Ganas de ti

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La mejor manera de librarse de una tentación es caer en ella.
Oscar Wilde

En respuesta él cogió sus manos y las paso por su espalda sujetándolas, pegándola a él. Pensó que iba a besarla, pero no lo hizo.
— ¿Qué hacías en ese bar? Sorprendida por la pregunta abrió los ojos que había cerrado.
—Estaba enfadada…
   Él la acercó más.
— ¿Y eso te da derecho desobedecerme?
—Me estás haciendo daño.
Mintió.
— No lo creo.
Aun así la soltó y ella se echó hacia atrás, seguía sentada en sus piernas, pero al menos ahora tenía espacio vital. 
—¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué te prometes conmigo si no me quieres?
—Me pareció una buena idea.
—¿Y ya no?
— Cada vez me parece una idea peor.
La miró con enfado su rabia era evidente. Cami se sintió fatal, había hecho las cosas mal está bien, pero le estaba diciendo que estar con ella era un error.
— Pues si vas a dejarme… déjame ya. No te lo pienses tanto. —Ni espero a que él contestase término de hablar y se puso en pie antes que reaccionase, cogió su chaqueta y estaba buscando su bolso.
—¿Qué estás haciendo?
—Me voy a mi casa.  —Encontro el bolso y se dispuso abrir la puerta, estaba a punto de llorar y no quería que él la viese.
—¿No ves? Que son por estas cosas que me parece tan mala idea estar contigo.
—¿Y quién te obliga?   —Se volvió hacia él con los ojos echando chispas.  —¿Te lo he pedido yo acaso? Tú tomaste esta decisión por los dos.—
Si dirigió hacia la puerta y lo oyó resoplar, Camí ya había girado el pomo y el cerro la puerta de golpe, apoyándose. Puso ambas manos  posadas en la puerta una a cada lado de la cabeza de Cami.

—Vas a tener que aprender a que ya no estás sola en el mundo. —Lo oyó pegado a su nuca ella se quedó quieta escuchando sin querer darse la vuelta y enfrentarse.  —No te voy a tener atada, pero vas a cambiar muchas cosas, tu forma de vestir lo primero… nada de escotes ni vestidos cortos, no te vas a subir en otro coche que no sea el mío o el de tu padre, no vas a pisar la casa de Jairo ni ninguna en la que haya niños babeando por ti… Y si te vuelvo a ver o me entero de que estás fuera de tu casa por la noche.  —Se dio la vuelta, el respiro profundo a la vez que la agarraba de la cara.

—¿Qué? —Desafió ella.

—Te quedarás sin pelo. —Cami casi grita lo miro con los ojos muy abiertos.

—El pelo no. —Advirtió.

—Pues no me provoques. —Él llevó su mano hasta la nuca de ella  le agarro del pelo y estiro para levantarle la cara. Cami intento bajar la cabeza, pero él seguía agarrándola.

—Suéltame. —Fue más un susurro que otra cosa.

—No me da la gana.

—¿No es una mala idea que estemos juntos? Pues suéltame y déjame. —Él empujó, pero él apenas se movió.

—De momento no va a pasar… por lo menos mientras tenga estas ganas… de ti.

Cami soltó una risa de tristeza.

—¿Ese es el problema? ¿Qué te atraigo?
— Si lo quieres llamar así.
—Pues vamos a acabar con esto ya ¡Hoy mismo! — Lo aparto un poco y se quitó la chaqueta. Él la miraba como si ella fuese un divertido pastel  y él no supiese si darle un mordisco o reírse. Cami lo miro provocándole y empezó a recogerse el pelo, solo porque sabía que a él le gustaba verla como lo hacía. Jamás se lo había dicho, pero cada vez que coincidían en fiestas o en alguna visita a sus familiares en común y ella se recogía el pelo, él la miraba de esa forma… como cuando miras algo que te fascina. Les separaban un par de pasos que ella dio balanceando las caderas con toda la seguridad que sabía fingir. Alex dudo un momento ¿Acaso ella no era tan inocente como él pensaba? ¿Y si tenia otra vida?¿Y si ese día en el bar no había sido el primero que ella iba? Camila se le quedó mirando desafiante esperando que él hiciese algo… mientras él dudaba de si era la niña inocente que había pensado siempre. Para comprobarlo Alex termino de acercarse hasta que sus frentes quedaron juntas, apretó lo dientes… Quería huir, pero no iba a mostrar ni un poco de debilidad. Él empezó a acariciarle las piernas primero por encima del vestido, observaba el rostro de Camí, buscando señales de algún tipo, como eso no era suficiente empezó a darle besos por el cuello y la cara con pequeños mordiscos. Cami intentaba quedarse quieta, pero cuando él metió las manos debajo del vestido lo empujo en un impulso Alex se echó a reír nadie le había puesto las manos encima… se notaba todo su ser se alteraba con cualquier roce solo se hacía la valiente, la experimentada. Y que irónico… la mayoría de las chicas se hacían las inexpertas con él y fingían ser de lo más inocentes para ganarse su corazón. Y Cami que si lo era… ella fingía ser todo lo contrario y a Alex le pareció tan tierno como estúpido.
Su risa resonó en el local vacío.

🌸 𝗔𝗺𝗼𝗿 & 𝗥𝗮𝗯𝗶𝗮 🌸 ©Where stories live. Discover now