3O | ¿Fue tu forma de decir adiós?

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James efectivamente no entendía de la situación.

──Que... Tú... Hiciste... ¡¿Qué?! ──exclamaba enojado su hermano, a lo que James sonrió con nervios.

──Hm, pues, son mejores amigos... ──excusó evitando la mirada fulminante del pelirrosa── Y bien: creí que querrían estar juntos... ──rió.

Aquello era una jodida mierda.

Ahora tenía que hablar con Marco sí o sí.

Sino, sería muy raro para él llegar a un viaje y ver que tiene que compartir pasillo con su... Pues...

¿Ahora qué eran? Eso era confuso.

Como fuere, tenían que hablarlo.

Y, de paso, quizás, charlar del tema.

De todas formas, ya había pasado toda una semana. Una semana entera sin verlo a la cara, hablarle o demás. El único momento en que cruzaron palabras fue por un trabajo, en el que Sirius rápidamente le dijo lo que tenía que hacer y cómo, y al final de la tarea, solo dijo "Gracias".

Se ignoraban mutuamente en los pasillos.

Evitaban la mirada del otro.

Marco no participaba en las clases en que participaba Sirius.

Y Sirius había dejado de hablar en las clases en las que hablaba Marco.

Se juntaban con Cassandra, James y Hannah por separado.

Marco no le hablaba a James, y Sirius no le hablaba a Cassie ni a Hannah. Sin embargo, ni Sirius ni Marco hablaban con Jacobo, por obvias razones.

El ojiverde había quedado asombrado, de mala manera, cuando el hermano del moreno abrió uno de sus cajones y le mostró los cigarros. Peor fue cuando le dijo la verdad.

«──Te ha estado mintiendo por semanas ──aseguraba. Sirius no se lo podía creer.

──No... Él no... ──volteó traicionado y con algo de esperanza── Tú plantaste eso ahí ──acusó, creyéndose victorioso.

La risa de Jacobo lo arrancó de su nube de ilusión. Negando con la cabeza, le sonrió.

──¿Tú crees? ──se asomó hasta su oreja, lleno de confianza, inspirando terror y morbo. Alejó una de sus manos de su espalda y la posó en un mechón rozado del menor.

Sonriente, puso ese mechón detrás de la oreja, y con obscenidad pronunció:

──Marco tiene cáncer de pulmón ──se alejó, se encontró con los ojos aterrados de Sirius, quien no podía ni creerlo──. Desde hace meses lo sabe. Y tú, Sirius, no has hecho absoluta...

Mierda.

──(...) mente...

Sentía ganas de llorar.

──(...) nada.

Esa vez, casi cae al suelo de la impresión. Jacobo se marchó, satisfecho con lo dicho, y Sirius sólo miró hacia la cama con los ojos llenos de agua.

Tomó dos de los paquetes de cigarros.

Esa mierda lo superaba, su vista se nublaba por las lágrimas, el corazón se le quebró en una pequeña punta, dejando una cicatriz.

Ahí, oyó los pasos del menor.

Contento, enérgico, casi efusivo.

Y lleno de rabia, volteó.

Esa vez, Sirius lloró a más no poder. Todas las emociones encontradas solo lo habían empujado a un abismo sin retorno, en donde se hizo bolita y no dejaba de repetir lo oído.

"Cáncer de pulmón."

La ira, la decepción, los sueños rotos y frustrados que parecían domarlo como si fuera un corcel pobre y desnutrido: esas y más sensaciones rondaban la cabeza de Sirius Minho, quien dejó todo el amor de lado al enterarse de los engaños.

Su cabeza daba vueltas, miles y miles de vueltas.

Por los sentimientos del entonces no logró hablarlo bien, pero si pudiera, volvería y haría mil preguntas.

¿Por qué no se lo dijo?

¿Ese anillo significó algo más?

¿Esa...?

¿Esa era su forma de decir adiós?

Si pudiera, preguntaría:

¿Me amas más a mí, o al cigarro que te alejará de mi lado?»

Debió haberlo sabido.

Pese a esto, todavía con el enojo a flor de piel y la ira en la mirada, Sirius estaría expectante. No asumiría, de todas formas, Jacobo no era de fiar. Prefería saberlo por la boca de Marco, aún si eso significaba hablarle.

Él merecía saber.

«De todas formas, ¿esa iba a ser una promesa de matrimonio?»

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Bailando con una estrella (BL) | ✔Onde histórias criam vida. Descubra agora