Capítulo 11 Vestido de la venganza

660 108 9
                                    

Si había una mujer a la cual admirar esa era la bellísima Lady Di. Elena jamás olvidaría el día que vio una foto de esa hermosa mujer usando el famoso vestido de la venganza. Ese día la princesa se liberó del yugo de la corona al terminar de romper las reglas de etiqueta en un evento donde estaría su esposo con su amante. Aquel vestido se salía de lo convencional por ser revelador, además de que el color negro que significaba luto daba un mensaje bastante claro  y  fue así que mostro como su radiante belleza jamás seria opacada por dos vulgares mentirosos, que ella estaba muy por encima de ellos.

Después de lady Di se hizo famoso el vestido de la venganza, una revolución en la industria de la moda, debido a que después de ella otras famosas lucirían su mejor atuendo para mostrar al mundo: “no estoy con ese imbécil. Véanme brillar”.

Es por todo ello que Elena preparo su mejor vestuario, maquillaje, accesorios, peinado e incluso su bolso. Si iba a romper con tal idiota debía hacerlo usando su propio vestuario de la venganza. Quería verse radiante mientras veía la cara del hombre distorsionarse al puro estilo de lady Di.

Se vio en el espejo y se sintió sexy, radiante y apoteósica… se sintió imparable. Llamo a su abogado para confirmar su encuentro en las oficinas donde esperaba que todos la vieran, sabía muy bien que la naturaleza humana los haría chismorrear  y que tarde o temprano habría un escándalo por lo que iba a ocurrir.

Finalmente salió de su cuarto con mucho cuidado de no ser vista por Ester porque sabía lo conservadora que era la mujer y prefería evitar la fatiga de una discusión. Pidió un taxi y se fue, mientras iba de camino no pudo evitar sentirse extasiada y ansiosa.

Cuando llego se paró un momento en la entrada y admiro el edificio frente a ella, iba a sacar mucho dinero de esto.

En el instante en que entro al edificio capto la atención de las personas. Su blusa negra de encaje que revelaba un gran escote la hacían ver sexy y su pantalón negro levantaba sus nalgas haciendo que se vieran más grandes, además de su sonrisa socarrona que la hacía ver indomable y elegante.

Camino hasta recepción donde las secretarias estaban anonadadas. Recordaban a la “esposa” del presidente de la empresa y aunque bonita se veía simple, pero ahora la mujer frente a ellas no tenía absolutamente nada de simple.

Elena sonrió de forma seductora y con un aura imponente pregunto.

-¿Esta Admón?

-Mmm… bueno… él no está ahora.

La secretaria se sintió incomoda porque sabía que María estaba con Admón. Queria evitar una situación donde se pudiese presentar un escándalo, pero las palabra de Elena la tomaron por sorpresa.

-¡Tsh! Maldito imbécil inútil. Veras señorita, tengo una cita con mi esposo y con su amante, por lo que puedes comprobar y llamar para verificar. Esperare a que lo llames.

La mandíbula de ambas secretarias por poco y se desencaja cuando la escucharon expresarse de ese modo, no solo por el hecho de que hablara de forma tan casual de la amante de su esposo, sino también por la forma despectiva en la que se refirió de este.

La recordaban llorando en la recepción en más de una ocasión por la indiferencia de su esposo. En un principio Freya sintió lastima por la chica, pero a su vez se sintió molesta por lo estúpida que era al llorar y suplicar a un hombre, así que ver a la misma mujer hablar sobre su esposo como si fuera una cucaracha la lleno de dicha en el fondo de su corazón.

Llamo a su jefe para corroborar.

-Señor Admón. En recepción se encuentra su esposa y dice que tienen una cita.

NO SOY TÚWhere stories live. Discover now