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Mientras que los chicos estaban abrazados el uno con el otro, escuchaban atentamente lo que tenían para decirse y para preguntar.

Los dos sabían que ese mágico momento tendría que llegar a su fin, pero aprovechaban y se miraban como si aún no pudieran asimilar el hecho de que ambos estén cara a cara, viviendo lo que siempre habían pensado.

Taehyung contó cómo fue que tuvieron que escapar del pueblo Hebreo y en qué lugar se quedaron para poder pasar esas lunas en las que no tenían a donde ir. Después, decidieron ir al palacio y fueron entrenados para acatar las órdenes de la familia del faraón.

Cada uno tenía un trabajo diferente en el palacio, pero Namjoon y Taehyung decidieron tomar el cargo de generales.

Y aunque no fueran completamente egipcios, fueron bien recibidos por todas las personas en el palacio.

Poco a poco, la noche iba llegando a ese campo de batalla. Pronto llegaba el momento en el que tenían que separarse, para seguir con sus aburridas y monótonas vidas.

Pero, ambos sabían que nada se quedaría ahí sin concluir, no cuando tenían mucho por contar y por vivir.

-Te veré a las primeras horas de la puesta del sol -habló Jungkook acariciando el cabello de Taehyung, mientras trataba de obtener el mayor contacto posible con él.

Taehyung sonreía con dulzura, ya que siempre le había relajado tal toque en su cabello.

-Aquí estaré esperándote -los dos se dieron una última sonrisa antes de separarse y continuar. Con un poco de timidez, Taehyung se acercó a Jungkook y estampó un beso fugaz en los labios de este, corriendo por los nervios cuando tuvo poder de sus acciones.

Jungkook llevó una mano a sus labios y los palpó sintiendo que Taehyung había dejado una bendición de los mismos dioses. Sonrió y volteó para seguir con su camino, siendo aún más feliz y sintiéndose renovado.

Se adentró a la sala de fiestas y vio a Moon charlando con Eunbi, al faraón ebrio bailando junto a una bailarina ebria también.

Y en el fondo de la habitación, se encontraba su madre descansando mientras una de sus criadas le daba un masaje en los pies.

Yoongi entró a la sala después de unos minutos y vio que sus labios estaban hinchados y su cabello estaba un poco desordenado. No quería imaginar qué es lo que había hecho con Jimin después de que se fue.

—Si quieres disimular bien, al menos hubieras esperado que tus labios se deshinchen —habló Jungkook bajo, para que Yoongi sea el único en escucharle ahí—. Además, ten un poco de respeto. Se está celebrando tu boda junto con mi hermana. 

—No me arrepiento de nada, si te soy sincero. Volvería a hacerlo miles y miles de veces. Tú más que nadie sabe que yo no tengo ningún deseo carnal y sentimental por la princesa Moon y también, ella tampoco tiene un deseo hacia mí —habló Yoongi intentando abrochar un brazalete que se le había caído, también susurrando para Jungkook y rogando que, por todos los dioses, nadie escuchara aquella conversación.

El pueblo y los demás pensaban que Yoongi y Moon se habían casado por puro amor, pero la realidad era otra. No había sentimientos de por medio, no había algo que los uniera de una forma carnal. Simplemente se casaron porque podía ser un beneficio para ambos.

Los dos se encontraban parados mientras pensaban en todo lo que había sucedido, siendo ajenos a su alrededor o a cualquier persona que les hablara.

—¡Jungkook! Te estoy hablando —Eunbi apareció en su mirada como si fuera magia. Frunció su ceño y vio que la chica estaba demasiado cerca para su gusto. Dio un paso atrás y volteó su mirada para ver qué es lo que había pasado como algo nuevo.

Egypt  ✧KookV✧Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum