Narra Daniel
Aquella mañana tras dejar a Katy en el instituto me dirigí a la universidad. Aparqué el coche en el aparcamiento de estudiantes y me dirigí directamente al edificio tres: a la clase de matemáticas.
Me senté en mi sitio habitual y al rato sentí la mano de alguien en mi hombro. Me giré y me topé con la gigantesca sonrisa de una compañera de clase; Diana.
-Hola Daniel -me saludó.
-Hola Diana -le devolví una forzada sonrisa. ¿Por qué me estaba hablando esta?
-¿Qué tal el fin de semana?
-Ha estado bien -dije deseando que se marchara.
-Me alegro, oye, ¿qué te parecería si mañana a la tarde fuésemos a tomar algo? -se mordió el labio.
-¿A tomar algo? ¿Como una cita? -inquirí.
-Exacto, como una cita.¿Una cita con Diana? Si claro... me estaba rebanando los sesos para pensar cómo convencer a Katy de que saliese conmigo e iba a salir con.... ¡Eso es!
-Me encantaría -le dije sonriendo ampliamente- ¿Qué te parece si quedamos en el café Garden a eso de las cinco?
-Perfecto -exclamó emocionada- Aunque tal ve tardar''e un poco, se me ha averiado el coche y ahora tengo que ir en autobús a todos los sitios.
-Bueno, ¿no vives muy lejos de mi casa, verdad?
-Pues, a unas cuantas calles de distancia, la verdad -río.
-Pero, ¿cómo para venir andando hasta mi casa y que luego yo te lleve en coche?
-Supongo que sí, podría hacer eso.
-Entonces pásate por mi casa, e iremos juntos.
-¡Genial!Las clases de la mañana fueron bastante aburridas, no me entusiasmaban demasiado las estadísticas pero si quería aprender a analizar las rutas de los peces tenía que aguantarme.
Los lunes tenía una hora y media de descanso hasta la última clase, y aquel era mi momento favorito porque coincidía en la cafetería con mi mejor amigo; Luis.
Lo divisé mirando una vitrina en la que se apreciaban un montón de tipos de bocatas.
-¿Por qué siempre miras todos y cada uno de ellos si todos los lunes comes lo mismo? -le pregunté.
-¿Por qué tienes que cuestionar todo lo que hago? ¿Nunca has pensado que hay una razón lógica y racional para que haga esto?
-¿La hay?
-No, pero podría haberlo -la camarera se nos acercó con una sonrisa- ¿Me pones un bocadillo de albóndigas?
-Claro, ¿y tu? -me preguntó.
-Lo de siempre, uno de lomo con patatas -le contesté.Pagamos nuestra comida y nos sentamos en una de las mesas.
-Tal vez deberíamos de traer la comida de casa, nos gastamos un dineral comprándola -me dijo.
-Ninguno de los dos sabe ni freir un trozo de carne sin armarla -dije sacando de mi mochila mi botella de agua.
-Tu al menos tienes a Katy, yo solo tengo un bastardo de diez años que se alimenta a base de oreos.
-Cada vez que le digo a Katy que me prepare algo me manda a freir espárragos, lo cual no tiene ni pies ni cabeza porque si supiese hacerlo no le pediría que cocinase.
-Ya ves -rió- Hablando de Katy, ¿qué tal está?
-Bien, supongo -le di un bocado a mi bocata- Está saliendo con un imbécil.
-Pues el imbécil tiene suerte.
-¿Suerte? -fruncí el ceño.
-Sí, tienes que admitir que tu hermana es un pibón.
-Oye no hables así de ella.
-¿Por qué? No es tu hermana de sangre, no deberías de ponerte así. Claro que tal vez lo que te pasa es que estás celoso -me miró sonriendo- ¿Es eso?
-¿Por qué iba a estar celoso?
-¿No lo estás? Yo lo estaría si supiese que ahora un imbécil tiene derecho de meterse entre las piernas del pibón de mi hermanastra. Y más aún si quisiese ser yo el imbécil afortunado.
-¿De dónde sacas que quiero ser el imbécil afortunado?
-De que estás celoso.
-No estoy celoso, y además, ¿estar celoso implicaría que quiero estar con ella?
-Quieres estar con ella -sentenció.
-No, claro que no -mentí.
-Y una mierda que no. Tío, nadie tiene la relación que tu tienes con ella si no está interesado, nadie. A no ser que seas gay.
-No lo soy.
-Entonces si quieres estar con ella.
-Bueno, y si así fuese, ¿pasa algo?
-¿Estás admitiendo que te gusta Katy?
-No, te estoy haciendo una pregunta hipotética.
-Si te gustase te diría que intentes estar con ella, osea, no sé cómo se lo tomarían vuestros padres, pero si te gusta, deberías intentarlo.
-¿Crees que se lo tomarían muy mal?
-No lo sé, puede -se encogió de hombros- Te gusta ¿verdad?
-Ya te he dicho que...
-¿Podemos tener una conversación adulta? -me interrumpió- Admítelo, joder.
-Vale, sí, lo admito. Me gusta, pero ella no quiere estar conmigo.
-¿Por qué? ¿Por el otro chico?
-Puede que también, dice que no se atreve a hacerle eso a nuestros padres.
-Bueno, tienes que entenderla. Además, hay otra cosa que no entiendo. ¿Qué hacías en clase de matemáticas con Diana?
-¿Nos has visto? -fruncí el ceño.
-Me lo han comentado en física, ¿qué hacías con esa?
-Me ha pedido que quedemos mañana.
-¿Y qué le has dicho?
-Que sí.
-¿Que sí? -preguntó asombrado- ¿Tan desesperado estar por echar un polvo?
-Oye, no hables así de ella.
-¿Por qué? Los dos sabemos la clase de chica que es, no quiere precisamente una relación.
-Lo sé, yo tampoco quiero una relación con ella, la quiero con Katy.
-Entonce,s ¿por qué... ¡oh! ¿Quieres ponerla celosa?
-Bueno, ¿funcionaría?
-Veamos, ¿si se pondría celosa al verte con una chica alta, guapa, y con un noventa y cinco de pecho? Si no lo hace, su cerebro no funciona como el de la mayoría de chicas -ambos reímos.
-¿Cómo sabes que tiene esa talla de sujetador?
-Que mono -me miró enternecido- Se nota que no has soltado muchos sujetadores en tu vida.(...)
Después de comer con Luis, fui a mi última clase, y tras ello fui a la salida a por mi coche.
-¿Ya te vas? -me preguntó Diana que se acercaba rapidamente.
-Sí, tengo que ir a por mi hermana a su instituto.
-¿Dónde estudia?
-En el San Marcos.
-Que casualidad, tengo que ir a una tienda que queda cerca. ¿Me llevarías? -preguntó pestañeando mucho.< ¿Se supone que eso es sexy? >
-Claro, sube -le dije.
Ambos nos montamos en mi coche y conduje hasta el instituto de Katy. Salimos y entablamos, o mejor dicho, entabló, una conversación conmigo. Empecé a hablar sin ganas hasta que de pronto la ví, mirándonos atentamente y cerrando los puños con fuerza.
Comenzó a caminar con paso decidido hacia nosotros. Me recordó a un puma que se acerca con sigilo hacia su presa, parecía que se preparaba para lanzarse sobre Diana en cualquier momento.
< Tal vez lo de poner celosa a Katy sí funcione al final >
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Enamorada de mi hermanastro
RomanceCuento las horas, los minutos, los segundos, cuento el tiempo que falta para que podamos estar a solas, para que solo estemos él, yo y nuestro amor. No sé por qué, puede que siempre lo amase o tal vez fue por la ternura con la que me trataba o tal v...