Capítulo 17 soledad

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¿Qué demonios estaba haciendo? Fue lo primero que pensó Admon mientras se quedó contemplando la puerta. En su corazón sabía que no tenía ningún derecho de reprochar nada y que probablemente no sentía nada por Iris, tan solo era su despecho y su necesidad de apaciguar la soledad.

Sin embargo aún no podía evitar sentirse enojado con Axel, después de todo era su mejor amigo, pero no encontró difícil acostarse con Iris entre todas las personas posibles.

¿Qué debería hacer ahora? Era algo que Admón no sabía, así como tampoco supo cuando fue que se dejó caer de esa manera por una mujer como María y cómo pudo equivocarse tanto con Iris.

Admon se tambaleó hasta la habitación y vio la botella de vino destapada la cual Iris había dejado prácticamente entera. En ese momento lo que Admón más deseaba era dejar de pensar, tan solo deseaba que su mente quedará en blanco para que quizás de esa manera la opresión en su pecho disminuyera aunque sea un poco. De ese modo bebió hasta desmayarse mientras en sueños maldecía a María.

No despertó hasta el mediodía con una migraña insoportable y náuseas que lo hicieron correr al baño. Estaba sudando frío y sentía como la gastritis lo carcomía por dentro. El dolor era tal que se quedó acostado en el baño mientras que por un segundo muy breve alucino con María mirándolo con ternura y preocupación. Maldijo para sí mismo mientras que las lágrimas que había luchado por retener escapaban.

En algún momento que ni él supo se quedó dormido y para cuando despertó el sol ya casi se había ido por completo; se quedó mirando el techo por un largo rato, estaba agotado y sin ningún deseo de moverse de dónde estaba, pero sabía que debía dejar de perder el tiempo; sabía que debía firmar ese divorcio, porque independiente de con quién estuviera Iris él no tenía derecho a reprochar nada sobre ella y que le debía mucho por haber sido un canalla con ella; sabía que aunque lo que hizo María era horrible él también tenía la culpa, porque incluso si fue por dinero se había casado con otra mujer; sabía que debía aclarar todo con Axel… Admon finalmente sabía que debía hacer, pero ni siquiera encontraba las fuerzas para ponerse en pié.


*****

Cuando Elena despertó a la mañana siguiente Axel aún se encontraba dormido, se quedó contemplando al hombre a su lado por un buen rato. Su cabello dorado se deslizaba por su frente y sus largas pestañas brillaban con la pequeña fracción de luz solar que se filtraba por la ventana y al estar acostado boca abajo dejó ver sus anchos hombros y su espalda musculosa.

Por alguna razón que ella misma no podía entender sintió una oleada urgente por irse del lugar, siempre tuvo la horrible costumbre de querer escapar cuando alguien le gustaba mucho.


Se paró con cuidado de no despertar a Axel y se dirigió al baño, tomó una ducha rápida, se lavó los dientes, se vistió y salió del baño. En el momento en que salió pudo ver qué Axel estaba despierto sentado en un borde de la cama.

Ambos se miraron el uno al otro y la tensión sexual que Elena pensó que ya se había calmado surgió como un huracán. Él la miró con sus profundos ojos dorados y vio el deseo plasmado en ellos, sin embargo se recompuso a sí misma y antes de que tuviera la oportunidad de decir algo él se adelantó.

-¿Te divertiste con Ángel?

Elena tardó un momento en procesar la pregunta, sin comprender muy bien a qué venía su interrogante.

-Según entendí has sido tú quien se ha divertido con ella.

-Ya no.

-¿no?

-No

-¿Por qué?

-No has respondido mi pregunta.

-¿Por qué debería?

-Porque no me hace feliz la idea de que vayas a una de sus fiestas, aunque sé muy bien que no tengo derecho a interferir u opinar, pero no cambia el hecho de que la idea sea molesta.

-¿Qué harás si digo que iré a una?

-No es como que pueda detenerte de hacer lo que quieras, pero si optas por ir, yo también iré.

Elena sintió una ira irracional subir por sus entrañas haciendo un nudo en su garganta.

-Será mejor que me vaya.

Axel noto que ella estaba enojada y no pudo evitar el deseo por querer hacer enojar a la mujer frente a él aún más.

-Si tanto te molesta la solución más simple es que no vayas.

-¿Quién dice qué me molesta? Eres libre de hacer lo que quieras, solamente no esperaba que tan rápido decidieras retomar con Ángel.

-¿Qué te hace pensar que iré con Ángel?

-Claro, lo siento. Debes tener opciones abundantes. Que tengas un buen día Axel.

Elena tomó sus cosas y antes de que pudiera salir por la puerta sintió como era levantada y arrojada a la cama. Elena sintió como su enojo aumentaba cuando vio la sonrisa burlona de Axel.

-¿Para qué bromeas con ello si te pondrás tan celosa?

Axel se rió entre dientes mientras miraba el rostro enfadado de Elena.

-¿Quién está celosa? Suéltame, me quiero ir.

En cuanto terminó de decir eso fue silenciada con un apasionado beso. Axel la beso con tal furia y deseo que Elena sintió como su fuerza la abandonaba por un segundo.

Axel enterró su lengua en la boca de Elena mientras succionaba y se movía con furia en su interior, no fue hasta que se quedó sin aliento que finalmente se separó.

-En lugar de ir a esa fiesta, mejor ten una cita conmigo.

-Pensé que no estabas seguro de querer prolongar nuestros encuentros.

-Es lo mismo para ti, ¿no?

-Así es, entonces no comprendo a qué viene eso.

-Bueno, la cosa es que no quiero y pese a saber que lo más prudente es dejar las cosas hasta aquí, la realidad es que no puedo y tampoco quiero, porque en realidad quiero conocerte e indagar en quién eres.

Elena se sentó y suspiró, ella tampoco quería alejarse, en su lugar deseaba conocer más a aquel hombre, pero eso le generaba pánico porque temía enamorarse.

El amor era una de las cosas más desgarradoras, y ella lo sabía muy bien. En su anterior vida vio sufrir a su hermana por amor muchas veces, pero sobre todo vio el dolor que vivió su madre cuando su padre murió, para ella y su hermana fue doloroso y horrible, pero para su madre había sido la muerte en vida, además ahora se sumaba los miedos e inseguridades que dejó la Iris original atrás y aunque deseo decir que no y terminar con todo ello antes de que ese deseo sexual se transforma en algo más, las palabras que salieron de su boca fueron muy diferentes.

-Antes de ir a esa cita debes hablar con Admon, porque independiente de lo que pasamos entre nosotros, ustedes son amigos. Supongo que aún estará en la casa, así que me iré a un hotel y tú podrás hablar con él.

-Mejor quédate aquí.

-No. Tengo muchas cosas que organizar, así que no, pero te agradezco la oferta.

Axel se acercó hasta la oreja de Elena y le susurro con una voz seductora.

-Bien, pero ten presente que no podrás escapar de mí.

Elena sintió como todo su cuerpo se puso tenso y lo vio irse con una sonrisa juguetona al baño. Contenerse al lado de Axel parecía cada vez más difícil.




















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