Egypt ✧KookV✧

04

Abrir tus ojos, respirar un poco, levantarte de tu cama y esperar a que los Dioses tengan un poco de compasión hacia ti en el día de hoy. Cada día de su vida era un nuevo reto reflejado en simples horas de tortura hacia su persona. Si ella era un princesa, ¿no debía ser tratada como tal? Todos en ese castillo le miraban como si fuera un pequeño pedazo de barro en la alfombra real. Le repetían una y otra vez que debía ser mucho mejor, que el príncipe le superaba en muchos aspectos, que la Reina no debió haber tenido a alguien como ella... aunque esas personas no lo sabían o, sí que lo hacían, le hacían estragos en su cabeza, hacían que se exigiera más de lo que debía.

Cuando era un poco más pequeña siempre se quedaba viendo cómo le daban mimos a su hermano, como siempre era lo que él quería comer o lo que deseaba, siempre hablaban con respeto y en algún momento tuvo envidia de eso, tuvo envidia porque ella también quería toda esa atención y no esas palabras hirientes.

Pero, ¿cómo odiar o tenerle envidia a Jungkook? El prácticamente es un ángel caído del cielo, siempre se preocupa por los demás y cada vez que tenía que pedir la cena consultaba con su hermana para saber qué es lo que ella quería comer, siempre le traía nuevos juguetes, nuevas joyas y no puede estar más que agradecida. Tal vez todo ese amor que no le dieron las personas adultas, Jungkook se lo dio. Era un pequeño niño que le daba cariño a su hermana aún si le miraran mal. Cada vez que se enfermaba o estaba un poco triste, Jungkook siempre estaba ahí para ella, Jungkook siempre le había dicho que era una de las princesas más hermosas de todo Egipto, siempre de reía con eso y hasta el día de hoy, Jungkook sigue repitiendo esas palabras hacia su persona.

Ahora mismo estaba poniéndose alguno que otro vestido encontrado en su clóset, tal vez hoy sería un día diferente y podría escapar por un momento de todo lo que le rodea. En su vida pudo hacer algo mejor que nacer en la familia real de Egipto y ser hija de un Faraón, solamente eso pUdo hacer bien y... ¿dónde está Jungkook?

Su mundo se volcó un poco, empezó a preocuparse, ya que cada mañana Jungkook se acercaba a su habitación y le pedía algún consejo para mejorar su estancia de vida o contar algunas cosas que pasaba por su mente. No iba a hacer escándalo, tal vez y sí se tomó en serio el consejo de La Gran Esposa Real y fue a ver a aquel Hebreo. Pensándolo bien, Jungkook estaba siendo muy cursi y arriesgado por ir a por un Hebreo. No importa, su hermano puede hacer lo que desee.

Salió de su habitación siendo recibida por un choque de alguien contra ella. Tambaleó un poco y miró con el ceño fruncido a cualquier persona que hubiera chocado, su ceño se suavizó al ver a su padre, al parecer Jungkook y él eran los que realmente le querían.

-¿Pasa algo? ¿Por qué estás a estas horas por aquí?

-Quiero descansar junto a tu madre y saludarles, he estado un poco ocupado como para tener tiempo para ustedes -la respiración de la princesa se fue por unos momentos... joder, ¿qué haría?

-Jungkook no se siente bien, iba a buscarle su desayuno entonces...

-¿Jungkook? ¿Qué tiene mi hijo? ¿Algún curandero ya fue a revisarlo? -ser más específica, ¿por qué no podía serlo? Suspiró un poco, ah... le gustaría ser un poco mejor aunque sea en eso.

-Jungkook está un poco triste, ya sabes cómo es. Dijo que vio a dos niños Hebreos jugar y le recordó a su infancia -el Faraón soltó una carcajada y se fue del lugar asintiendo con la cabeza, para nadie era un secreto que Jungkook era demasiado sensible con cualquier cosa... o eso era lo que él quería aparentar.

⌫ ℳ𝒶𝓎𝒷ℯ ℐ 𝓃ℯℯ𝒹 𝓉ℴ 𝒷𝓇ℯ𝒶𝓉𝒽.

Se había quedado un poco perdido viendo a Taehyung hacer su trabajo, a veces gotas de sudor recorrían su delicado y hermoso rostro. Jungkook siempre tuvo asco por el sudor o algo relacionado con lo corporal del ser humano, le parecía demasiado repugnante y no sabía porqué los Dioses les concibieron aquello; pero con Taehyung no sentía asco, recorría perfectamente su cara haciendo un brillo perfecto.