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Justo cuando regresaron al castillo, esperaron con todas sus fuerzas encontrar al pueblerino ahí, esperando por el soberano y la calma volvió a Jungkook cuando encontró a aquel hombre sin gritando a las afueras del palacio.

—Señor... —el hombre que anteriormente se encontraba gritando, giró rápidamente al escuchar a su voz y se arrodilló pidiendo clemencia, ya que no estaba diciendo cosas tan bonitas sobre el soberano y su familia.

—Le pido piedad de mi vida, Faraón. Tuve un enojo incontrolado con sus siervos y empecé a hablar falacias. Piedad, piedad, piedad —Jungkook empezó a sentirse incómodo respecto al tema y quiso buscar la mano de Taehyung para tranquilizarse. Este solo pudo darle un suave apretón de su hombro, mientras que con sus labios formaba un no podemos.

Jungkook regresó su mirada hacia aquel hombre y vio cómo este miraba expectante la escena que se la había presentado y, cuando Jungkook subió una ceja interrogante, volvió a pedir piedad por su vida.

—Dejen entrar al hombre. Debo escuchar lo que tiene por decir —los generales asintieron confundidos y voltearon a ver a Taehyung interrogantes, para que les dijera qué pasaba.

—No lo sé. Él es el Faraón —Taehyung subió sus hombros y siguió a Jungkook hacia su asiento, por si el hombre intentaba pasarse con el soberano y atacarlo.

Jungkook se sentó en su trono desinteresado mientras escuchaba lo que tenía por pedir el hombre y era lo mismo que muchos hombres querían, más poder. El bostezo aburrido del Faraón, hizo que el hombre parara de hablar y alzara su mirada interrogante hacia Jungkook, viéndolo casi dormido en su trono.

—¿Faraón? —Jungkook levantó lentamente sus ojos y frunció el ceño, para volver a cerrar sus ojos.

—¿Sigues aquí? No te daré el poder ese que tanto deseas. Pierdes tu tiempo, así que largo —Jungkook soltó con un gruñido e hizo la ceña de que sacaran al hombre de ahí.

Se levantó de su lugar y miró cómo Taehyung luchaba por no quedarse dormido ahí mismo. Tal vez habían escuchado por mucho tiempo al hombre hablar estupideces de qué pasaría si él tuviera el poder de Egipto y algunas cosas más.

Le había propuesto trabajar junto a él y ambos ser la mano derecha del otro y fue tan absurdo, que Jungkook tuvo que aguantarse la risa en varias ocasiones mientras intentaba concentrarse en las palabras de aquel tipo.

—¿Ya terminó? —preguntó Taehyung desorientado, intentando buscar dónde podría estar el hombre, para que no se pasara de listo.

—Ya terminó —Jungkook se acercó hacia él tratando de no ser sospechoso—. Ven a mis aposentos. Merecemos descansar —Taehyung asintió y acompañó a Jungkook a sus aposentos, tratando de sacar la excusa más barata cuando sus compañeros le vieron interrogantes al estar ahí junto al Faraón.

Jungkook paró su andar y volteó hacia donde estaba Taehyung, tomándolo entre sus brazos mientras dejaba descansar su cabeza en el hombro de este. Taehyung se miró confundido y le correspondió el abrazo a su amado, mientras ponía sus manos en la espalda de este.

—Recuerda que si tú caes, yo también lo haré. Si me pides que deje al reino, lo haré solo por ti. Si mueres, yo moriré a tu lado. ¿Entendido? —Taehyung soltó una risa silenciosa y asintió alegre, pues no esperaba que nada de eso pasara. Jungkook se separó un poco y le miró a los ojos, perdiéndose en su mirada tal como lo hizo la primera vez que lo vio.

Y cuando la resplandeciente sonrisa de Taehyung apareció, no pudo no sentirse más enamorado de ella.

Correspondiendo su sonrisa, Jungkook se acercó a los labios de Taehyung y esperó a que este tratara de cerrar el poco espacio que lo alejaba de sus labios y, así lo hizo, puesto que le encantaba besar a su amado y sabía que cada beso que compartían, sería mejor que el anterior.

Egypt  ✧KookV✧Where stories live. Discover now