voy a creer. Sé que eso no es sí.
Hablo con mortalidad sin esperar respuestas inmediatas empezó a cortar su muffin de chocolate en pedacitos y le puso azúcar al café, Dio un sorbo bajo la mirada atenta de Alex.
—¿Te parece que esto lleve mucho café? Puso cara de asco. – Porque a mí no.
Dijo de mal humor Alex sonrió él se había pedido un café solo y le dio la taza a Cami.
—Échate este. Ofreció.
—¿También es tu novia la camarera?
—¿Qué dices?
— No sé… como no me dejas que la moleste haciéndome otro café… pues quien sabe… ¿Te gustan rubias?
—Es castaña. Sus ojos brillaron.
—Vamos a ver que tal se defiende tu castaña. Se puso en pie e iba a ir directa a la barra cuando Alex le paso un brazo alrededor de la cintura y la sentó en sus piernas. Se quedó un momento entendiendo que estaba pasando.
— ¿Qué estás haciendo? La tela de su mono era tan fina que podía sentir perfectamente la mano de Alex rodeándola, el cinturón de cuero pegado a su muslo.
— Te salvo la vida no la has visto que es militar. Mintió.
— Pues me da igual. Intento levantarse y esta vez Alex la puso sobre el pequeño sofá en el que estaba sentado, se inclinó hacia ella y antes de que Cami pudiese asimilar la situación la beso.
Pensaba darle un beso sencillo, pero al tocarla… su piel tan fina, esos labios tan inexpertos y su perfume… ese perfume que tanto le debilitaba. Puso sus manos alrededor de su cara evitándole escapatorias y cerro los ojos… por un momento solo escucho su respiración agitada. Siguió besándola, perdió un poco el control, se olvidó de donde estaban.
Y de que ella tenía tendencia a huir. Sus labios eran fríos y dulces, ella sabía como las primeras frutas de la temporada. Soltó su cara y bajo las manos por su cuerpo, como si se hubiese quemado Camí se sentó de golpe apartándose de él. Alex necesito unos segundos para sobreponerse, se sintió idiota había perdido la cabeza en un puto beso como un principiante. Se pasó una mano por la cara con rabia y recupero su compustura,tenia que decirle algo.
— Cami… - Dime. Respondió acercando las tazas de café disimulando su vergüenza.
—Te acabo de salvar la vida ¿no me vas a dar las gracias?
Dijo recolocado su camisa.
Ella se rio y él se sintió como si hubiese hecho una proeza.
— Confórmate con que te dé tu café.
Le dio la taza en la mano. Almorzaron mientras hablaban de tonterías y se reían juntos. Por un momento parecía que no había pasado el tiempo seguían llevándose también como cuando eran niños. Al terminar fueron hasta la barra para pagar. La camarera no dejaba de mirar a Alex, Camí no podía culparla, tampoco se sentía con derecho, Alex le entrego la tarjeta de crédito para hacer el cobro cuando la camarera sonrió a Camí.
—¿Es tu novio? A Cami se le fue la sonrisa, la verdad no le sentía como nada suyo.
— No. Dijo forzándose a sonreír.
—Somos un préstamo… momentáneo. Él la estaba mirando la camarera respondió algo a lo que Cami no presto atención prefirió irse, si él iba a darle su número o a pedirle el suyo a ella no le apetecía verlo. Salió fuera. Alex apenas tardo un minuto en salir fingió estar distraída.
—¿Un préstamo? En respuesta Camí solo se encogió de hombros.
— ¿El coche estaba hacia el otro lado no corazón? Alex dejo de andar.
—¿Quieres que te lleve a casa?
—No… quiero decir… que no es eso, pero que pensaba que ibas al coche. Alex asintió
— Si vamos al coche mejor. La verdad estaba a gusto con él, no hubiese querido irse aún. Se montaron en el coche y salieron a carretera.
— ¿Dónde vamos?
— A echar gasolina. Bajo en la gasolinera y compro varias cosas que guardo en el capo al montarse siguió en carretera.
—Alex… no me estás llevando a casa.
— ¿y dónde está el problema?
—Te he entendido… Que me llevabas a casa. —Pues no.
— vale… entonces ¿Dónde me llevas?
—Al campo a ver si sabes coger hinojos.
— Me he dejado la navaja en el otro bolso, lo siento. Alex soltó una carcajada y ella solo miro como él se reía, la luz del día le alumbraba más en un lado de la cara, el sol parecía meterse detrás de sus ojos él la miro un segundo y aparto la vista… ella fue incapaz de dejar de mirarle.
— Si sigues mirándome así… voy a tener que hacer algo. Su voz sonó más ronca de la habitual parecía hablar muy en serio y como si le costase hacerlo.
— No te estoy haciendo nada, ni siquiera te estoy tocando. Dijo ella excusándose pensando que lo que le causaba era molestia… estaba disfrutando mucho de esa agradable visión y no quería dejar de mirarlo. El bajo la velocidad.
— Cami a ti no te hace falta tocarme. Dijo mirándola al fin. Salió de la carretera principal y se metió por una segundaria al parecer estaban llegando al destino. Cami recupero el buen juicio y dejo de mirarlo como si fuese agua en el desierto. No sabía dónde la llevaba, ni cuál era su plan, pero si podía disfrutar poquito de él y su compañía… lo haría ¿Dónde estaba el problema? Seguramente mañana o en un rato recuperase el buen juicio y retomará la guerra contra él. Pero ahora estaba en tregua y pensaba relajarse.
Se apoyó en la ventanilla mirando paisaje. Llegaron a la travesía de un pequeño pueblo y Alex siguió conduciendo hasta un apartado campo desde el que se veía todo el pueblecito y detrás la ciudad. Cami soltó una exclamación.
—¡Es precioso!
—Lo es.
—Haberme avisado. Señalo sus tacones.
—No pensaba venir. Alex bajo del coche y fue hasta la puerta de ella.
—Descálzate. Ella lo hizo, se puso en pie y caminaron hasta casi el borde del collado en el que estaban. Tras un rato en silencio Cami se le quedó mirando de nuevo. Esta vez con un signo interrogante en su cara.
— ¿Qué haces tú, en un sitio como este ¿Cómo lo descubriste?
—Haciendo contrabando? Dijo seriamente a lo que Cami respondió con una carcajada
— No. (Gracias por la aclaración Alejandro)
—Fue sin querer, vine cerca de aquí a comprar un coche, me perdí, me gusto el sitio y fui volviendo.
—Con tus ligues. Afirmó ella. Él soltó una risa irónica.
— Camililla. Se sentó encima del coche.
—A mí no me hacen falta estas cosas para ligarme a nadie, las hubiese traído si hubiera sido necesario, pero no ha sido así. Dijo encogiéndose de hombros. Ella se puso frente a él a Alex le encanto que se acercara sí que él dijese nada.
—¿Y a mí si ¿El se enderezó para estar más cerca de ella y empezó a tocarle el pelo, iba a contestarle, pero algo le distrajo, se acercó a su cuello y respiro profundamente.
— ¿Qué colonia llevas?
—No me acuerdo… ¿Por qué?- Porque me está volviendo loco.





🌸 𝗔𝗺𝗼𝗿 & 𝗥𝗮𝗯𝗶𝗮 🌸 ©Onde as histórias ganham vida. Descobre agora