Egypt ✧KookV✧

20

Las últimas lunas no habían sido las más gratificantes posibles, ya que todo el palacio estaba demasiado deprimido por la repentina enfermedad de la soberana. El aire ya no se sentía el mismo y cada cosa que hacían, por sus mentes pasaba la imagen de Eunbi ayudando a cada persona que se lo pidiera.

Últimamente, Seokjin se había vuelto más reacio y, mientras paseaba por el palacio junto a los bebés, se dirigía directamente a la habitación de Eunbi para hacerle compañía hasta su último grado de vida, su último tiempo ahí debía disfrutarlo demasiado, pero las cosas se veían lejanas cuando tenía que guardar reposo para que no se acortara más su tiempo de vida.

Jungkook intentaba cuidar a los bebés, porque prácticamente se volverían su responsabilidad cuando Eunbi parta al mundo de los muertos. Intentaba, por todos sus medios, que los bebés no lloraran y siempre estaba al pendiente, junto con sus otros siervos, al cuidado de los bebés. 

El hecho de que su mejor amiga esté a nada de partir, lo hace ponerse tenso y desubicado. A medida que ambos iban forjando una preciosa amistad, Jungkook le agarró un gran cariño, ya que ella siempre estaba ahí cuando su mente empezaba a atacarlo y, exceptuando lo incómodo que fue tratar su enamoramiento hacia él, ella se quedó para hacerle compañía.

Sabía que no había sido fácil para ella superarlo y, aunque tomaron un tiempo su distancia, le agradeció eternamente a Seokjin por darle una esperanza de ser finalmente amada y feliz al lado de una persona que correspondía cada uno de sus sentimientos y no le traía sufrimientos a su vida. Desde que Eunbi conoció a Seokjin, le vio incluso más feliz y brillante, como lo era en un principio.

Ver esa evolución fue tan gratificante, que siempre estaba feliz de escucharla hablar sobre lo mucho que ama a Seokjin y lo feliz que es a su lado. Por eso, siempre intentaba dejarlos mucho tiempo a solas, para que disfruten el corto tiempo que les queda y cuidaba de los bebés en el proceso, para ganarse su cariño desde temprana edad.

 —Jungkook...  —Taehyung entró de repente a sus aposentos y regresó por su camino, para revisar que nadie le haya seguido. Regresó nuevamente hacia el lado de Jungkook con su ceño fruncido, mientras tomaba al pequeño Ramsés II entre sus brazos y le daba mimos—. Uno de mis compañeros novatos ha actuado demasiado extraño este último tiempo que está en el palacio. Sigue cada uno de mis movimientos y piensa que no lo veo, pero sé que está ahí viendo qué hago. Incluso cuando vengo a encontrarme contigo, tiene la osadía de perseguirme.

Jungkook parpadeó varias veces, mientras intentaba analizar la situación. Si alguien en Egipto descubría su amorío con Taehyung, su cuello y el de su amado serían entregados al pueblo en muy poco tiempo. El amor entre dos hombres o dos mujeres, no estaba bien visto en Egipto y el castigo que debían recibir, es una pena de muerte mientras toda la ciudad veía cómo sus cabezas eran desprendidas de sus cuellos. No importaba cuál era el rango, desde soberano a un simple esclavo, debía ser así.

Ambos fueron lo suficientemente cuidadosos o, simplemente los Dioses los cuidaron, pero sabían que aquello no sería para siempre y ahora temían por sus vidas, ya que una persona sabía de tal acontecimiento escondido por el soberano. Las lágrimas empezaron a caer de su rostros, mientras se levantaba de la cama y con cuidado abrazaba a Taehyung, ya que no quería aplastar al pequeño bebé que yacía en sus brazos.

 —No quiero que nos maten, Taehyung. No quiero ver morir al amor de mi vida mientras esperan por cortar mi cabeza, no quiero que esa sea mi última imagen de ti o que esa sea tu última imagen de mí. Entiendo la gravedad del asunto y debo hacerme responsable, si llega a ser descubierto nuestro amor por Egipto y ellos decidan que es mejor aniquilarnos —Jungkook tomó con sus manos el rostro de Taehyung y le vio, apreciando cada detalle de él y sabía que no se cansaría de hacer eso, que no se cansaría de apreciar a su amado—. Te amo con cada gramo de mí y tenlo por seguro, te buscaré hasta encontrarte, aún si no se me es permitido.