capítulo 18 Amistad

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Elena  quería ir por algo de ropa a casa, pero la realidad es que no quería encontrarse con Admon, por lo que decidió comprar algo de ropa antes de ir a registrarse a un hotel, realmente lo que más deseaba en ese momento era estar sola y no pensar en nada más.

Por otro lado, cuando ya era entrada la noche Axel decidió ir a visitar a Admon. Sospechando su estado compro una sopa y algunos medicamentos que le ayudarían a aliviar la resaca.

Cuando llegó se sorprendió al ver qué la puerta no tenía seguro y la abrió con total facilidad; tal como supuso Admon estaba acostado boca arriba en el suelo del baño con la mirada pérdida, no volvió en sí hasta que Axel se sentó a su lado con la bolsa de compras.

-¿Qué haces aquí?

-Tenemos mucho que hablar y estaba preocupado.

-Exactamente qué te preocupaba.

-Antes de hablar deberías comer algo… pareces un muerto viviente.

-¿Cómo se supone que me tendría que ver? Ya sabes, descubrí que María me engañó y que mí amigo se acostaba con mí esposa.

-Yo no…

Antes de que Axel terminará de hablar Admon lo interrumpió.

-Si, lo sé. No sabías que era mi esposa y que tampoco tenemos una verdadera relación marital más allá de unos simples papeles, pero no evita que me enoje a muerte el hecho de que cuando te enteraste no me hablaras sobre ello.

-Tienes razón debí hablarte sobre ello entonces, e incluso pensé en hacerlo en el mismo instante en que lo descubrí, pero cuando lo descubrí ella estaba en un hospital muriéndose y a ti ni siquiera te importo, por eso decidí no decirte nada, no hasta hablar con ella antes, porque me gusta más de lo que pensaba; porque ella me atrae a un nivel que no tengo control sobre mí mismo.

Admon lo miró por un momento y luego enterró su rostro entre sus manos.

-Esta situación es una mierda.

-Si, lo es.

-La bese.

Admon vio como Axel apretó ligeramente el puño, pero su expresión era ilegible.

-¡Maldita sea! Realmente te gusta…

Hubo un silencio prolongado entre ambos, hasta que finalmente Admon lo rompió.

-Le daré el divorcio… Ayer solo hice un montón de cosas estúpidas porque no puedo evitar ser un egoísta canalla hasta el final. Sé muy bien lo que quieres decir, no tengo ningún derecho a reprochar nada a ninguno de los dos… no, a ninguno de los tres, pero necesito tiempo porque aunque me siento culpable, también me siento dolido y traicionado.

-No te traicione.

-¿Crees que no lo sé? Pero aunque racionalmente hablando se muy bien que no es así, no puedo evitar sentirme de ese modo. Necesito tiempo.

-Toma.

Axel extendió la sopa hasta Admon quién la recibió y empezó a comer. Hablar con Axel le hizo sentir un poco mejor, pero aún así los sentimientos complicados y confusos seguían surgiendo sin que él tuviera control alguno de ello.

Después de ayudar a Admon decidió irse, realmente deseaba quedarse y ayudarlo, pero sabía muy bien que en esos momentos su amigo preferiría estar solo.

-Dile a Iris que lo siento y que mañana puede volver a casa. Me llevaré algunas de mis cosas y recogeré el resto después.

Axel asintió y se marchó.

***

Cuando Elena se fue del hotel donde se quedaba Axel decidió ir de inmediato a comprar ropa, lo primero que compró fue unos pantalones deportivos, tenis y una blusa sencilla. Después de cambiarse a la ropa que compro optó por comprar un pijama y otro conjunto para el día siguiente.

Mientras caminaba vio una bonita cafetería y el olor del café la atrajo cual mosquito a la luz. Entró y ordenó un café con un pastel de pollo.

Mientras esperaba vio la puerta de la cafetería abrirse dando entrada a María quien estaba acompañada de otra mujer.

La otra mujer llevaba tacones bastante altos, una blusa escotada y un pantalón negro en cuerina. Tenía un maquillaje sobrecargado, pero aún así lucía hermosa con sus ojos olivos y sus labios regordetes.

Ninguna de las dos se percataron de la presencia de Elena, aún así se sentaron lo suficientemente cerca para permitir a Elena escuchar su conversación.

-Estoy desesperada. Me ha ignorado todo este tiempo y ya no sé qué hacer.

La otra mujer suspiró.

-Deberías darle espacio. No puedes pretender que después de enterarse de lo que hiciste te recibirá con los brazos abiertos.

-¡Por eso necesito tu ayuda! Tu seduces a los hombres al punto que no les importa si estás con otros hombres. Gracias a ti pude hacer caer a Admon y a ese viejo verde, necesito tu ayuda.

La mujer la miró con un rostro severo.

-Ni yo amo a ninguno de esos hombres y ninguno de esos hombres me aman a mí, por eso pueden estar conmigo sin importar si estoy con otros. Para ellos no soy más que una mercancía y para mí ellos no son más que un cajero… ¿Esa es la relación que quieres tener con alguien a quien dices amar?

-¿Ahora me críticas? No hubiese estado con nadie más de no ser porque necesitaba el dinero con desesperación y francamente ahora lo que más me importa es ir por lo menos vuelva a verme.

-No te crítico, soy la persona menos indicada para criticar tus decisiones, pero si realmente dices amar a ese hombre, una relación así solo terminaría por destruir todo. Créeme nada bueno saldrá de ello, así como nada bueno salió de que mintieras y jugaras trucos.

-¿¡Y qué puedo hacer!? Por si no notaste ya está bastante destruido por culpa de esa perra.

-¡Basta! Te dije que te detuvieras cuando aún estabas a tiempo, pero continuaste haciendo tonterías. Tú y solo tú eres responsable de tus acciones.

Maria puso una expresión horrible en su rostro.

-No olvides gracias a quién estás dónde estás ahora.

La mujer sonrió mientras se retiraba.

-Lo mismo puedo decir yo María.

Maria vio con irá como la mujer se alejó y en un intento por aliviar su frustración arrojó la taza al suelo con furia.

La camarera corrió de inmediato para recoger los fragmentos de vidrio y le advirtió que ya que había quebrado la taza a propósito tendría que pagarla.

Maria gritó que pagaría y se dirigió a la caja de pago y posteriormente se marchó mientras hacía una rabieta.

Elena estaba tan absorta en la conversación que no noto el momento en que la camarera le llevó todo a su mesa.

Se dispuso a comer mientras reflexionaba sobre lo que había escuchado recién. María había estado detrás de Admon todo el tiempo, había planeado todo de forma deliberada o al menos eso pudo suponer de la conversación de María con la extraña… ese hombre era bastante patético y lamentable a los ojos de Elena.

 





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